Los días transcurrieron, Ishtar pensaba y pensaba en como lograría salir de ese lio en el que se había involucrado, ese día salió del departamento de Elian sin esperar su regreso, no podía entender lo que había visto y escuchado.
Aun con el pasar de los días no es capaz de comprender absolutamente nada y lo que más le molestaba, era la tranquilidad que aparentemente sentía Elian, le molestaba que continuara con su vida como si nada malo sucediera mientras ella se martirizaba pensando y analizando todo lo que había sucedido hasta ese momento.
Dejando escapar un suspiro juega con el vaso de fruta sobre una de las mesas del comedor del campus, cuando su teléfono suena asustándola, su cuerpo se encontraba ahí pero su mente se estaba en otro sitio, reaccionando, lo toma y responde.
– ¿Qué sucede?– cuestiona con desanimo.
– ¿Te encuentras bien?– preguntan al percatarse del tono utilizado.
– Sí, estoy bien–responde moviendo su cabeza para concentrarse–, ¿Por qué llamas a esta hora? Sabes bien que estoy en el colegio y responder se me complica.
– Ya lo sé, déjate de reclamos, esperé a que fuese tu descanso, no puedes acusarme de desconsiderado, debes relajarte, ser mi esposa no será tan malo–comenta Elian con una sonrisa en los labios mientras observa a través del ventanal de su oficina.
– ¿No tienes alguna junta o algo por el estilo?–inquiere evidenciando su mal humor.
–Sí, dentro de diez minutos, tengo tiempo para hablar con mi prometida–replica continuando con su objetivo de molestar a la joven–. En fin, te llamo para informarte de la nueva gran idea de mi familia, por cierto, debes agradecérsela a Enzo.
– Déjate de rodeos Elian, yo no tengo tanto tiempo para tus bromas y tonterías, ¿De qué se trata esta vez?
–Pasaremos un lindo fin de semana familiar en la cabaña de la familia a orillas del lago, prepara tu maleta, en cuanto salga del trabajo, preparare mis cosas e iré por ti.
–Has dicho que es un fin de semana familiar, yo no soy parte de tu familia–evidencia llevando a sus labios un trozo de fruta.
–Lo serás pronto, ¿Cuánto tiempo dijiste? Ah sí, tres meses–le recuerda risueño.
–Deberías ayudarme a pensar en cómo solucionarlo y no pasarte el tiempo burlándote de mí, no soy tu payasito personal–expresa con evidente molestia.
–De acuerdo, te dejo tranquila y te explico lo que sucede, mi padre propuso la idea de la reunión, únicamente nosotros cinco pero mi querido hermano sugirió que te invitara para poder conocerte mejor, ya sabes, patrañas del idiota, lo malo ha sido que a mi padre le pareció una maravillosa idea (Como le parecen todas las ideas de Enzo) y terminó diciendo: "Perfecto, inviten a sus prometidas". Así que debes acompañarme, se que tal vez no te agrade la idea porque como te darás cuenta, tampoco me gusta pero no puedo hacer nada para evitarte ese trago amargo.
– ¿Lo intentaste siquiera?–cuestiona entrecerrando sus ojos como si tuviese al joven frente a ella, adivinando la expresión de la joven en ese momento Elian ríe, se conocen lo suficiente como para lograr engañarse.
– Te diría que sí pero mi hermano me ha hecho enfadar mucho en los últimos días y no desaprovecharé esta oportunidad, merece pasar un fin de semana de infierno.
– No esperaba menos de ti.
– ¿Qué quieres decir con eso? Si te parezco malvado, lo admito, lo soy y no pienso negarlo.
– Eso me queda claro, como sea, más opciones no hay, así que te veo más tarde–indica con absoluta seriedad.
– ¡Oh, vamos, Isis! Sé que te emociona tanto como a mí hacer pasar un mal rato a Enzo.
– No lo negare, adiós– responde riendo ligeramente al tiempo que da por terminada la llamada.
Al llegar al departamento de Aina, Ishtar se dirige de manera inmediata a su habitación para prepararse y al terminar, se encarga de alistar su pequeña maleta con todo lo que considera puede llegar a necesitar para ese fin de semana familiar. Una vez que tiene todo preparado sale de su habitación con la pequeña maleta en mano y la posita en el sofá de la sala, acto seguido se encamina a la cocina para prepararse algo ligero para comer, se encuentra preparando un sandwich cuando Aina llega al departamento.
