Algunos días más tarde, Ishtar por fin tenía algo de tiempo para encargarse de todos sus pendientes, como no había tenido cabeza para pensar en nada, tenía demasiadas cosas por resolver, por insistencia de Aina, ella había accedido a quedarse en el departamento de la joven, esté se ubica en un elegante edificio de la ciudad. Mathew ha llevado el automóvil de la joven hasta el edificio como ellas se lo pidieron, Ishtar sube al automóvil y siguiendo las indicaciones de Aina se dirige al estacionamiento del edificio, mientras tanto, Mathew y Aina ingresan en el edificio.
Ishtar llega hasta el estacionamiento y ocupa el lugar que Aina le ha indicado, recordando que tenía una pequeña bolsa en el maletero con algo de ropa, por lo que desciende del automóvil y se encarga de buscar su bolso. De pronto, algo en el interior del maletero, llama su atención, se trata de dos estuches aterciopelados y una carta, llena de desconcierto los sujeta entre sus manos tomando además su bolso, cierra el maletero. Observando el sobre y las cajas, avanza en silencio hacia el elevador interior, cuando de pronto, un distraído hombre tropieza con ella derribando lo que llevaba, él recoge el bolso sin prestar la más mínima atención debido a que se encuentra demasiado ocupado con una llamada importante.
–Ten más cuidado–indica con evidente molestia entregándole el bolso a la joven para después continuar con su llamada y avanzar hacia la salida.
Ishtar termina de recoger sus cosas y se pone de pie, « ¿Qué yo tenga cuidado?» se cuestiona avanzando hacia el elevador, sintiéndose verdaderamente molesta por ese incidente, llega hasta el elevador, espera y en cuanto llega y las puertas se abren, ingresa. Una vez que las puertas se cierran presiona el numero dieciocho, que es el piso en el que se ubica el departamento de Aina. El elevador comienza a subir, al llegar a su destino las puertas se abren e Ishtar sale y avanza en dirección al departamento de su mejor amiga, en cuanto llega ingresa.
– Tardaste demasiado, ¿Qué sucedió?– pregunta Mathew en cuanto ve aparecer a Ishtar.
–Lo que sucede es que tropecé con un torpe y tuve que recoge mis pertenencias– responde haciendo evidente la molestia que la consume.
– Comprendo pero trata de de no molestarte, angelito.
– Math tiene razón, te mostraré tu habitación, sígueme–interviene Aina guiando a Ishtar a la habitación que ha dispuesto para la joven.
Mathew espera pacientemente en la sala, mientras Ishtar avanza detrás de Aina, hasta una de las habitaciones, Aina ha preparado todo para que su mejor amiga se quede con ella, porque teniéndola cerca, se siente más tranquila. Conoce a Ishtar y sabe que es muy fuerte; sin embargo, todo lo sucedido, resulta demasiado difícil de superar, por lo que Aina desea mantenerse cerca de ella para apoyarla en todo lo necesario.
– Es aquí–indica Aina, abriendo una puerta de madera pintada de blanco–. Puedes acomodar tus cosas donde prefieras, este es tu espacio y quiero que te sientas libre de poner y quitar lo que quieras, por ahora descansa, te hace falta, acompañaré a Mathy.
– Gracias, Aina, despídeme de Mathy, dile que le agradezco mucho todo lo que ha hecho y que le envío saludos a su primo, por favor–solicita Ishtar con un tono lleno de dulzura al pensar en Enzo.
– Lo haré, volveré cuando se haya ido.
Ishtar se limita a mover su cabeza de manera afirmativa, Aina sale de la habitación dejando sola a Ishtar, es la primera vez que se queda en absoluta soledad desde lo sucedido con sus padres. Con calma se aproxima a la cama, toma asiento, deposita su bolso sobre la cama al igual que las cajas y el sobre, permaneciendo varios minutos sin moverse, observando el sobre y las dos cajas aterciopeladas, una de color rojo y la otra de color azul.
Tiempo después toma la caja roja, encontrándose con la hermosa gargantilla de diamantes rosas con forma de corazón, Ishtar la reconoce enseguida, esa joya pertenecía a su madre, su padre se la regalo en el ultimo aniversario, con lágrimas en sus ojos la cierra. Toma el otro estuche y lo abre, encontrando en el interior un collar igual de hermoso pero este es de zafiros y diamantes, su padre se lo regalo a ella cuando cumplió quince años. « ¿Qué hacían estos estuches en mi automóvil en lugar de encontrarse en la caja fuerte?» piensa resultándole sumamente inusual la presencia de esas joyas tan valiosas en el maletero de su automóvil, simplemente no tiene sentido alguno.
Algunas lágrimas corren por sus mejillas al recordar que su padre y madre, ya no se encuentran con ella, sin poder parar de llorar, coloca ambos estuches nuevamente en la cama y centra su atención en el sobre. Limpiando sus lágrimas, lo toma entre sus manos y lo observa, no tiene remitente ni destinatario por lo que decide abrirlo, desdobla el papel y reconoce de manera inmediata la letra de su padre. Leyendo de manera atenta cada palabra en esa carta, sus ojos se abren ampliamente en un gesto lleno de sorpresa y confusión.
