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LA LEY DE MURPHY
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Ła ley de Murphy dictaba que: Si algo podía salir mal, iba a salir mal.
Adivinen quienes perdieron su avión por ir al baño, después de beber cuatro batidos seguidos cada uno en el aeropuerto por no poder aguantarse el sabor.
¿Adivinaron?
—Ay, mi, madre. —Suelta Aurora en español, sin rastros de acento, viendo el avión, que se supone que ella abordaría, despegar el vuelo, sin ella— No te vayas... —susurró triste, formando un leve puchero sin notarlo.
Obvia y naturalmente, el avión no la obedeció, y se perdió entre las nubes del cielo con una rapidez que le dolió a Aurora.
Hasta sintió que se burlaba de ella. Como “Toma por putis”.
—Annabelle, papá y mamá están en el avión. —Avisa Ariel llegando con un leve trote al lado de ella, Aurora lo mira curiosa y él levanta su teléfono IPhone de último modelo— Su en vivo. —explica.
Annabelle Svenson, como la buena diva que era, tenía una obsesión con los en vivos desarrollada después de un maratón de en vivos por parte de Kylie Jenner.
La veías mostrando sus viajes "lujosos" en sus jets "privados", respondiendo preguntas como si fuera Kim y dando tutoriales como si fuera Kloe.
A veces, a Aurora hasta gracia le daba. Verla regalando tantas mentiras a sus fans y que ellos se lo creyeran todo, te hacía reflexionar la posible vida de muchos Instagramers.
La joven de cabellos tan negros como el carbón soltó un improperio¹ por lo bajo mientras pegaba la frente en el cristal, buscando rápidas soluciones a su problema cual computadora.
¡Es que sólo a ellos se le ocurre ir al baño con solo cinco minutos para ir, resolver y volver!
—Tendremos que volver —Sentencia el pelirrojo mirando la entrada del aeropuerto—, a lo mejor en la camioneta llegamos a tiempo a la competencia.
Aurora despegó la mirada del cristal y le lanzó una mirada mortífera² a su hermano.
—Si nos vamos en la camioneta no tendré tiempo para darle un último chequeo al látigo. —le hizo saber, con las cejas alzadas— Apenas y me dará tiempo para montarlo todo.
—¿Nos quedá de otra? —ironiza Ariel estirando los labios a los lados— Haber —agarra los hombros de la menor—, ¿Quieres o no quieres ganarle a la zorra? —la mira a los ojos.
Aurora fruncio las cejas.
—¡Claro que quiero! —inclina la cabeza un poco hacia adelante— ¿La azúcar te puso idiota?
Ariel alzó las manos al techo, sonriendo ampliamente.
—¡Ahí está, bitch! —Chilla victorioso— Eres Aurora Svenson, —baja los brazos, hablando en tono más bajo— estoy seguro que todo saldrá perfecto en la feria.
—¡Me voy a ir a la mierda! —Exclamó alzando las manos al cielo histérica— ¡Y cuando eso pase, —lo agarra de la chaqueta— te arrastraré conmigo por convencerme de hacer tal idiotez! —lo zarandea.
—Disculpen.
Aurora dejó de batir los órganos de su hermano para doblar el cuello hacia atrás, viendo a un hombre de tez morenita, ojos chocolates al igual que esa mata de rulos que tenía por cabello.
Hey, que bonitos cabellos.
Soltó a Ariel por reflejo, quien balbuceo en sus pasos hacia atrás tratando de mantener el equilibrio, y se volteó para sonreír de una manera amistosa.
—Hola —saluda girando hasta quedar cara a cara con el hombre—, ¿En qué le puedo ayudar?
—Sólo deseo hacerle una pregunta. —Aseguró en un tono bajo, Aurora miró el piso analítica y asintió lentamente— ¿El vuelo a Washington DC ya salió?
Svenson dejó de sonreír, y lo miró con lástima, dándole una pista al hombre de su respuesta.
—Dígame que no era tripulante.
Él hombre suspiró, bajó la cabeza y frotó sus lagrimales con su dedo pulgar e índice, frustrado.
—Si, yo... —Esboza una sonrisa irónica—... No abordé a tiempo. Jesús, soy tan estúpido.
—Cualquiera sufre un despiste, incluso un genio como yo. —consoló Aurora, ciertamente divertida por el sufrimiento del hombre por algo tan banal.
—Podemos llevarle y dejarlo en el Aeropuerto de DC —Ofrece Ariel con una sonrisa amigable estirando sus labios rosados bebé, apareciendo nuevamente— Será un viaje más largo, pero sé como llegar más rápido evitando el tránsito.
Él hombre levantó la cabeza, contrae un poco los labios y niega lentamente, rechazando la oferta.
—Gracias, pero no quiero incomodar. —Explica con timidez— ¿Me podrían prestar un teléfono celular mejor?
Aurora miró a Ariel, Ariel miró a Aurora, se miraron, solicitando la opinión del otro en silencio, y luego encogieron los hombros al mismo tiempo, dándole a entender al otro que no tenían problema.
Él hombre de cabello castaño y ruloso los observó curioso y un poco asustado, pues la sincronía en los gestos de ambos era inquietante para él, aunque ellos no aparecían afectados por tener los mismos gestos y movimientos de manera involuntaria, lo que lo llevó a pensar que ya estaban acostumbrados.
Eso lo hizo aún más inquietante.
—Mire. —dijeron al unísono, extendiendo cada uno su teléfono celular.
Ariel tenía una funda para celular inspirado en Black Widow y Aurora en Iron Man, mostrando así su favoritismo en los vengadores.
—Ahh —titubea, viendo ambos teléfonos sin saber cual escoger.
—Ariel no tiene balance, coja el mío. —recomienda Aurora con una dulce sonrisa.
Ariel se ofende, creyendo que Aurora solo quería puntos en amabilidad, y entra a su mensajería para revisar si las palabras de Aurora son ciertas.
—¡Oye, yo sí...! —se calla abruptamente al ver que ella tenía razón— Si —guardó su teléfono en su bolsillo trasero, más calmado—, mejor coja el de ella.
Él hombre sonrió genuino, un poco divertido por el actuar de las dos personas frente a él, y cogió el teléfono de la chica pelinegro para marcar el teléfono de la única persona que podría ayudarlo a llegar a Washington sin mucho alboroto.
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Editado: 05.05.2020