Adela Kaiser
—Es muy hermoso — sonreí ante tal regalo.
—Claro que es hermoso. Yo mismo me encargue del diseño.
—Pusiste las iniciales de nuestros apellidos.
Braxton solo soltó una pequeña carcajada por ver mi emoción. Ese collar era muy hermoso, la gema tenía el color de mis ojos, verde.
Braxton saco de la caja roja de terciopelo el collar. Agarre mi cabello negro con delicadeza para que las ondas que me había hecho no desaparecieran, levante mi cabello dejándolo accesible para que Braxton me ponga el collar. Braxton se puso de pie para poder colocarme el collar. Sentí aquel diamante tocar mi piel, luego sentí un beso en mi cuello. Me sonroje por aquel beso desprevenido.
—Te queda perfecto. Combinan con tus ojos.
—Me siento mal por no traerte algo —dije avergonzada —. Hoy cumplimos un año estando juntos.
—No importa. Con tan que solo estes aquí es más que suficiente, amore.
Braxton era muy detallista conmigo. Eso era lo que me gustaba de él. Sabía que él nunca me traicionaría y siempre estaría conmigo. Es el hombre perfecto. Braxton forma parte de la mafia italiana. Al igual que mi padre que formaba de la mafia alemana. Lo conocí cuando él estuvo de visita en la casa Kaiser.
—Igual me hubiera gustado traerte algo.
—Esta noche te consentiré yo —dijo sirviéndome más vino.
Me sorprendió al saber que Braxton había contratado todo el restaurante que siempre venía a de vez en cuando con mi padre. Estábamos los dos —bueno había guardaespaldas vigilando la puerta— teniendo una cita romántica.
—Y dime, ¿cómo vas en tus estudios?
—Pues bien. Todavia estoy empezando mi tercer ciclo, y tambien tendré casos a mi cargo. Eso me emociona mucho.
Corte la carne y me lo lleve a la boca.
—Debes prepararte si quiere ser una buena abogada —me sonrió—. Aunque no me gusta la idea que tengas que lidiar con esa gente, igual te apoyo por ser mi novia.
—Es lo que me gusta. Aunque tu formes parte de un grupo de mafiosos, al igual que mi padre, igualmente estoy contigo. Quiero tener una profesión, quiero ser diferente.
—Yo podría darte lo que quieras sin necesidad que tengas una profesión. Todavia quieres ser abogada. Sabes que la mafia y el derecho no se complementan.
—Eso no me importa —deje los cubiertos en el plato —. Quiero ser alguien, Braxton. Entiéndeme, por favor.
El negó con la cabeza, disgustado; pero tomo mi mano entrelazándola con la suya. Levanto mi mano quedando a centímetros de sus labios.
—Si es tu decisión la acepto —beso el dorso de mi mano—. Sabes que te amo y que eres lo mejor que me ha pasado. No quiero arruinar nuestra relación por algo que no tiene importancia.
—Está bien —sonreí.
Eso me hizo recordar las palabras de mi padre. El tambien me había insistido en que no era necesario que yo estudiara una profesión, pero es mi decisión. Quería tener algo con lo cual pueda defenderme por mi cuenta, sin la necesidad de Braxton o de mi padre.
Al terminar de comer. Salimos del restaurante, una camioneta nos esperaba en la puerta, subimos a la camioneta con dirección a mi departamento.
—¿Te quedaras conmigo esta noche?
— Sabes que tengo una residencia aquí en New York.
— Entiendo —dije un poco desanimada.
—¿Quieres que vaya a tu departamento? —pregunto contento.
—Bueno..., no lo sé —desvié la mirada —. Pero si tienes cosas importantes, no importa.
—Está bien. Me quedare contigo —respondió inmediatamente —. Tú eres la cosa más importante para mí.
Coloco su brazo alrededor de mi cuello, acercándome a su rostro. Se acerco a mis labios y deposito un apasionado y lento beso, sintiendo un cosquilleo en mi vientre. Al terminar le di un corto beso dejándolo más que encantado. Repose mi cabeza en su hombro, embozando una sonrisa boba.
Al abrir la puerta de mi departamento con la tarjeta de acceso. Braxton me cargo por la cintura.
— ¿Qué haces? — dije riéndome.
—Solo cargando a mi bella sposa.
—Ya bájame —pedí —, mio caro.
Hable en italiano. Braxton me soltó con delicadeza, poniéndome de pie cerca de él. Sabía que Braxton le gustaba que hablara en su idioma. Apenas estoy aprendiendo a hablar italiano. Lo idiomas que más se son el castellano, inglés y alemán, mi lengua natal.
Para mi todo lo me decía en italiano era lo más bello y me demostraba su amor en su lengua. Eso me motivo a aprender su idioma.
—Iré a bañarme.
—¿Quieres que te acompañe?
—Me dare una ducha rapido. Por mientras, siente cómodo estando aquí —El asintió.
Me aleje de él, dirigiéndome al baño. Cerré la puerta con seguro—sabía que Braxton sería capaz de entrar cuando escuchara la regadera —. Deje mi celular al lado del lavadero. Me desvestí, quitándome el vestido negro que me envio Braxton para ponérmelo esta noche.
Braxton siempre que veía algo de las tiendas comerciales o si yo solo le daba un vistazo a las cosas que miraba o tocara por un segundo, el inmediatamente me lo compraba. Todo mi closet estaba lleno de ropa que Braxton me compraba. El no acepta un no por respuesta, si le decía que no aceptaba sus regalos, el buscaba la forma en que lo aceptara.
Sali de la ducha. Agarré la bata y me la puse. Agarre una toalla secándome el pelo con él. En ese momento mi celular comenzó a vibrar. Lo agarré y vi el nombre: Vater.
—HalloVater.
—Meine kleine Prinzessin. ¿Cómo estás?
—Bien ¿tu cómo te encuentras? ¿estas tomando tus medicinas? —pregunte preocupada por él.
—Mach dir keine Sorgen, Schatz. Estoy siguiendo las indicaciones del médico porque cierta personita obligo al médico que estuviera atento a mí.
—Eres mi padre y me preocupa como estas. Yo soy la única que se preocupa por tu salud.
—Lo sé y entiendo tu preocupación. Eres la única que siempre está pendiente de mí. Y dime ¿Cómo vas en tus estudios? Y tambien quiero preguntarte otra cosa.
—Si dime.
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Editado: 25.08.2024