Usted

Capítulo 2. Verdadera compañía.

Julieta había tenido un día difícil, no era fácil enfrentarse al día a día con un jefe hambriento de noticias nuevas, frescas, pero ella era determinada, tenía muchos compromisos a los que debía atender.

Tenía dos hermanos adolescentes que necesitaban de ella, sin embargo sentía el apoyo de la abuela paterna de sus hermanos, estaban con ellos en su ausencia por cuestiones laborales.

Al entrar Julieta a su edificio en donde tenía su apartamento, recordó el motivo que la llevó  hasta la doctora Alice. Esa misma  mañana había visto de manera irreverente a su novio coqueteando con una de las inquilinas del edificio.

Ésto le había causado muchas molestia, pero continuó su camino sin hacerse notar.

...

—Cariño, qué bueno que llegaste a casa —dijo sonriente su novio al verla entrar y se acercó a darle un beso que de manera inteligente ella rechazó — he estado esperándote...¿qué pasa? —ella se mostró cansada— Entiendo, no es fácil ser la periodista estrella de está ciudad...

—¡¿Qué hicistes en mi ausencia?! — preguntó  Julieta.

—¿Qué pregunta? Vaya...

— ¡Veo que la losa está igual y esperas por mi....¿Para qué? ¿Piensas que lavaré nuevamente los trastes y te prepararé la cena? 

—Cariño....¿Estás bien? — sonrió éste de una manera confusa.

—Hoy estuvistes libre, debiste hacer las cosas de esta casa, por lo menos esperarme con la cena. ¿No crees?

—¿Qué pasa, cariño? — preguntó Carlos procurando ser dócil pero era evidente que estaba molesto— ¡Ya sé, tuvistes un mal día...

—Mi día fue excelente y no tiene que ver con ésto, es una desconsideración de tu parte no esperarme por lo menos con la cena lista y que este apartamento esté en orden...

—¿Por qué no puedes ser una mujer normal? — preguntó decepcionado Carlos ante la ingrata indiferencia de su prometida.

—Lo que tú consideras normal, he sido para ti…pero a mí no me funciona, me frustra ver la monotonía, me harta tener que  recoger un desastre que no lo hice yo…

—Cariño, vamos a casarnos…es necesario que hablemos y establecer prioridades dentro de nuestra convivencia...—dijo él al sentirla ajena a su voluntad.

—¿Para que hablar? Tú no escuchas, eres sordo, te haces ciego y me cansé…

—¿Te cansaste, Julieta?  —ella lo miró e hizo un breve silencio— ¿Qué significa que te cansaste? ¿Lo hicistes de mi? — sonrió de manera coqueta.

—No quiero casarme, no está ahora en mis planes, bueno, precisamente contigo no quiero casarme…

—¿Qué dices….? ¿Julieta, por qué….? Si yo hice algo mal, mejor hablemos…resolvamos nuestros problemas.

—No funciona, hablar contigo ya  me frustra…ya te lo dije.

—¿Es otro verdad?

—No, claro que  noooo, ojalá — refutó blanqueando los ojos hacia arriba— ¿Cómo te explico? No quiero lastimarte y tampoco sonar trillada…

—Habla, dilo…

—No me gusta encerrarme a comer cotufas y tomar gaseosas a mirar una película que ni siquiera me gusta, la escoges tú, siempre tú…por eso me duermo, prefiero eso a perder mi tiempo...

—Okey, okey...entiendo, haré lo que me pidas…

—¡¿Estás loco?! ¡Nadie paga ese precio! ¡Es frustrante, yo no soporté ni siquiera dos semanas de convivencia contigo.

—Yo sí lo hice y quiero una vida contigo porque te amo, Julieta.

—Claro, si te encerraste a idealizarme creyendo que sería la ideal sirvienta, mucama, amante.,.y pare de contar para hacerte feliz a ti…¿Qué te has creído, eh? — lo miró con desagrado— ¿Eres un imbécil o qué? ¿Por qué dudas de mi inteligencia? El trato que tú desea para ti, es el mismo que yo deseo para mí ¡¿Por qué tengo que ser yo quien pague ese precio?! ¡No eres una joya!

—¡Eres incorregible, tu padre tiene razón…no sé cómo creí que yo te importaba, intentas tener una relación pero no quieres compromisos...

—Claro, compromisos de verdad sí, que sea equitativo, de pareja, ¿Si me entiendes? Además...te diré que...papá sabe quién soy, no acepto idioteces de nadie...él sabe que no solo tengo un cuerpo con un sublime corazón, él sabe que tengo cerebro, que pienso y voluntad me sobra para saber lo que quiero y luchar por mis objetivos…hasta él sobra en mi vida y tú lo sabes ¿Acaso me cuidó y veló porque yo estuviera bien cuando lo necesitaba? Por cierto ¿A qué horas recoges tus cosas y te vas de mi casa?

—Julieta...por qué...

—No funciona, Carlos, ya….deja el drama, no es para tanto.

—No lo puedo creer…¿En verdad me estás echando de tu vida sin ninguna razón?

—¿Te ayudo a recoger tus cosas? Hasta para eso eres inútil...

—¿Eh?

—¿Que si te ayudo para que termines de creerlo? Tienes que irte, no hay boda, no hay compromisos, no hay nada...se acabó…

—No te duele ¿Verdad?  ¿Fuí tu juguete…o qué?

—No, no fuistes un juguete, solo que no funciona...

—¿Ahhh? 

—¡Qué no funciona Carlos, a mi no me interesa una relación así...




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