Al terminar de leer permanece inmóvil en el piso de la habitación, tratando de procesar la información que ha recibido, « ¿Cómo es posible que me suceda todo esto a mi?» piensa llena de sentimientos encontrados. Si todo lo que se encuentra plasmado en esa carta es verdad, en ese momento se encuentra en serios problemas y no tiene la mas mínima idea de cómo saldrá de ellos. Algunos minutos más tarde, habiendo asimilado cada palabra, se decide a tomar su teléfono para averiguar la veracidad de la información en la carta, con el anhelo en su corazón de que todo fuese falso, marca un número recibiendo respuesta al tercer tono de llamada.
Aina regresa a la habitación de Ishtar en cuanto ha despedido a Mathew, al llegar a la puerta se anuncia; sin embargo, no obtiene respuesta por parte de su amiga, lo cual la preocupa de manera inmediata, sabe que Ishtar es fuerte pero en esos momentos se encuentra demasiado inestable. Sin pensarlo mas abre la puerta e ingresa en la habitación, encontrando a su amiga completamente inmóvil, con algunas lágrimas corriendo por sus mejillas, Aina se aproxima rápidamente y se coloca a la altura del rostro de Ishtar, sintiéndose realmente confundida además de estar llena de preocupación por encontrar a la joven en ese estado.
– ¿Qué sucede?–cuestiona haciendo evidente su angustia.
–Me encuentro en serios problemas–musita Ishtar aún con la mirada perdida y lágrimas escapando de sus ojos sin control alguno.
– No comprendo–expresa Aina llena de confusión.
– La familia Shaw se encuentra en la ruina, Aina, no ha quedado nada, el incendio acabo con lo poco que aún conservábamos y eso–índica señalando los estuches en la cama–. Es todo lo que me queda; además, de las joyas y ropa que usaba ese día, lo que tengo en ese bolso, mi automóvil y mi teléfono, ¿Qué voy a hacer?
– Me encuentro demasiado confundida, no sé qué decirte.
–Está bien Aina, no te preocupes, lo solucionare de alguna manera–responde mirando a la joven intentando de sonreír para tranquilizar a su mejor amiga quien tanto le ha ayudado.
– Y yo te ayudaré, hermanita del corazón, no estás sola–replica Aina envolviendo a Ishtar en un afectuoso abrazo.
–Eres la mejor, Aina, te quiero demasiado, si no fuera por ti, ahora no tendría ni donde quedarme.
– Mi hogar es el tuyo, Is, se que tu harías exactamente lo mismo por mí, si me encontrará en una situación similar.
– ¡Eso sin dudarlo, hermanita!–expresa Ishtar con seguridad abrazando a su amiga.
Una vez que Ishtar se encuentra más tranquila, juntas suben a la cama y permanecen dialogando por algún tiempo más, Ishtar es totalmente consciente de que a partir de ese momento su vida será totalmente diferente pero por suerte, cuenta con una gran amiga que es como su hermana, con Mathew y por supuesto con Enzo, aunque a esa relación aún no puede ponerle un nombre.
De de esta manera transcurren varios minutos, ellas conversan y piensan en la manera en la que resolverán los problemas que Ishtar tiene, de pronto, el teléfono de Ishtar suena, anunciando una llamada que interrumpe su conversación. La joven observa la pantalla de su teléfono encontrándose con un número desconocido, con el ceño fruncido observa la pantalla, « ¿Debería responder?» piensa temiendo que se trate de más problemas.
–Te dejo a solas para que respondas–indica Aina poniéndose de pie para acto seguido salir de la habitación.
– ¿Si?– responde Ishtar de manera formal.
– Hola, bonita–saludan de manera afectuosa al otro lado de la línea–. Soy Enzo, ¿Cómo estás?
– ¡Qué bueno es escuchar tu linda voz!–expresa animándose de manera inmediata–, ¿Puedo verte?
–Eso sería maravilloso pero ahora mismo me encuentro muy ocupado, te extraño demasiado, me encantaría botar todo esto e ir volando hasta ti, poder abrazarte y besarte.
– Señor, lo esperan para la videoconferencia con su padre–informa la asistente de Enzo desde la puerta de cristal de la oficina del joven.
– Enseguida voy–informa él con molestia, realmente ha tenido muchos pendientes por atender y muchos problemas por resolver–. Princesa, debo terminar la llamada, trataré de resolver todo lo antes posible para poder estar a tu lado, discúlpame, te llamaré pronto.
–No te preocupes, esperaré tu llamada, éxito en tu día y que resuelvas todos los pendientes pronto, te quiero.
– Yo también te quiero, niña linda–replica terminando la llamada con una sonrisa en su rostro, realmente ella hace que su ánimo cambie rápidamente.
Enfocándose nuevamente en el trabajo, se pone de pie y acomodando el traje azul hecho a medida se encamina a la salida, tiene que presentarse a la reunión que solicitó su padre, « Como si no tuviera suficientes problemas por atender; además, debo lidiar con los problemas de los demás.» piensa llegando hasta la sala de conferencias en donde ya se encuentra todo dispuesto.