– Hola– saluda Aina de manera normal, avanza hasta la sala y coloca su bolsa en el sofá percatándose de la pequeña maleta de su amiga llenándose de desconcierto de manera inmediata–, ¿Y esa maleta?
– Hola Aina, la maleta es porque iré con Elian y su familia de viaje a la cabaña que tienen, fin de semana familiar según me dijo.
– ¿Estará Enzo?–inquiere acercándose a la barra de la cocina para observar a su amiga directamente a los ojos.
– Lastimosamente para mí, resulta ser el hermano de mi novio, así que imagino que estará presente.
– Siendo así, yo lo llamaría fin de semana incomodo, no deberías ir, Is, sé que no has querido escuchar a Enzo pero por Math me he enterado de que no se encuentra muy bien, verte con su hermano lo lastima y la verdad es que no se encuentra muy estable ni emocional ni mentalmente, me preocupa que todo se salga de control.
– Desequilibrado siempre lo ha estado y no considero que lo lastime demasiado, ha sido su idea que Elian me invitara, a su padre le pareció bien y le dijo que llevara también a su prometida, así que conoceré a la persona por la cual me abandonó– replica Ishtar con amargura.
–No los entiendo, ese afán de lastimarse, deberías hablar con él, ha hecho hasta lo imposible para hablar contigo, seguramente por eso ha hecho que Elian te invite, debe pensar que podrá tener oportunidad para hablar, realmente se encuentra muy desesperado porque lo escuches.
– ¡Qué triste su historia!– exclama con sarcasmo.
– En ocasiones no te reconozco Ishtar, desde que comenzaste a salir con Elian, actúas diferente y no solo eso, él se la pasa comprándote cosas y no son cualquier cosa, ¡Por favor! ¡Compro tu automóvil y te lo devolvió! ¡Lo peor de todo es que aceptas todos esos regalos y eso no está bien!
– ¡Un momento Aina! ¡Sabes que no tiendo a dar explicaciones! ¡Definitivamente he cambiado, he debido hacerlo para continuar con mi vida de alguna manera!– expresa para después volver a su habitación dejando el sandwich en la cocina.
Ishtar llega a su habitación y comienza a recoger todas sus pertenencias y colocarlas en las maletas que posee, « Al volver deberé buscar un lugar donde vivir». Piensa mientras acomoda todo, se siente sumamente molesta por los comentarios de Aina; además, jamás le ha gustado que le pidan explicaciones y menos aun que se tomen el atrevimiento de juzgarla.
Más importante aún, en realidad no puede explicarle que todas esas cosas que Elian compra para ella, en realidad son para que ella pueda ayudarlo y desempeñar su papel de una manera adecuada, Aina jamás comprendería ese trabajo que ella decidió aceptar y que en realidad le ha ayudado mucho, gracias a este ha cubierto todas las deudas que no la dejaban dormir tranquila. Menos aún puede hablarle de las razones ocultas detrás de su actuar, cuando ha terminado de recoger todo, suena el timbre de la puerta y sabiendo que es Elian guarda las maletas en el closet y sale de la habitación, Aina ya ha abierto cuando Ishtar llega hasta ellos.
– ¿Lista?– cuestiona Elian al verla.
– Claro, dame un segundo–responde, él se limita a mover su cabeza de manera afirmativa, Ishtar regresa y toma la pequeña maleta–. Nos vemos Aina, cuídate mucho, cualquier cosa no dudes en llamarme.
–Lo mismo digo Is, cuida mucho a mi amiga Elian–indica con evidente tono de advertencia.
– No te preocupes Aina, a mi lado se encuentra más que segura, no dejaré que nada malo le suceda.
Elian toma la pequeña maleta de manos de Ishtar y juntos salen del departamento de Aina y se dirigen al elevador, ingresan en silencio, Elian coloca el código de acceso al estacionamiento, sin mediar palabra alguna durante el trayecto en el elevador. Las puertas se abren al llegar, Elian guía a la joven hasta su automóvil azul plateado, su favorito y el elegido para el fin de semana.
Juntos suben al automóvil y una vez en este, Elian conduce en dirección a la cabaña de sus padres, Ishtar se limita a disfrutar de la vista del recorrido a través de la ventana, su molestia se ha calmado; sin embargo, no siente deseos de hablar.