En el campamento pipil que estaba del otro lado de la frontera, estaba Cuauhtli, Acolmiztli y sus subalternos discutiendo sobre lo que sucedió mientras él y sus hombres estaban fuera de la tribu:
- Hemos perdido muchos hombres ¡más de lo estimado! - dijo regañándolos.
- Líder Cuauhtli, mientras estuvo fuera hicimos lo posible por no tener perdidas… pero sin su liderazgo es muy difícil mantenernos firmes.
- ¿Quieren decir que si yo muero en batalla ustedes no serían capaces de proteger la tribu?
- ¡No líder! ¡no nos malinterprete! Es solo que, la coronel Izel es una gran estratega, aun teniendo un ejército menor que el nuestro, logro vencer nuestros ataques.
- He oído hablar de ella, pero creí que solo eran rumores, debe ser realmente buena para derrotar a mis consejeros de guerra.
- Discúlpenos, líder – dijeron al unisonó.
- ¿Cuál es la situación ahora en la otra aldea que atacamos?
- Todavía no se han recuperado después del último ataque, solo enviaron algunas provisiones y una tropa menor está vigilando los alrededores de la aldea.
Cuauhtli ya tenía preparado un plan para atacar la aldea - bien, preparen al ejército, nos dividiremos en dos grupos…
Yaocihuatl se encontraba sentada en la cama, en la tienda que la coronel Izel le avía dado para su estadía en la aldea:
- Finalmente pude entrar - dijo suspirando - pero aún no se si puedo confiar en ellos, debo ser precavida, no puedo dejar que me descubran.
- Disculpe, ¿puedo pasar? – hablo una sierva.
- Sí.
- Señor Yohualli, mi señora lo invita a cenar esta noche con su familia ¿usted asistirá?
- Ah claro, enseguida voy – se levante y sigue a la sierva hasta el comedor de la casa.
- Señor Yohualli, gracias por aceptar mi invitación, por favor, siéntese.
- Gracias coronel.
- Le presento a mi esposo Tonalli, a mi hijo mayor Tlaneci y a mi hija Xochitl – dijo señalando a cada uno.
- Es un placer conocerlos.
- Igualmente - dijeron entre todos.
- Por favor, sírvase.
- Gracias.
- Señor Yohualli, escuche que estuvo buscando a mi esposa por algún tiempo, debió ser agotador para usted.
Sabía que la cena no iba a ser solo una bienvenida - no, solo cumplía con mi deber, por cierto, ya notifiqué a mi señora sobre este asunto, sabremos su respuesta en algunos días.
- Eso es bueno, espero tener pronto noticias sobre ella – dijo la coronel y continuaron con la cena.
Después de cenar, como a la media noche, llego un mensajero de la aldea donde avía estado el señor Tonalli, armando un gran escándalo que despertó a casi toda la aldea.
- ¡CORONEL IZEL!, ¡CORONEL IZEL! - llega a la entrada de la tienda - ¡CORONEL IZEL!
Izel y Tonalli se despiertan y van a la entrada de la tienda - ¿Qué está sucediendo?
- Coronel - se baja del caballo - nuestra aldea está siendo atacada por los pipiles, nuestras tropas están intentando resistir, pero no podremos aguantar por mucho tiempo.
Ella regresa para adentro de la tienda para cambiarse de ropa mientras daba ordenes - ¡Den la alarma!, ¡preparen al ejército!, ¡quiero que una parte se quede aquí y proteja la aldea!, ¡YA!
- ¡Sí señora!
- ¡Muévanse!
De un momento a otro hubo gran ajetreo y Yaocihuatl viendo todo el movimiento buscaba a su tío para ver qué pasaba - Tí… he señor Tonalli ¿Qué está pasando?
- Una aldea vecina está siendo atacada, Izel va hacia allá con el ejército, descuide, las cosas están bajo control.
Para Yaocihuatl esto era algo nuevo e inquietante, porque si bien ella sabía pelear nunca había estado tan cerca de un combate y mucho menos en un campo de batalla. A la mañana siguiente, el ejército todavía no avía regresado y Yaocihuatl estaba caminando por un pasillo de la casa, cuando vio a Xochitl que estaba jugando por el patio.
Xochitl la voltea a ver - buenos días.
Se acerca a ella - buenos días, ¿Qué haces pequeña?
- Estoy cortando algunas flores para mi mamá.
- Pero se marchitarán si las cortas ahora.
- Si se ponen en agua no se marchitan.
- ¿En serio? – dice con asombro.
Le una flor - es para ti.
- Ah - la toma - gracias - la observa un poco mientras ellas sigue cortando flores - ¿Qué edad tienes… Xochitl?
- Tengo 8 años.
Ella sonríe - te pareces a una amiga cuando ella tenía tu edad.
- En serio ¿cómo se llama?
- Se llama Atzin… ella era igual de tierna que tu - le acaricia la cabeza, de repente, sonó la alarma de la aldea y Yaocihuatl quedo aturdida.
- ¡Está sonando la alarma! – dijo Xochitl con miedo.
- ¿Tu madre está de regreso?
- No… están atacando la aldea - hablo con la voz temblorosa.
Tras oír esto Yaocihuatl llevo a Xochitl con su hermano y se fue corriendo a la entrada de la aldea buscando a su tío, en medio de todo el alboroto por la alarma. Ella subió las escaleras que daban a la torre de mando donde estaba su tío:
- ¡Escuadrón uno y dos al frente!
- ¡Señor Tonalli! – lo llamo haciendo que la volteara a ver - ¿no ha vuelto la coronel Izel?
- No, aun no - Yaocihuatl mira al ejército pipil acercarse - ya mandé un mensajero a la otra aldea, no se preocupe, mejor regrese a la tienda, este no es un lugar seguro.
- ¡No me voy a ir de aquí! - Tonalli frunció el ceño y la observa con confusión - ah… disculpe señor.
- Si no quiere irse esta bien, pero si le pasa algo no nos culpe a nosotros.
- Entendido señor.
En cuestión de minutos la batalla empezó, todo estaba muy reñido, el ejército pipil estaba atacando sin piedad y los soldados lencas se sintieron atemorizados cuando vieron que el Líder Cuauhtli estaba comandando las tropas, debido a esto los soldados temían ser derrotados y más sin la presencia de la coronel Izel para comandarlos, mientras pasaba el tiempo, poco a poco los soldados lencas iban cayendo y se estaban inquietando porque no había noticia de la coronel Izel y los pipiles seguían atacando sangrientamente: