Valiente Guerrera

CAPÍTULO 4

A la mañana siguiente, estaban llegando a la aldea y los hombres Cuauhtli empezaron a murmurar:

- Oigan, como que el líder se lleva muy bien con el lenca – hablo Ollin.

- Cierto, ¿desde cuándo el líder es tan generoso? – dijo Tlaltsi – nunca lo vi tratar a alguien así, ni siquiera a ti Acolmiztli que eres su mano derecha, Jajajaja.

- Le da un sape – dejen de fregar ¿yo qué tengo que ver en esto?

- La verdad, nada – contesto un divertido Ollin – pero tú eres el que más lo conoce, así que… deberías saber algo, ¿no?

- Si quieren saber pregúntenle a él, yo no me voy a meter en donde no me llaman.

- No seas aguafiestas – resoplo Tlaltsi – solo estamos bromeando.

- Lo que quieren es divertirse ¿no? – les sonríe con malicia – entonces para que no estén tan aburridos, ustedes se encargaran de cargar toda la carga cuando lleguemos.

Ambos cambian sus expresiones de diversión a una de terror.

- Solo estaba bromeando, JAJAJAJA…

- Jajajaja que bueno - dijo Ollin con una risa nerviosa.

- O más o menos…

Atzin estaba acostada y abre sus ojos lentamente, totalmente desorientada, mira a su alrededor dandose cuenta que estaba en un cuarto oscuro, el lugar estaba polvoriento y no habían ventanas solo una puerta, intento abrirla pero estaba cerrada y entra en pánico.

- ¡¿Hay alguien ahí?! - golpea la puerta - por favor…

- CALLATE.

Atzin se asusta más y no sabe qué hacer – ¡Sáquenme de aquí por favor! - siguió golpeando.

- ¡QUE TE CALLES!

No dijo más y temblando se alejó de la puerta para irse a una esquina del cuarto, se puso en posición fetal tratando de contener sus lagrimas, a los minutos entro un joven al cuarto:

Se levanta cuando mira al hombre - No te acerques…

- ¿Y si no qué?

- Yo, yo… soy la Segunda Heredera de la Tribu, si me haces algo mi padre no te dejara ir.

Se acerca a ella y la acorrala en la pared - ¿La Segunda Heredera? - sonríe con malicia - con más razón el pago por ti fue grande.

Ella intenta empujarlo, pero no lo consigue - ¡AUXILIO!

- Nadie te hará caso, estas en mi territorio - la mira a los ojos y luego baja la mirada hacia el collar de gemas de oro que tiene y se lo quita alejándose de ella.

- Devuélvemelo...

Él levanta el brazo para que no lo alcance - Ja, tanto por un collar.

- ¡Dámelo ladrón!

La agarra acorralándola otra vez mirándola fijamente - Veo que todavía te crees mucho, aquí no eres nadie, no eres más que una simple prisionera, ¡mí prisionera! y puedo hacer lo que quiera contigo.

Atzin no pudo más y empezó a llorar mirando al suelo, al verla así la soltó y salió del cuarto, derrumbándose en llanto ella se preguntaba ¿donde estaba? ¿qué había pasado? ¿cómo es que estaba en ese lugar?. Por otro lado, Yaocihuatl y Cuauhtli llegaron a la aldea y fueron con un doctor:

- Gracias por traerme, entrare solo, no se molesten.

- Esta bien, nosotros buscaremos donde hospedarnos - le da una bolsa con dinero - lo vas a necesitar.

- No es necesario.

- ¿Entonces cómo pagaras la consulta?

Ella acepta la bolsa - muchas gracias Quiahuitl, te debo la vida.

- Creo que ahora estamos a mano.

- ¿Qué?

- Olvídalo, cualquier cosa que necesites búscame y hare lo que pueda para ayudarte - ellos se despidieron y Yaocihuatl fue donde el doctor - Acolmiztli - lo llamo.

- Si líder.

- Vámonos a la próxima aldea, tenemos que reunirnos con el ejército en la frontera cuanto antes.

- Pero ¿y su amigo?

- No hay tiempo, él estará bien, apúrate.

- Si.

Yaocihuatl después de ver al doctor y de pagarle una buena cantidad de dinero para que no le dijera a nadie sobre ella y sus heridas, fue a comprar ropa nueva para hombre, ya que prefirió disfrazarse por un tiempo para que no la encontraran, mientras caminaba por la calle se decía estas palabras:

- Padre… madre… durante estos años estuve al lado del hombre que los mato, creyendo que avía subido al trono para no tener que casarme con un hombre que el Consejo escogiera para convertirse en el nuevo Jefe de la Tribu solo porque una mujer no puede ascender al poder, lo siento, fui ingenua, creí es sus palabras, pero los voy a vengar, incluso si muero haciéndolo, no dejare que esto quede impune.

Cuando volvió en sí, vio a unos hombres que estaban comiendo en uno de los puestos de la calle y escucho que dijeron que en la aldea cercana la coronel Izel avía derrotado al ejército pipil en un intento de conquista.

¿Izel?... ese es el nombre de la hermana de mi madre - ella pidió algo de comer y se acercó a ellos - hola, disculpen, soy un poco metiche y no pude evitar escuchar, ¿hablaban de una coronel llamada Izel? ¿Quién es ella?

- ¡¿No la conoces?!

- Acabo de llegar a la aldea.

- Es la comandante del ejército de la familiar de su esposo Tonalli y es la protectora de la frontera.

- ¡Una mujer comandante de un ejército! ¿cómo es eso posible? - dijo fingiendo ironía.

- Oye, no hables así, ella es una gran guerrera, mucho mejor que muchos presumidos que andan por ahí, se ha ganado el respeto de todo el pueblo.

- Perdona, es que eso es algo fuera de lo común, debe ser muy buena peleando para lograr ser comandante.

- Lo es, claro que lo es.

¿Será qué es ella?... sí lo es, talvez pueda convérsela de que me ayude a vengarme de mi tío, pero... ¡¿Cómo se supone que voy a hacer eso?! - pensó Yaocihuatl mientras seguía conversando con los hombres.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.