**Aquellos que no aprenden del pasado están condenados a repetirlo.**
Morir, ¿qué es morir? Nadie nos ha revelado su verdadero significado. Quizás sea esa sensación de finalmente encontrar paz, de ver todo como uno solo y, al fin, no preocuparse más. Sentirse aliviado. Pero, ¿qué venimos a hacer en este mundo? ¿Para qué existimos si al final lo dejaremos todo atrás? Debe de haber un propósito para nuestras miserables vidas. La verdad es que solo muere aquel que ha sido olvidado por la historia.
Los días pasaron desde aquella noche fatídica. El frío azotó y la guerra arrebató hijos, padres, madres, hijas, esposas y esposos. El calor llegó insoportable, pero el viento trajo algo refrescante al ambiente. El tiempo siguió su curso y los imperios, como se formaron, cayeron. Si hay un inicio, también debe haber un fin.
—¡Roma ha caído! —exclamó un legionario en la taberna, su voz llena de desesperanza.
—¿Qué pasará con nosotros? —murmuró otro, con la mirada perdida en su copa.
Lucius y Leila, después de traicionar a Hart, se movieron entre las sombras del imperio, obedeciendo las órdenes del emperador. Sin embargo, en la oscuridad, donde no había luz capaz de alumbrar, planeaban su próximo movimiento.
—No podiamos permitir que Hart se interpusiera en nuestros planes —dijo Lucius, con voz fría y decidida.
Leila, sintiendo un vacío en su pecho, respondió con indiferencia:
—Era un obstáculo. No hay lugar para la debilidad en este mundo.
Ellos fueron los causantes principales de la traición y, tras ello, se marcharon a otros lugares, buscando un nuevo desafío. Pero había un hombre que era el único legionario que estuvo presente cuando Hart fue clavado a una rueda y amarrado en una cueva en las montañas, muy lejos de Roma, para que sufriera allí hasta el fin de los tiempos… o no.
Después de encerrar a Hart en la cueva, los Inmortales esperaron cinco días y cazaron uno a uno a aquellos que estuvieron aquella noche, a excepción del emperador. Todos fueron asesinados, excepto uno que logró evadir la muerte gracias a que lo confundieron con otra persona.
Los remordimientos no le dejaron dormir a este hombre, que conoció a Hart. Este último le había salvado la vida una vez y esa deuda era impagable.
—No puedo vivir con esto —susurró el anciano, mirando las sombras danzantes en la pared de su cabaña.
El tiempo pasó, Roma en guerra, y ya se veía que iba a caer a causa de las divisiones. Aquel hombre, que se había salvado de la muerte dos veces, ya era un viejo anciano, pero no quería morir sin antes redimirse. Así que escribió una carta en una hoja y dibujó un mapa que mostraba una montaña y el camino que debía tomarse para llegar allí. Pero no podía escribir que ese mapa llevaba a un hombre inmortal que fue crucificado y encadenado a una rueda gigante en una cueva en las montañas.
—No puedo arriesgarme a que caiga en manos equivocadas —murmuró mientras trazaba líneas en el papel.
Así que escribió lo siguiente:
—He visto mucho en esta vida: muerte, dolor, sangre, miedo y demás cosas perturbadoras. Siempre azotan mi mente por el día y por la noche, las pesadillas horripilantes. Pero siempre hay algo que los mortales no deberían saber, porque somos más sedientos de poder cuando más sabemos. En esta carta hay un mapa con la ubicación de un poder incomparable, celestial y divino. Aquel que lo libere obtendrá lo que más desea, lo que su corazón anhela.
La carta viajó por la tierra, fue enterrada entre las arenas del desierto donde perdieron la vida cientos de romanos, quedando en el olvido.
Años más tarde, un grupo de arqueólogos rusos, en una expedición de excavación, encontró aquella carta.
—Miren esto —dijo uno de ellos, sosteniendo el papel amarillento. —Parece un mapa antiguo.
—¿Qué crees que significa? —preguntó una colega, con los ojos brillantes de curiosidad.
—Podría ser la clave para un descubrimiento monumental.
Mientras los arqueólogos discutían sobre el significado de la carta, un viento helado recorrió el lugar, como si el pasado estuviera despertando.
—Debemos seguir este mapa —dijo el líder del equipo, decidido. —Si hay un poder oculto, debemos encontrarlo.
Y así, la búsqueda comenzaba, sin saber que la historia de Hart, Lucius y Leila aún no había terminado era solo el principio.
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Editado: 22.10.2024