Úrsula

Pre diagnostico de mi padre

 

Luego de los exámenes médicos, mi padre y yo acudimos a la consulta. Una vez que llegara su turno el médico comienza a realiza la exploración física. Pudo notar que mi padre presentaba edema y un abdomen de tamaño irregular en forma de globo, además su piel se mostraba con color amarillento y reseca. Durante el interrogatorio le hace preguntas con relación a enfermedades bases adquiridas o de carácter hereditario. Mi padre a esta pregunta le asintió con la cabeza que no. Pero llegó la pregunta del botón de oro…

—¿Usted bebe?

Mi padre no quería responder, sin embargo, sin dudar procedí a dar la respuesta.

—Sí, mi padre bebe, a diario. Cada día es una lucha en casa con respecto a ello.

Siguió el médico explorando y analizando los resultados de los exámenes e interpretando sus valores en sangre. La bilirrubina, la alanina transaminasa, aspartato transaminasa y la fosfatasa alcalina presentaron unos valores aumentados de forma considerable con referencia al valor normal.

—Me parece que puede estar padeciendo de laguna enfermedad del hígado, siga las instrucciones de la dieta y el correcto uso de los medicamentos indicados. Ya veremos más adelante. —Fueron las palabras del galeno—.

Mi padre no podía más, se callaba los malestares con tal de no alarmar a nadie en casa.

—Papá.¿ Escuchaste al médico? Te indica tratamiento y una dieta que debes cumplir rigurosamente para lograr estabilizar la función del organismo. Quiere descartar una posible “Cirrosis Hepática”.

‹‹Aunque cabe resaltar que el licor no es el único agente causal de dicha enfermedad››.

Esa tarde nos fuimos a casa. Estando en su cuarto comenzó con dolores intensos en la cavidad abdominal y unos quejidos insufribles… solo recuerdo un fuerte grito que enchinó mi piel… “Te amo Úrsula”. Corrí hasta la habitación, pero se me hiso tarde. Al entrar solo vi un cuerpo bañado en su propio vómito, con la boca abierta y unos ojos opacos.” Mi padre había fallecido”. Quizás ya la enfermedad estaba en su fase terminal y por desinterés y desobediencia quiso salvarse cuando ya era tarde

Mi madre que andaba en la calle, pronto pudo escuchar la noticia, mas ella no llegó.

Llegaron los vecinos y una hora más tarde llegó ella. Parada en frente de la habitación, con una mirada fría y perturbadora contemplaba el cadáver y solo añadió:

—“Hasta que por fin te fuiste”

Nunca olvidaré sus palabras agrias.

‹‹¿Puede un ser humano acumular tanta maldad y escupir veneno sin contemplación aun en los momentos más difíciles?››

Mi madre resultó ser la prueba más evidente de aquella pregunta.

Se pidió colaboración para los gastos del sepelio. La abuela nunca llegó, odiaba ver a papa ebrio, por consiguiente odió su muerte y al alcohol.

Nos fuimos a la alcaldía de la zona de Buroz. Allí nos dieron apoyo y concluimos con el entierro de mi padre.

Días más tarde…

Llega la abuela Stella, con rosario en mano y un sobre para ir a misa a llevar al descanso eterno el alma de papá. Al concluir la misa me dice:

—Úrsula, ya nada tienes que hacer en casa de la perdida de tu madre. Vente conmigo.

—No abuela. ¿Quién trabajará para mantener la casa?

—Sabes que en mi casa no te faltará nada.

—Aún sabiéndolo no puedo. Mi madre necesita compañía. Además, no está bien de la cabeza.

Así pasó el tiempo. Las diversiones se me iban de las manos por asumir una responsabilidad de casa que no me correspondía.

Era difícil, perdí un valioso año, no pude ingresar a la universidad. Mamá ese año contrajo tuberculosis. Comenzó a beber en las calles con sus amistades y yo tiempo completo de trabajo en un restaurante en el pueblo costeño… “Higuerote”.

Allí conocí a Carlos, hijo del dueño del local. Carlos es un adulto lleno de vanidades y lleva con él una egoteca muy particular. Le gusta humillar al pobre y al que carece de conocimiento.

 En mi primer día de trabajo no supe cómo era realmente, hasta que… dos semanas después, una mañana al llegar tarde:

—Úrsula Beatriz Márquez Otelo. Porque así te llaman, ¿no? —me dijo con un tono cargado de burla e ironía—.

No tolere el tonito y le respondí:

—Sí, soy Úrsula Márquez. ¿Algún problema?

—¿Cómo qué si hay algún problema? ¿A cas4o no me ves? Yo soy tu jefe también. “Que problema con mi padre, siempre ese detallito de contratar gente poca culta y sin cultura”.

Me sostiene por la barbilla y nota la cicatriz en mi rostro.

—No debes de ser muy decente, esa cicatriz denota que eres mujer de calle.

Lo miré a la cara y no respondí a su comentario.

En eso llega su padre… El señor Miguel Sotto.  —¡Carlos! ¿Qué demonios haces?

—Estoy conversando con tú criada. ¡Por cierto, es  un poco mal hablada y desubicada!

¡Por Dios Carlos! ¿Qué vas a saber tú de eso? En ocasiones lamento haberte malcriado al darte todo.

—Disculpa a mi hijo, Úrsula. No sabe nada de valores. Cuando termines allí pasas a mi oficina por favor.

Mantuve el silencio y asentí un sí con la cabeza.

—“Hoy día los padres son peores que uno”—.

No dije nada, pero en ese comentario le di la razón en silencio al señor Carlos. Él desconocía de donde venía yo, pero él si tiene un padre digno de respetar.

Se llegó la noche. No hay nada más triste que extrañar a tú mejor amiga para conversar. Beth consiguió ir a estudiar ingeniería, y tuvo que partir del pueblo para poder cumplir su meta.

Caminé hasta la zona de la concha acústica, este lugar es reconfórtale, te regala la vista al mar, así como la frescura de su aroma.

Sentada en uno de los bancos me fue imposible no llorar. Las cosas que han ocurrido en mi vida son una tortura permanente. Todos los recuerdos se mezclan y esa falta de voluntad de salir corriendo de dónde no me siento a gusto, gracias a que crecí bajo gran cantidad de estigmas sociales. ¡Como me hace falta Beth!



#2949 en Joven Adulto

En el texto hay: romance drama amor

Editado: 11.12.2022

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