Algunos días transcurrieron, siendo infructuosos. Hasta que Ishtar por fin ha logrado conseguir un empleo, no se trata del gran puesto ni mucho menos pero al menos ha encontrado algo y eso la emociona mucho, todo parece ir tomando su lugar poco a poco. Con la ayuda de un fiel y antiguo amigo de su padre fue como logró obtener un puesto como recepcionista.
Siendo ese su primer día de trabajo, Ishtar despertó muy temprano y antes de las siete cincuenta de la mañana, arribó a la empresa llena de buena actitud, dispuesta a demostrar que no se equivocaban al darle una oportunidad. Siguiendo las indicaciones que le fueron dadas, toma su lugar en la recepción, hasta el momento en el que le solicitan presentarse en el área de recursos humanos para firmar algunos documentos de su contratación. Al regresar, alguien tropieza contra la joven derribando sobre ella un líquido caliente que después de algún tiempo consigue identificar como café.
– ¡Criatura torpe, ten más cuidado!–indica con evidente molestia en su voz el responsable de que Ishtar se encuentre cubierta de café.
De manera inmediata y sin poder evitarlo, ella se llena de molestia por tal comentario, « ¿Qué le sucede a este idiota?» piensa furiosa, tomando en cuenta que ella es quien ha terminado llena de café y por si fuera poco, no ha sido su culpa, es imposible que se quede con tal injusticia en su corazón. Con ira eleva su mirada lentamente para observar al individuo tan grosero que la ha quemado con ese café, al hacerlo se encuentra con un atractivo hombre de veinticuatro años, ojos color azul intenso, la mirada del joven es demasiado misteriosa y profunda, tanto que consigue hipnotizarla por un segundo, el cabello castaño del individuo se encuentra perfectamente peinado, sus labios son delgados de color rojo y con una forma perfectamente definida, piel blanca y lleva puesto un elegante traje azul marino, completamente pulcro, y por si fuese poco tiene un semblante arrogante con un aire de inalcanzable que molesta aún mas a la joven. Ishtar dedujo que la estatura del joven frente a ella se encontraba en un metro ochenta y siente, basándose en su propia estatura y que hacia ejercicio era evidente.
– Lo lamento, señor– se disculpa sin poder ocultar su molestia, no quiere perder su empleo por lo que controla su orgullo y sus grandes deseos de aplastarle ese perfecto rostro con una bofetada.
– Estás despedida– indica el sujeto con frialdad y arrogancia al percatarse del tono que ha empleado la joven para disculparse, « Se molesta después de derribar mi café, vaya insolencia». piensa lleno de indignación.
– Pero… señor…– balbucea Ishtar en un vergonzoso intento de defenderse de tal acto de injusticia.
– ¿Pero? ¿Me cuestionas? ¡He dicho que estás despedida, sal de aquí ahora mismo!– ordena con un tono lleno de autoridad.
– ¡Es un arrogante y nefasto ser!–expresa ella mirándolo con lágrimas acumuladas en sus ojos grises, «Oh, vaya, ahora empezara a llorar, que criatura más molesta». piensa con amargura.
– ¡Niña malcriada e insolente, no quiero verte más! ¡Sal de mi empresa en este preciso momento!– ordena furioso por tal comportamiento en su propio lugar de trabajo.
– ¡Sí señor, me voy! ¡Pero no sin antes decir lo que pienso, lo idiota que es usted, lo inhumano, horrible y miserable!
Sin esperar respuesta alguna, Ishtar se aleja hacia la recepción, toma todas sus pertenencias y sale de la empresa haciendo evidente en su andar, la molestia que la consume, « Creo que exagere un poco, debo aprender a controlarme». piensa el joven observando la manera en la que la joven cruza la salida sin mirar atrás. Completamente molesta, triste y con una terrible frustración consumiendo su ser, Ishtar llega hasta un lindo parque, deteniéndose junto a una banca de color blanco en la que toma asiento y deja que sus lágrimas amargas salgan corriendo por sus mejillas, « No puedo creer mi suerte». piensa con la mirada perdida, de pronto suena su teléfono.
– ¿Si?– responde con tono interrogante controlando su llanto.
– ¿Qué te sucede, princesa? ¿Estás llorando acaso?–cuestiona Enzo al otro lado de la línea con evidente preocupación.
– ¿Puedo verte? Te necesito–responde controlando su llanto tanto como le es posible.
– ¿Dónde te encuentras? Iré enseguida–replica sin dudar ni un segundo.
– En un parque, te envió la ubicación, ¿De acuerdo?
– Si linda, anímate un poco, sea lo que sea que te suceda, lo resolveremos.
– Gracias–musita tratando de tranquilizarse.
Ishtar se encarga de enviarle la ubicación a Enzo, en cuanto él la recibe, sube al automóvil negro que acostumbra conducir, no es más de media hora lo que tarda en llegar hasta el parque, en cuanto escuchó la voz quebrada de la joven no lo dudó, dejó todos los pendientes en la empresa para poder encontrarse con la joven. Desde la esquina del parque observa con atención, no ha tenido la oportunidad de ver bien a la joven con la que sale por lo que en el primer momento se le complica reconocerla, « ¿Qué clase de relación es esta en la que no soy capaz ni de reconocer a la persona con la que salgo?» se cuestiona sin poder controlar una sonrisa divertida al verse en esa situación tan absurda.
Un par de minutos después consigue ubicar a una señorita que ocupa una de las bancas del parque y mantiene su mirada en el suelo, evidentemente decaída, por lo que rápidamente llegó a la acertada conclusión que debía tratarse de ella. Con paso seguro se aproxima, « Si es ella, es más hermosa de lo que pensaba». piensa sintiéndose emocionado, dudoso, llega hasta donde ella se encuentra, la joven no ha apartado su mirada del piso en ningún momento por lo que no se ha percatado de la presencia de Enzo.
– ¿Ishtar?–la llama con tono lleno de inseguridad, ella eleva su mirada de manera inmediata al escuchar su nombre y reconocer esa voz.
–Eres aún más atractivo a la luz, Enzo– comenta con una pequeña sonrisa al observar detenidamente al apuesto hombre de piel blanca, labios rosas, carnosos y definidos, cabello negro, lacio, ojos de color verde y sonrisa perfecta que se encuentra de pie frente a ella, con una sonrisa encantadora en su rostro.
– Hay que ver quien lo dice, eres verdaderamente hermosa, ahora comprendo porque Mathew te llama angelito, estoy sorprendido–responde tomando asiento al lado de la joven.
– Gracias por venir– agradece abrazándolo de manera sorpresiva.
– No te dejaría sola cariño, cuentas conmigo siempre, ¿Qué sucedió?
Ishtar recuesta su cabeza en el hombro del joven, comenzando a relatar lo sucedido, Enzo escucha atentamente, sujetando las manos de Ishtar entre las suyas. De esta manera, permanecen conversando respecto a lo que le ocurrió, Ishtar le explica todo con detalle y una vez que terminan de hablar, él se encarga de llevarla al edificio en el que se ubica el departamento de Aina. Después de esa tarde en compañía de su amado, Ishtar se siente mucho más animada y optimista, lo que más le alegra es haber conocido físicamente al hombre que ha conquistado su corazón, con un tierno beso se despiden, ella ingresa en el edificio y él se dirige de vuelta a su oficina. Su padre ha estado llamándolo sin cesar, al parecer había un problema grave que resolver, en realidad, Enzo ya sabía que tendrían problemas desde el momento en el que su padre le habló acerca de sus planes; sin embargo, el hombre obstinado que es su padre, se negó a escucharlo.