«Escritora, sin publicar, ofrezco ideas, relatos cortos, historias, incluso novelas enteras, todas originales. Género romántico, cualquier tipo de drama.»
Marc ojeó el anuncio otra vez y volvió a leerlo a pesar de que se lo conocía de memoria. ¿Quién haría algo así? ¿Quién pondría en venta sus sueños?
Era la quinta página web en que lo encontraba. La publicación era breve y ponía como datos de contacto un número de teléfono fijo y la dirección de correo electrónico, sin dar otro detalle sobre el autor.
La mirada de Marc se perdió en un punto fijo de la ventana. Cada mañana se tomaba el café en aquel restaurante y, al tiempo que despertaba sus neuronas, leía las noticias relacionadas con la literatura: novedades, apariciones publicadas, reseñas, opiniones.
Su trabajo consistía en estar informado sobre todo lo nuevo del mundo. Su puesto en la editorial para la cual trabajaba no era glorioso, ni el más importante. No obstante, con base en los informes que elaboraba, la editorial tomaba la futura dirección, apuntaba hacia un tema u otro, aceptaba o rechazaba los manuscritos. Su labor constaba en hacer encuestas bajas, intuir qué había en la profundidad, el «qué» pedido por los lectores.
Tenía cuentas abiertas en varias páginas web que ofrecían y pedían trabajos freelance asociados al mundo literario. Sabía que el mercado de la literatura se movía con la velocidad de una borrasca veraniega, y había visto tantas extravagancias como para una vida entera. Sin embargo, era por primera vez que encontraba ese tipo de anuncio. Tan directo, tan… desesperado. Cierto, las palabras no decían mucho, pero él sabía ver a través de estas, entender lo que no estaba escrito. Y esa no era una oferta, era un grito de ayuda.
Tomó la taza y dio un sorbo al café frío ya, mirando los arroyos que dibujaba la lluvia en el cristal. Hizo una mueca por el sabor amargo. Apagó el portátil, se levantó y dejó el dinero de la consumición en la mesa. Se dio cuenta que su decisión estaba tomada y no se sorprendió, ni volvió a deliberar. Su mente trabajaba en varios planes a la vez, y siempre hacía caso a su instinto.
Tomaría la oferta.
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Editado: 20.06.2020