CAPITULO 2
El rechazo es inminente.
El rechazo puede venir de muchas partes, y de diferentes maneras, en este caso, el rechazo hacía mí venía de mi misma.
Estaba nerviosa, mis piernas se movían debajo de la mesa con mucha ansiedad mientras pensaba en todo menos en comer el plato qué tenía delante, movía mis manos nerviosamente como si de un tambor se tratara esperando que el correo llegara, mil y un pensamientos corrieron por mi mente, pero ninguno fue más que autocriticas.
Estaba más que preocupada, estaba aterrada, «¿y qué pasa si no logré entrar? ¿Y si fracasé? ¿Y si no soy lo suficientemente buena como para manejar mi magia?»
Mientras me hacía estas preguntas, pude notar que mi madre me miraba, a lo lejos desde la cocina, se acercó a mí, y me dedicó una sonrisa qué, podría haber dado un poco de paz, de no haber sido porque esta mujer era mi madre, y conocía esa sonrisa a la perfección, no era cariñosa, no era amorosa, era aterradora.
—Neilys Mondyth, escúchame, sé que estás nerviosa, también que luchaste muy duro para intentar conseguir un lugar, pero seamos realistas, no fuiste la mejor, quedaste en sexto lugar entre los mejores puestos, ninguna academia prestigiosa de magia te aceptará si no te esfuerzas al máximo. Además, si estás tan nerviosa es porque sabes que hiciste un trabajo mediocre.
Me hubieran dolido sus palabras de no haberlas escuchado antes, mi madre era así cada vez que alcanzaba algo menos que la perfección, yo obtuve poderes, soy una Erodita, la segunda en la clase social de Orca, y aun así, solo logro llegar a un rango decepcionante. Le aparté su mano de mi hombro, mire mi plato y tuve una sensación de vacío que siempre estaba allí, que deseaba poder llenar de alguna forma quizá, quizá si logro ser la hechicera qué todos esperan de mí, logre sentir que yo valgo algo.
—Tienes razón madre. Lo siento, lo haré mejor la próxima vez.
Elise, sonrió ante mi respuesta, pero no fue para nada una sonrisa que tranquilizase, era todo lo contrario.
—Me alegra que pienses así, eres de la familia Mondyth, no esperamos menos que lo mejor de ti, Neilys.
Con esas palabras, que sonaban más como una advertencia, mi madre se dirigió la cocina, seguramente para servirse un vaso con alguna píldora de la alegría, era como viajar entre dimensiones, como los Eroditos qué tienen el poder de la teletransportación, solo que, en realidad tu cuerpo no viaja a ningún lado, tu mente lo hace, era de las pocas cosas, que los Mortales tenían en común con las demás clases, las drogas.
Unos minutos después de terminar mi comida escuché un suave golpe en la puerta de entrada, fui corriendo de inmediato abriendo la puerta como si nada, sin embargo, me di cuenta de que esa mala idea, aso que me contuve en el pomo de la puerta con las manos en puños a mis costados.
«Por favor que sea mi carta, por favor que me hayan aceptado, por favor que no sea otra decepción.»
Frente a la puerta estaba el cartero Edmund, la persona que llevaba siempre las cartas de la academia Nixademi, el hombre que traía mi destino entre sus cartas. Abrí suavemente la puerta, el cartero no se inmuto, no mostró ninguna emoción al rebuscar entre su bolso lleno de cartas para sacar un sobre plateado, con el sello típico de una luna menguante, de la academia, me lo entregó en manos sin decir nada, luego se dio media vuelta y lo vi teletransportarse con un chasquido de sus dedos.
Me dirigí a mi habitación con pasos rápidos, cerré la puerta con llave detrás de mí con llave y me senté en el suelo, abrí el sobre con cuidado, rezando mentalmente qué fuera algo bueno, entonces vi la carta de un color negro repleto de constelaciones, con palabras escritas con una caligrafía perfecta, llena de tinta luciérnaga, o como me gustaba llamarle, tinta luminosa, tinta qué brillaba y que se podía distinguir perfectamente sin importar el color del fondo.
Estimada Neilys Mondyth,
Por medio de la presente, lamentamos informarle que su solicitud para ingresar a la prestigiosa Academia Nixademi no ha sido aceptada en esta ocasión. Agradecemos profundamente su interés en formar parte de nuestra institución y reconocemos el esfuerzo demostrado en su prueba.
Después de un exhaustivo proceso de evaluación, hemos determinado que su nivel actual de poder no se alinea con los estándares que nuestra academia exige en esta etapa. Por favor, reciba nuestras más sinceras disculpas por esta decisión.
Le deseamos lo mejor en sus futuros proyectos y confiamos en que encontraremos caminos igualmente prometedores para desarrollar sus habilidades y talentos. Gracias nuevamente por considerar a Nixademi como parte de su trayecto.
Atentamente:
Director de la academia Nixademi Alenxendrú
«Inútil» Esa simple palabra describía como me sentía en este momento; mi madre me dio un ultimátum, y fracasé, no pude lograr entrar a la maldita academia. Apreté y arrugué la carta en mis manos en un ataque de rabia, la lance a un lado de mi habitación y me encogí en mi propia miseria, junté mis rodillas y escondí la cabeza entre ellas como si pudiera ocultar mi cara de vergüenza. Quería llorar, me había esforzado tanto en la prueba que no dormí por tres días solo para practicar, pero no sirvió de nada, ya que al parecer solo sirvió para ser el puto sexto lugar.
Levanté y volví a enterrar mi cabeza entre mis rodillas varias veces, me puse a pensar en que le diría a mi madre, Elisa no estaría nada contenta con esta noticia, que mierda haría ahora.
Lo pensé, muy a detalle, concluí qué, mentir no me serviría de nada, no cambiaría el hecho de que fracasé, así que me fui por la opción más lógica, aceptar que fallé, aceptar que fracasé en la única tarea que tenía. Me levanté lentamente, me mire al espejo que tenía en la pared de mi habitación para asegurarme de que no estuviera llorando, o algo así de patético, tome dos exhalaciones, antes de abrir mi puerta y bajar hacia la cocina.
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Editado: 18.02.2025