Valencia, el sol y la luna

Cap7

No podía soltarse y comenzó a patalear, solo hasta que escuchó la voz se tranquilizó, o quizás debía preocuparse aún más.

-Shsssssssss... tranquila si no querés que nos hagan puré a los dos.

¿Qué diablos hacia Ricky ahí? Pensó Valencia, acomodándose para mirarlo entre los rayos de luna que se filtraban en el bosque.

Ricky se llevó el un dedo a su boca indicándole que hiciera silencio. Se escuchaban las voces de "Los coyotes" buscando a Valencia.

_Vámonos, no me voy a perder toda la joda buscando a la gordita esa-se escuchó decir a uno ya muy hastiado.

_ ¡No! _ gritó la falsa Madonna-. Esa desgraciada me las va a pagar, no debe estar muy lejos mirá ahí está la bicicleta, es tan idiota la pobre.

-Dejate de joder Serena-Se alteró el jefe de Los Coyotes- Demasiado espamento por una pibita que te hizo caer de culo, con esos gritos de loca histérica que pegas ya le deben haber volado las patas de tanto correr, vamos, ya tendrás oportunidad de cobrarte tu ofensa-dijo riendo mientras hacia una seña a los demás para irse.

-¡Maldita gorda! Me las vas a pagar, sé que escuchas porque te escondiste como una rata, pero ya me las vas a pagar-gritó Serena, que de serena no tenía nada.

Valencia hizo un ademán para levantarse y contestar, Ricky le tapó nuevamente su boca y la tironeo para que se quedará quieta. Solo la soltó cuando se aseguró que el grupo estaba bien lejos.

-Pero sos tarado casi me asfixias.

_"Gracias Ricky por haberme salvado de quien sabe que torturas que esos locos me hubiesen hecho"- recitó mientras trataba de encender un cigarrillo, que Valencia tomó al igual que el encendedor, sorprendiendo a Ricky.

_ Inconsciente, estamos en el medio de la reserva, cómo vas a encender un cigarrillo acá.

Ricky unió sus manos como pidiendo perdón.

_Mala mía, tenés razón, la costumbre- sonrió él y a ella le parecía que todo estaba bien.

Miró su reloj apenas vislumbrando por la luz de la luna, Valencia se puso de pie cómo si un rayo la hubiese atravesado.

_ ¡Qué lo tiro! Son casi las once mi abuela me mata...-

-A pensé que las Cenicientas se iban a las doce...- Bromeo Ricky siguiéndola. Valencia lo miró como él ya estaba acostumbrado-. Mmmmm te conviene ir por la vera del lago, dale te acompaño, llegas más rápido, deja la bici, yo regreso a buscarla.

-¿Alguna orden más que quieras darme?

- Sí, que dejes de meterte en líos, no te puedo salvar siempre como cuando éramos chicos.

Valencia se detuvo en su acelerado paso y giró para enfrentarlo.

- ¿Salvarme?, que recuerde siempre me fastidiabas y me volvías loca.

- ¿Quién te salvó de caer de la vuelta al mundo? ¿Quién se bancaba los retos cuando íbamos a bañarnos sin permiso al lago? ¿Quién te salvó hoy?

-Yo no puedo creerlo-dijo mientras regresaba a su caminata acelerada- La vuelta al mundo...que desgraciado, me hiciste una apuesta, si era capaz de aguantarme una vuelta sin la barra de contención y empezaste a moverte para que me asustará...Lo del lago siempre nos chantajeabas, debíamos darte monedas para helados y hoy...-suspiró y se detuvo-. Hoy tuve mucho, mucho miedo...

- Tampoco era para tanto, esos idiotas son pura espuma, unos cabrones, sin pelotas para...

-Tuve miedo por vos...-dijo sin mirarlo y maldiciéndose por haber abierto la boca.

- ¿Por mí? guau, así que al menos te importo un poco, no te preocupes corro muy rápido, esos tarados no me alcanzarían...

-Regreso ¿verdad? - dijo Valencia acercándose.

-No entiendo... ¿Quién regreso?- dijo mirando hacia todos lados.

-La enfermedad...no vas a engañarme Ricky, hoy te desmayaste de verdad, Emi me dijo que tus padres están muy preocupados.

Ricky apretó sus dientes y suspiró hondo.

-Es una metida no tiene porqué contarlo, no es así, es...solo por...y ¿Qué si regresó?, todos vamos a morir...y no entiendo ¿Por qué vos tendrías miedo, si me detestas, preferirías verme muerto? -Ahí estaba otra vez toda esa rabia acumulada, ese dolor sin poder redimirse, ahí estaba otra vez ese Ricky que ella detestaba. No se quedaría allí para escucharlo ni para que le gritará otra vez. Comenzó a caminar y Ricky, que en verdad corría muy rápido, se adelantó a ella deteniéndola-. No te vas a ir así... ¿Por qué tuviste miedo por mí? – La tomó de los hombros y a pesar de que no podía ver el verde de sus ojos, su mirada la quemaba.

-Mi abuela va a preocuparse Ricky debo irme...-mintió

- ¿Por qué? -insistió

Hubiese sido tan sencillo decirlo, gritarlo, soñarlo...pero no, ella no se lo permitía.

-Nos conocemos de toda la vida, sos el hermano de mi mejor amiga, alguna vez fuimos amigos...y jamás desearía verte muerto...ni a vos ni a nadie.

Él se acercó más a ella, tan cerca que podía sentir su respiración, fueron segundos, pero para Valencia fue eterno.

 




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