capitulo 21 mi graduación

Ashley

A continuación, tomo mi bolso con determinación y me dirijo hacia la salida de mi habitación. A medida que avanzo por el pasillo, mis pasos me llevan al salón. Al llegar, me encuentro con mi familia con elegancia, quienes me reciben con una sonrisa brillante y cálida.

Sus rostros me transmiten una intensa sensación de cariño y un profundo orgullo. Frente a mí se encuentran Miranda, Luz, mi padre y Noel, todos ellos luciendo sus mejores galas para este día tan significativo. Cada uno de ellos me observa con miradas llenas de amor, y esas expresiones cálidas me envuelven como un abrazo silencioso que me brinda consuelo y fortaleza.

Miranda se acerca un poco más, sus ojos brillan como si estuvieran iluminados desde dentro, reflejando la emoción que la inunda.

—Estás preciosa, Ashley —me dice con una voz suave y tierna, tratando de contener la emoción que le brota de lo más profundo—. Hoy es tu día… y lo vamos a celebrar de la manera que realmente mereces.

Mi padre me lanza una mirada que trasciende las palabras, capaz de comunicar un torrente de emociones. En sus ojos se refleja una combinación única de asombro, nostalgia y felicidad. A su lado, Noel me ofrece una sonrisa en silencio, como si compartiera la comprensión de que este momento representa un hito significativo en mi vida, un punto de inflexión que separa el antes del después.

En ese instante, tengo la sensación de que el tiempo se detiene por completo, como si el mundo a nuestro alrededor se desvaneciera y solo quedáramos nosotros en este espacio sagrado. Mis dedos se deslizan suavemente sobre la tela de mi toga, una prenda que simboliza no solo este logro, sino también todo el esfuerzo, las luchas y las victorias que me han traído hasta aquí. Estoy rodeada de las personas que han sido testigos de cada paso de mi viaje: aquellos que me han visto crecer, sanar y florecer a lo largo de los años.

En mi interior, resuena una certeza profunda: estoy lista.

Después de eso, nos despedimos de nuestra casa y nos subimos al coche. Mi padre inicia la conducción y, tras un rato, llegamos al instituto. Una vez dentro, nos dirigimos hacia la sala de actos. Al entrar, busco asiento entre mis compañeros y, en ese momento, me percato de la mirada que me lanza Carlos . Él lleva puesto un elegante traje gris que le queda espectacular, viéndose realmente apuesto.

Mientras me encuentro rodeada de mis compañeros y amigos, todos nosotros ataviados con las tradicionales togas y birretes que simbolizan nuestro logro académico, siento una mezcla de emociones que va desde la alegría hasta la nostalgia. En las gradas, se encuentran nuestras familias y seres queridos, quienes han venido a compartir este momento significativo. Ellos están listos para celebrar con nosotros este hito tan importante en nuestras vidas, observando con orgullo y entusiasmo mientras nos preparamos para recibir nuestros diplomas y marcar el cierre de una etapa y el inicio de nuevas aventuras.
La ceremonia da inicio con los discursos emotivos de cada uno de los profesores, seguidos por las palabras del director. Sus intervenciones son tan conmovedoras que no puedo evitar que algunas lágrimas se escapen de mis ojos al finalizar los discursos.

A medida que el director empieza a mencionar los nombres de los alumnos uno a uno para entregarles sus diplomas, mi corazón late con fuerza. Finalmente, llega mi turno, y el director pronuncia mi nombre. Me levanto con una mezcla de nervios y felicidad, dirigiéndome hacia el escenario donde recibiré mi diploma. En ese momento, una profunda sensación de orgullo me inunda, llenando cada rincón de mi ser mientras camino hacia el estrado, esperando el instante en que tendré en mis manos el símbolo de mis logros y esfuerzo

Cada paso que daba era un fuerte recordatorio del esfuerzo incansable y de los sacrificios que nos habían conducido hasta este significativo día. Las imágenes de esas largas noches dedicadas al estudio, de los desafíos que logré superar, y de los momentos compartidos con mis más queridas amigas, comenzaban a atravesar mi mente mientras me acercaba a la mesa donde el director me estaba esperando.

A medida que me iba aproximando a los profesores y al director, su mirada se encontró con la mía y, al instante, pude percibir en sus rostros una expresión de orgullo que no necesitaba palabras. Me felicitaron con ese brillo en sus ojos que reflejaba su satisfacción por mi logro, como si compartieran cada uno de mis esfuerzos y triunfos desde el inicio de este viaje. .
El director se acerca a mí con una expresión de satisfacción en su rostro y me anunció que había logrado obtener matrícula de honor gracias a mi esfuerzo y dedicación. En ese instante, me quedo completamente sorprendida y sin palabras, sintiendo una inmensa felicidad que me llena por dentro. La alegría que experimento fue tan intensa que casi me daban ganas de saltar de felicidad, dejando que esa emoción desbordante se manifestara en mi totalidad.

Al finalizar la ceremonia de graduación, se desata un ambiente festivo y lleno de entusiasmo. Mis compañeros y yo nos reunimos, intercambiando risas y abrazos cálidos, celebrando la finalización de este importante capítulo en nuestras vidas. Las fotografías se tomaban a un ritmo acelerado, capturando esos momentos de felicidad y camaradería que tanto significaban para nosotros. Prometimos mantener el contacto, convencidos de que las amistades forjadas en estos años debían perdurar más allá de las aulas.

Las familias, visibles en la multitud, mostraban un orgullo palpable en sus rostros. Sus ojos brillaban de satisfacción mientras observaban a sus seres queridos, quienes habían trabajado arduamente para llegar hasta aquí. El ambiente estaba impregnado de alegría colectiva y una esperanza renovada en el futuro. La graduación simbolizaba no solo la culminación de una etapa educativa, sino que también representaba el inicio de un nuevo viaje, lleno de oportunidades por explorar y aventuras por vivir.