Usted

Capítulo 7. Lo acostumbrado y lo no acostumbrado.

No son casualidades algunos encuentros, el de Julieta y el ministro fue una maniobra entre el destino y las ganas de volver a verla con la excusa de protegerla.

—¿Julieta, qué hace usted acá? — preguntó el Ministro un poco sofocado por la impresión de verla tan atrevida y con un antifaz.

Ella le echó un vistazo detallando sus facciones como si desnudara su piel y sonrió como si ella lo había capturado en una travesura

El Ministro pretendió esconder su mirada, pero le fue imposible habiéndose detenido en la sensualidad de su boca ahora en rojo carmesí.

—Ministro, para mí es una gran sorpresa encontrarlo en esta fiesta, pero mas me añade curiosidad saber cómo supo que era yo —dijo en un tono sensual atrayéndolo hacia ella con su coqueteo de mujer teibolera.

—No lo puedo creer —dijo él en tono de decepción — ¿Usted se presta para este tipo de evento….

—¡Cállese Ministro — dijo ella en voz baja— me pueden descubrir, busco noticias, no placer…

—Noticias ¿Qué noticias? Es una fiesta de homenaje hacia uno de los hombres de nuestro gobierno que celebra su ascenso…

—Inocente…—dijo Julieta sin dejar de coquetearle y el ministro parecía aún más perdido— Ministro, yo vine de contrata por una noche, créame… la gente acá no juega, no es leal, no es honesta, al contrario, claro usted debe saberlo…por algo está acá.

El hombre se echó hacia atrás y sonrió de una manera drástica y acusatoria.

—Entiendo, ¿Vienes a investigarme?, ¿crees que… soy hombre que…duerme con cualquieras?

—Es hombre,  ministro, lo que  no sabía es  que tiene tiempo de  disfrutar de estos placeres. Tiene esposa, debería de estar con su señora ¿No lo cree usted?

—Julieta, no es lo que parece…—hizo un repentino titubeo que no pudo evitar— no acostumbro a venir a este tipo de eventos, créame.

—Vaya, se justifica con una cualquiera…¿qué puede importarle en que creo yo....

—Perdón Julieta, me disculpo, no te involucres con lo que dije, entiendo que es periodista. Usted…

—Ministro, usted me enloquece —dijo acercándose con una atrevida carcajada, jugando a ser aún más descarada al observarlo.

—¡Demonios....¿Qué le pasa Julieta? En realidad…

—Ministro, solo míreme — susurró ella casi en su boca— atiendame acá, suelo ser complaciente…las miradas están puestas en usted y esto me obliga a ser solo de usted, ya le dije, no quiero que me descubran que ando camuflajeada....

—Estoy molesto, no sabía de qué se trataba esta fiesta, creí que...¿tú acostumbras a ésto Julieta? ¿Acaso ésto es lo que pretende hacer en las fronteras…

—Pretendo ir vestida de militar, aunque me agrada más vestirme así, soy una hembra..— susurró pero luego aspiró su fragancia en su cuello— me agrada su olor, qué rico huele usted, Ministro…me da placer.

El hombre más rudo, firme en sus decisiones, capaz de respetar y valorar su entorno como ejemplo dejó salir sus repentinos nervios.

—Julieta, no juegue usted conmigo…se comporta muy mal y...

—Bien, no me delate usted, tengo noticias...luego se las hago saber, Ministro ...buscaré a quien coquetearle —dijo mirándolo a los ojos e iba segura a hacerlo cuando el ministro la jaló drástica y repentinamente pegándola a su pecho con ligereza.

—Si te atreves a irte te delato y te hago encarcelar.,

Julieta sonrió como toda una atrevida y vociferó una carcajada al quedar de frente al Ministro.

—Eres muy...¿sensual? Me encanta su rudeza...lástima que tiene compromiso, bello su anillo.

—¡¿Que voy a ser con tus locuras...?! ¡Apenas te he visto un par de veces y me das problemas...

Se mostró avergonzado ante ella cuando su naturaleza no ocultaba su realidad y sus ganas, pero fueron interrumpidos.

—Agradezco que haya sacado un poco de su tiempo y que sea la primera vez de muchas fiestas que podamos compartir Ministro — interrumpió el homenajeado y no dejaba de mirar a la periodista— no he tenido el placer de conocer a la nueva chica…

—Jenny, mi general —dijo Julieta extendiendo su mano con autenticos coqueteos, sensualidad y su lenguaje era aún más atrevido,  éste la tomó  sin dejar de detallarla y la besó en el dorso.

El ministro cambió su semblante y de inmediato repuso tomando la mano de la chica para devolverla.

—Es hora de retirarme, pero quiero llevarme a esta mujer, me ha enloquecido.—dijo siendo muy descortés.

—Vaya Ministro, vaya y hágale a esta belleza mirar las estrellas, es toda suya…

—Toda yo, soy suya, Ministro, esta noche manda Usted…— susurró la alocada chica en el oído del Ministro.

El hombre tomó a Julieta por la mano y caminó directo saliendo de aquel lugar.

—¿A dónde me lleva Usted? —dijo riendo Julieta como si le hacía un cosquilleo la actitud repentina del Ministro.

—Vamos a un lugar a solas, una habitación, pero alejado de acá, no confío en nadie…y le digo de una vez, es más, le prohíbo volver a un lugar así. Usted causa muchos problemas...no entiendo qué le pasa...

Las carcajadas de Julieta fueron repentinas y muy sonadas, ella sentía una especie de descontrol que no podía explica,  pero algo muy extraño dentro de ella la hacia obedecer.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.