Urban Dream, Vol. 1: El sueño de una ciudad

Arco Del Policía Mercenario. Capítulo 5

—Algo me huele mal —murmuró Fleta, clavando sus ojos en el dispositivo del oficial.

—¿Crees que los tipos que te perseguían te hayan reportado?

—Lo dudo mucho, los barrios bajos no son el tipo de zona en el que se le preste mucha atención a los robos.

—Deberíamos irnos...

—Estoy de acuerdo, pero si lo hacemos, se dará cuenta. Míralo —Señaló con la vista—, no nos quita los ojos de encima.

—Ni modo, entonces va a haber que seguirle el juego hasta saber qué es lo que quiere.

Habiendo terminado su conversación, el policía de los anteojos se acercó a ellos con una fingida sonrisa de tranquilidad. Les puso a cada uno la mano en el hombro y soltó un suspiro.

—Chicos, voy a necesitar que me acompañen a la comisaría.

Inmediatamente tras eso, Fleta se alejó de su mano y, aunque tranquila, se puso a la defensiva.

—¿Por qué?

Al ver la expresión de desconfianza de la menor, el oficial soltó una risa calmada y lenta.

—Disculpen, debo haberlos asustado. No los estoy acusando de nada. Necesitamos unos testigos que nos ayuden a hacer unas declaraciones. Es un proceso legal de todos los días, así que no tienen por qué temer, ¿no?

<<Ese "¿no?" me da muy mala espina>>, pensó Aiden. Dirigió su vista a Fleta, quien parecía más hábil para manejar este tipo de situaciones. <<Dos meses en la calle contra toda una vida ahí. ¡Confío en que sabrás manejarlo mejor que yo, Fleta!>>.

La muchacha supo captar bien el pensamiento que Aiden le transmitió con la mirada. Asintió con la cabeza y dirigió su atención al oficial. A pesar de que solo se trataba de un procedimiento habitual, el sujeto se veía un tanto tenso, como disimulando y haciendo un esfuerzo por verse bien.

<<Necesito saber específicamente por qué nos está llevando a la comisaría, si es que ahí vamos...>>.

—Oh, señor, ¿de qué tenemos que ser testigos específicamente? —preguntó Fleta, fingiendo inocencia y curiosidad.

—No estoy seguro de que pueda decirles hasta llegar —explicó, confundido—. Este tipo de asuntos es mejor mantenerlos en boca cerrada hasta llegar a la comisaría. A todo esto, necesito saber si llevan sus identificaciones o no... Para testificar, claro —añadió luego, levantando el dedo índice.

Fleta, que caminaba del lado derecho del oficial, se movió hacia Aiden, que caminaba del otro lado, y lo abrazó del cuello.

—Mi hermano y yo no las trajimos. —Soltó una risa vergonzosa—. Somos Gianpaolo y Olette Pace, si de algo sirve.

***

<<La chica no me interesa en lo más mínimo>>, pensó el oficial Marshall, <<pero el chico... ¿Gianpaolo Pace? No puede ser. Me están mintiendo, y eso solo puede significar que saben algo, o desconfían mucho. ¿O tal vez me estoy equivocando y tomé a otra persona por error? Los reportes nunca mencionaron a una muchacha que acompañara a Aiden Edric...>>.

—Olette, aunque se nota que eres la menor, parece que eres tú quien lleva las riendas entre los dos —sonrió Marshall, dispuesto a averiguar si eso que le habían dicho era mentira.

—¡Ja, ja, ja! Si tiene hermanos, usted sabrá cómo es la cosa. Además, este tonto nunca se gana la confianza de nuestros padres. —Lo señaló con el dedo.

—¡Oye! ¡No es mi culpa! —se defendió Gianpaolo—. Mamá tiene preferencias por ti y papá nunca está en casa. Es obvio que tienes las de ganar.

Olette le sacó la lengua y le mostró el dedo a su hermano mayor.

—Lamento interrumpirlos —dijo Marshall, fijándose en la vestimenta de ambos. La del chico no era muy distinta comparada con la que se reportó de Aiden—. Emm... —Aun decidido, era difícil formular una pregunta así sin sonar desagradable—. Respecto a su situación...

Olette rápidamente se fijó en sus ropas y se llevó una mano a la nuca, apretándola con un poco de fuerza.

—Sí... vivimos en la calle, si eso es lo que nos está preguntando. Pero nunca le hemos robado a nadie. —Se apresuró a decir—. Conozco esa mirada acusadora, esa que está en sus ojos ahora. Si yo tengo razón, usted se equivoca.

Afligida, miró sus pies.

Se produjo un momento de silencio tenso, lleno de muecas y pensamientos que pedían a los gritos romper la pausa de cualquier forma.

—¿Alguna vez los llamaron para ser testigos?

Ambos chicos negaron con la cabeza.

—Está bien, poca gente tiene esa suerte. Es divertido, ya lo verán. Van a estar en presencia de un montón de policías desmontando cosas y podrán aprender mucho.

>>Si bien no tienen identificación, ¡creo que podremos hallarlos en los archivos policiales para que puedan participar! ¿Estás emocionada, Olette?

—¡Sí! —Asintió con la cabeza y los ojos bien abiertos—. Suena como algo interesante.

—¿Y tú, Gianpaolo?

<<Nunca escuché ni vi en toda mi vida a ese niño rico más que en las fotos que enviaron a la comisaría hace nada. Calculo que con esas fotos bastará para identificarlo. Además, cuando lleguemos, podré tomarle las huellas dactilares y confirmar que se trata del hijo del Tiburón Empresarial... ¡Hombre, incluso podré retirarme ahora con la recompensa que estoy por cobrar!>>.



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En el texto hay: adolescentes, emociones, original

Editado: 13.08.2025

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