Valencia, el sol y la luna

cap12

Las tres de la madrugada, bajó lentamente las escaleras, necesitaba tomar un vaso de leche, no podía dormir, la idea de que Ricky estuviese enfermo y no se cuidará martillaba su sueño.

Se llegó a la cocina y abrió lentamente la heladera, se sirvió el vaso de leche y en punta de pies fue hasta la puerta trasera de la cocina para salir a la galería de la casa y sentarse en la hamaca sillón que estaba en ella. Se envolvió en la manta que estaba allí y cerró sus ojos por unos momentos escuchando los sonidos de la noche que en aquella zona montañosa eran increíbles. Las estrellas parecían poder estar al alcance de la mano. Disfrutó cada sorbo de su vaso de leche, hasta que casi su corazón se para al ver la lumbre del cigarrillo encenderse en la escalera de la galería.

- ¡Por Dios me vas a matar de un susto! - murmuró Valencia al ver que era Ricky.

- Es la idea-se rio él yendo hacia la hamaca sillón sentándose junto a ella. Valencia amagó a levantarse y el la detuvo sentándola nuevamente-. Tranquila, damisela, que no voy hacerte nada.

- ¿No creerás que te tengo miedo?

- Un poco sí, no me lo vas a negar...

Valencia se arrebujo en la manta y subió sus pies a la hamaca. Estuvieron en silencio por unos minutos a ambos le costaba mirarse, pero la mirada de Ricky desarmaba a Valencia.

Ella no podía pensar un momento de su vida sin que él no estuviese, sobre todo haciéndole la vida imposible, desde que eran chicos, pero también era muy cierto, que siempre aparecía como por arte de magia para salvarla. Miró al cielo y una estrella fugaz surcó el mismo dejando una estela de plata. Valencia cerró sus ojos y pidió un deseo. Ricky la miró sonriendo, recordaba muy bien esa expresión en la cara de la muchacha cuando niños e iban de campamento con su padre, ella creía en todas esas historias de estrellas fugaces...a él le hubiese gustado creer.

- ¿Seguís creyendo en los milagros de las estrellas? ¿Sabes que esos son cuentos de niños?

Iba a contestarle una grosería, cuando una luciérnaga se atravesó entre ellos revoloteando por unos instantes. Se miraron por un instante, donde ambos se sintieron incomodos.

- ¿Cuentos de niños?, sí puede ser, adoro esos cuentos de niños, sobre todo aquellos que nos contaba tu mamá...

- "Cuándo vean una estrella fugaz deseen con todo su corazón lo bueno y el universo escuchará, si es así, una luciérnaga aparecerá" ...Espero hayas deseado ser inmortal, porque esos desgraciados de Los coyotes no te dejaran en paz.

- ¡¿Crees que me importa?!... ¡¿Qué más daño me pueden hacer?!, ¿golpearme?, ¿burlarse?, nada de eso ya puede hacerme daño...No voy a estar escondiéndome como una rata, si me quieren matar que lo hagan.

- ¡Guau!, sí que tienes agallas, pero te lo digo de verdad, debes cuidarte mucho, escuché por ahí que buscarán vengarse en el baile, no debes estar nunca sola, promételo...

Valencia suspiró y movió su cabeza poniéndose de pie.

-No voy a prometer nada, no sé por qué te preocupas.

Ricky se puso de pie tomándola de los brazos, apretándola tan fuerte que casi tiró el vaso al piso.

-Escúchame nenita, esos idiotas no están jugando y te pueden...te pueden hacer mucho mal.

-Y ¿A vos que te importa? Si podrías te unirías a ellos para jorobarme.

- ¿Por qué sos tan terca?, solo te pido que te cuides-dijo atrayéndola hacia él, Valencia estaba en punta de pies y sentía que su corazón iba a desbocarse, sus rostros están tan cerca.

- ¿Por qué? -Insistió ella, sintiendo que los brazos de Ricky la seguían acercando.

-Porque...porque sí...-la soltó y dio pasos hacia atrás.

- Claro que sí, "porque sí", porque no puedes decirme que al menos te importa porque soy una persona, pero no, no puedes caer tan bajo de tener buenos sentimientos y salir de ese personaje de nene malo...

Ricky la tomó de sorpresa atrapándola en un beso que a Valencia le pareció infinito, salvaje y prohibido. Jamás había sido besada, nunca había sentido otros labios, siempre había soñado con los de Ricky, aunque no de aquella manera. Las manos de Ricky se aferraron a su cuerpo apretándola tanto a él que Valencia se asustó ante la respuesta de este, tratando de separarse de Ricky, sin querer hacerlo.

-No...-pudo apenas decir.

Ricky, no dejaba de mirarla, ella se quemaba en él.

- ¿Querías saber por qué?, esa es mi respuesta, no sé por qué mierda me importas, pero me importas y no aguanto más necesito besarte otra vez...

Esta vez ambos se entregaron Valencia casi no podía respirar, sentía cada centímetro de su piel estremecerse, la lengua de Ricky buscaba la suya y ella no se la negaba, había soñado tantas veces ese momento...tantas veces...pero jamás pensó que realmente fuera un sueño.

_ ¡Valencia despertate nena! ¿Con quién estás soñando?, creo escuché el nombre de...

_ Callate...no...era tan real, ¿Por qué? -dijo tapandosé hasta la cabeza mientras Emilia no paraba de reírse.

 




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