Sin liberar la mano de Ishtar, Elian la guía hasta una gran puerta corrediza de cristal que da a un pequeño balcón que permite apreciar el espectacular jardín, en el se pueden apreciar los arbustos perfectamente recortados, algunos con figuras de animales, rosas de todos los colores y otras flores más. Sin embargo, Elian no ha guiado a la joven hasta ahí para que vea el orgullo de su madre, si no, para retarla por lo que le ha dicho a su padre, rápidamente abre la puerta y hace ingresar a la joven tirando con fuerza de la mano de Ishtar.
– ¡¿Qué te sucede?! ¡Lunático, me lastimas!– expresa ella con molestia.
– ¡Te lo advertí!–replica con molestia acorralándola entre la pared y su cuerpo–, ¿Qué fue todo ese espectáculo?
–Únicamente he hecho lo que tú me has pedido, no comprendo porque te encuentras tan molesto– responde con tono inocente y haciendo un mohín.
–Deja de jugar conmigo o me harás perder la paciencia, hermoso demonio.
– ¿Qué sucederá si pierdes la paciencia?– pregunta mirándolo retadora–. No te molestes, simplemente quería divertirme un poco con tu expresión; además, tu padre no ha creído una sola palabra de lo que dije, era parte del plan, dijiste que hiciera lo necesario para que me creyeran, así que lo hice.
–Y es por eso que esto ha continuado y estoy aquí, retándote como si fueras una niña, ¡Hasta mi pequeña y fastidiosa hermana es más madura que tú! ¡Y tan solo tiene cinco años! ¿Escuchaste? ¡Cinco años!
–Me ofendes, cariño, si me haces sentir mal lloraré y saldré haciendo un gran drama frente a todos– amenaza al tiempo que hace un mohín.
– ¡No te atreverías!–musita mirándola directamente a los ojos.
– Ponme a prueba, mi amor– responde mordiendo su labio inferior sin desviar su mirada de los ojos de él–. No tengo nada que perder y todo esto, me divierte de sobre manera.
– ¿Vamos a jugar de esta manera? Me parece injusto que solamente tú te diviertas–indica con una sonrisa y sin esperar respuesta por parte de ella, la besa de manera sorpresiva, ella lo muerde sintiéndose molesta.
– ¡Maldito idiota, atrevido!– exclama furiosa para después intentar irse.
– ¿Por qué te molestas, cariño? Simplemente me estoy divirtiendo–responde haciendo uso del mismo argumento que ella empleo al tiempo que la sujeta evitando que escape.
–Eso no es divertido, simplemente es un atrevimiento, pervertido horrible, abusador.
– Si vieras tu cara en este momento, no pensarías igual–replica riéndose de la expresión de enojo el rostro de la joven.
– ¿De verdad?– cuestiona de manera coqueta aproximándose a él y mirándolo a los ojos de manera encantadora.
– ¿Qué… qué haces?– pregunta nervioso pasando saliva.
– Me divierto, mi amor, ¿Solo tú puedes hacerlo?–inquiere aproximándose más.
– Detente, ¿Acaso no sabes que el fuego es peligroso? Puedes quemarte si juegas con él.
– ¿Fuego? ¿Que sabes tú del fuego? ¡No eres más que un mimado acostumbrado a tenerlo todo y que nada se le niegue!–indica con crueldad, ha tocado un tema muy difícil para ella.
– Estás hablando sin conocer, Isis.
– ¿Lo crees, Elian Wright?– pregunta mirándolo a los ojos de una manera en la que Elian juraría que es capaz de percibir el odio en esa mirada.
Sin decir palabra la toma de la mano y la guía para reintegrarse en la reunión, « ¿Por qué me odia?» se cuestiona sintiéndose realmente confundido, el odio en la mirada de Ishtar fue tan evidente que Elian no tiene ni la menor duda de ese sentimiento en el corazón de la joven pero no comprende la razón. Su mente ha comenzado a llenarse de ideas, « Deja la paranoia, Elian, seguramente estas confundido, después de todo, lo único que le has hecho fue despedirla, no es para que ella te odie». Se dice dándose cuenta de lo absurdo que es que lo odiara solo por despedirla aunque había sido sumamente injusto al hacerlo. Además, él ya se había disculpado por ese incidente, aceptado su error e incluso le dijo que podía volver en el momento que ella quisiera hacerlo.
La velada transcurre sin mayor novedad, en el momento en el que deben retirarse, se despiden de manera educada de los anfitriones y juntos vuelven al edificio, Elian conduce de manera automática, su cuerpo se encuentra ahí, pendiente y atento, mientras su mente trata de comprender la razón del odio en la mirada de su compañera en el asiento del copiloto.
–Estas muy silencioso, ¿Qué sucede? Yo soy quien debería estar molesta–comenta Ishtar rompiendo el silencio.
–Disculpa–musita saliendo de sus ensoñaciones–. Isis, ¿Me odias?
– ¿Por qué te odiaría?–inquiere mirando por la ventana hacia la oscura noche de la ciudad.
–Tu mirada me dió esa impresión–responde restándole importancia–. No hemos tenido el mejor comienzo así que no te culpo si en tu corazón hay resentimiento hacia mí.
–Te encuentras confundido, probablemente viste molestia y la has interpretado como odio–argumenta mirándolo fugazmente.
–Es posible–responde centrando su atención en la entrada del estacionamiento del edificio en el que habitan.
Elian conduce el vehículo hasta su lugar, « No estoy confundido, estoy seguro pero no me dirás nada, deberé investigar». Analiza estacionando el vehículo, con una amable sonrisa le pide a la joven que espere para abrirle la puerta. Desciende y de manera gentil le ayuda a bajar, asegura su automóvil y la guía al elevador, de esta manera la acompaña hasta su departamento, agradeciéndole su compañía para acto seguido retirarse a su propio hogar.