Varaloon

Capítulo 3

Movió su mano con una fluidez que parecía casi irreal, y, como si hubiera estado esperando solo ese gesto, la ventana se desvaneció, desapareciendo en el aire sin dejar rastro alguno de su existencia. Antes de que pudiera similar lo que acababa de presenciar, me tomó de la mano, con un agarre firme pero no incómodo, y me guio por un largo pasillo que se extendía ante nosotros como si fuera infinito. No había señales claras de dónde comenzaba ni adónde conducía, pero la leve inclinación bajo nuestros pies me dio la sensación de que estábamos descendiendo, aunque la pendiente era tan sutil que apenas se percibía.

Caminamos en silencio durante lo que parecieron minutos eternos, probablemente unos cinco, cuando finalmente nos detuvimos. Sentí cómo su presencia se volvió aún más intensa cuando colocó sus manos sobre mis hombros, sus ojos encontrándose con los míos con una intensidad que me dejó sin aliento. Había una seriedad en su mirada que me atravesó, como si supiera algo que yo aún no comprendía del todo.

—No sé qué esté a punto de pasar —murmuró en un tono bajo, casi inaudible, pero lo suficientemente firme para que no quedara duda de sus palabras—, pero te prometo que voy a protegerte. Pase lo que pase, no digas nada. Podrías complicar las cosas.

Asentí con la cabeza, sintiendo un nudo formarse en mi garganta. La atmósfera en ese pasillo se sentía densa, como si el aire hubiera cambiado de textura. Tomé una respiración profunda, intentando calmar la agitación que comenzaba a crecer dentro de mí. Él me soltó lentamente, aunque pude sentir el ligero temblor en sus dedos, como si por un segundo hubiera dudado en dejarme ir.

Se volvió hacia la pared frente a nosotros, una superficie lisa y metálica que no mostró ningún signo de entrada. Con un simple movimiento de su mano, casi como si estuviera desenredando algo invisible en el aire, apareció un picaporte donde antes no había nada. Una puerta, cuyo contorno no había percibido hasta ese momento, tomó forma ante mis ojos. La magia (o lo que fuera que había ocurrido) era tan sutil como desconcertante.

Tomó la manija de la puerta y, con un movimiento decidido, la abrió lentamente, y no logre escuchar nada más que el suave sonido de mi respiración llenando el espacio.

—Entra primero —me indicó, con una ligera presión en mi espalda que me animó a dar el paso al frente.

Respire hondo y cruce el umbral, mis pies sintiendo el cambio instantáneo en la temperatura. Dentro de la habitación no había nada que me resultara familiar. Solo había seis figuras sentadas alrededor de una mesa, o lo que parecía ser una mesa. Flotaba en el aire, como si desafiara las leyes de la física, hecha de un vidrio tan transparente que apenas podía distinguirla.

Una voz femenina, tan clara y etérea como el cristal de la mesa, rompió el silencio.

—Vamos, Samanta, entra con confianza. —El tono era calmado, pero sus palabras llevaban un peso que me hizo dudar por un segundo—. Ninguno de los presentes te hará daño.

Me giré lentamente hacia la dueña de esa voz. Era una mujer de una belleza inquietante, con el cabello rubio casi blanco cayendo en suaves ondas hasta su espalda. Sus ojos, de un rojo intenso y penetrante, me escrutaban con una calma inhumana. Su piel, tan pálida como el marfil, contrastaba con la tenue luz que iluminaba la estancia, dándole una apariencia casi sobrenatural.

El ambiente en la sala era tenso, cargado de una energía que no sabía cómo describir. El resto de los presentes me observaban en silencio, sus rostros indescifrables, pero sentí que cada uno de ellos estaba midiendo cada uno de mis movimientos.

una leve luz, dándome la sensación de que veían mucho más allá de lo que era visible.

A su lado, dos mujeres idénticas en apariencia, pero tan diferentes en esencia que me resultaba desconcertante mirarlas. Sus rostros eran un espejo uno del otro, compartían los mismos rasgos: la misma nariz recta y elegante, la misma forma afilada de los ojos, la misma boca fina y precisa, e incluso la misma extraña marca en el mentón. Ambas llevaban un vestido rojo ceñido que resaltaba aún más sus similitudes, y sus cabellos estaban recogidos de manera idéntica, sin una hebra fuera de lugar. Sin embargo, ahí terminaba lo que las hacía iguales.

La mujer sentada a la izquierda tenía la piel pálida, tan blanca que podría compararse con la nieve recién caída. Su cabello, negro como la noche más profunda, parecía casi antinatural, de un brillo que en la Tierra solo se conseguiría con un tinte. Sus ojos, sin embargo, eran lo más perturbador. Eran completamente negros, no había ninguna diferencia entre el iris y la pupila. Eran pozos de oscuridad que no dejaban ver ni el más mínimo destello de luz. Sentía su mirada clavada en mí, pero me resultaba imposible confirmarlo, ya que su expresión era impenetrable.

A su lado estaba lo que parecía su reflejo invertido. La mujer a la derecha tenía la piel oscura como el ébano, mientras que su cabello y ojos eran completamente blancos, desafiando toda lógica. Sus ojos eran tan vacíos como los de su hermana, pero de alguna manera más penetrantes, como si pudiera leer cada uno de mis pensamientos. Ambas mujeres parecían ocupar el centro de aquel grupo, no solo básicamente, sino también en lo que respetaba a la energía que dominaba la sala.

Al otro lado de las gemelas, dos hombres más completaban el extraño círculo. El primero era quizás el que menos destacaba, con una apariencia que se podría considerar normal en comparación con los demás. Tenía la piel clara, su cabello era castaño oscuro y sus ojos de un suave color miel. Había algo en su rostro que inspiraba cierta calma, una sensación de familiaridad, aunque no lo conocía.

El segundo hombre era una historia completamente distinta. Su piel era tan pálida que, bajo la tenue luz de la sala, parecía emitir un ligero resplandor azulado. Sus ojos eran de un tono naranja brillante, y su cabello negro, liso y largo, caía sobre sus hombros con una elegancia inquietante. Su presencia me provocó un escalofrío que recorría mi espina dorsal sin razón aparente.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.