Usted

Capítulo 6. Conocer a Julieta.

La noche se puso gris y la lluvia inundaba las calles, sin embargo nada podía detener al Ministro, llevaba una ansiedad que parecía inundarle el alma.

—Mi amor...—dijo su esposa y éste besó su frente— ¿Vas a salir? Me dijiste que...

—Tengo urgencia — le interrumpió — espera a que vuelva.

La mujer lo observó cuando ya salía y sus militares lo protegían de la lluvia con grandes sombrillas negras.

Ella miró la luz del auto  brillar en el pavimento mojado y no hizo más que cuestionar su partida.

—Todo es mi culpa —se dijo así misma— sé que me tardé, pero dijo que lo esperara y eso haré en nuestra habitación...—subió feliz las escaleras como si llevaba música por dentro— casi nunca está en casa, le daré la mejor noche...

***

El abuelo tomaba un té de frutos rojos y sonreía con una añoranza en su mirada, no dejaba de observar la lluvia caer, sentía la necesidad de ver a su nieto.

Los autos del Ministro entraron y el viejo rió a placer al  ver como sus deseos fueron cumplidos.

—No cabe duda alguna que hay una divinidad que hace cumplir los deseos en pensamientos positivistas como el mío ¿No es así mi amada Helena? — preguntó a la imagen de su esposa quien hacía gala en una lujosa galeria en su mansión.

Sonrió aún más en espera de Salomón Sarmiento, su nieto, quien entró en su búsqueda, y frenó al verlo feliz en el recibidor.

—Abuelo...—dijo en acortadas palabras.

—¡Detente un momento Salomón! ¡¿Tus militares están en mi jardín?! —el ministro lo vió incrédulo y de inmediato su abuelo objetó — No me mires así, hay cosas inexplicables de esta vida Salomón...un día lo entenderás.

—¡¿En donde andabas abuelo?! —preguntó con autoridad.

—Se sincero en tu corazón y cámbia la pregunta, no soy tan ingenuo para creer que no lo sabes...

—Bien, solo dime... ¿por qué estaba en casa de la periodista...? abuelo, no entiendes, ella puede meterte en problemas.

—Estoy en problemas — rió encantado el anciano— creí que verla en persona era sacudirme la curiosidad pero...ella ha despertado en mi esas ganas de saber quién es en realidad...me intriga el alma en saber quién es Julieta Rosales, no puedo quedarme con lo que supe, es demasiado para cualquier hombre, tú no serías nunca la excepción.

—No me digas que estás enamorado de una chica que pudiera ser tu nieta...es absurdo escucharte hablar así...abuelo por favor...

—En tan solo minutos y se ha metido en mi alma...es noble,  pero representa un enigma para mí, espera algo de la vida que no existe, por lo menos para ella es imposible...

—¿De qué se trata? — preguntó apresurado, pero hizo un carraspeo en su garganta.

—Es delicado, tú aún no tienes esa madurez para comprenderlo —el  ministro rió tras escuchar al abuelo y viendo su seriedad le expuso.

—No eres un jovencito para enamorarte, ella es muy joven, además...muy loca, diferente a tu realidad en todo sentido...

—¿Tú dices? —el viejo fijó aún más sus ojos y borró su propia sonrisa.¿Lo aseguras?  

—¿Qué te pasa abuelo? Tú no eres así, jamás has traicionado a la abuela y menos después  de partir, se fue amándote...

Las carcajadas del viejo interrumpieron a Salomón, y éste se mostró confundido.

—Dios la llevó hasta ti, ese ímpetu, esa fuerza que increíblemente tiene el alma de esa mujer y que es única, la llevó hasta ti Salomón, y tú no dejas de pensar en ella, pero le buscas mil respuestas, así son lo estatutos de esta vida...no hay lógica alguna...así es el amor, créeme Salomón, ni tu abuela podía despertar tanta curiosidad en mí. 

—En realidad, tú eres el increíble abuelo...no vuelvas allá ¿si? Deja que la ley cumpla con sus objetivos, ella estará custodiada aunque no lo sepa por un tiempo, veremos qué todo marche bien  y...

—Salomón, conoce tú a esa mujer...el que la llegue a conocer realmente, jamás podrá olvidarla y tampoco vivir sin extrañarla...

—Abuelo, no vuelvas allá...solo te digo eso, no vuelvas allá...—el viejo sonrió y volteó hasta adentrarse a su habitación dejando al Ministro en medio de una confusión— ¡Qué viejo tan terco —dijo furioso— y ella una atrevida, seguro fue su provocativa boca lo que lo volvió loco, esa mujer es....

De momento se estremeció al darse cuenta de lo incoherente que puede llegar a ser con tan solo escuchar al abuelo mencionarla en una impetuosa y sublime locura, y al mismo tiempo pensar en la periodista como si hubiera algo que descubrir.

***

Julieta leía su artículo periodístico para su edición, cada vez se sumergía en las correcciones cuando escuchó la puerta, le pareció muy raro siendo ya muy tarde en la noche.

Al asomaerse se dió cuenta que era Carlos, su ex novio, al verla frente a él abrió los brazos esperando que ella fuera a abrazarlo.

—¡¿Qué haces aquí?! — preguntó Julieta con desapego y fastidio — ¡No entiendo...en verdad...

—Julieta, mi amor...sé que  me necesitas, ven a mis brazos —al denotarla inerte, e incrédula se negaba a entenderlo— hoy ha sido un día turbio para ti...




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