Venganza Navideña: el inicio de la pesadilla

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- El Krampus? En serio – grita a toda voz, con el rostro lleno de ira, y con todas las miradas atónitas de los habitantes del pueblo sobre él – es una estupidez, ¿que esperaban? ¿Que nos asustáramos, saliéramos corriendo y nos portáramos bien desde ahora? Están locos. ¿Y saben qué? – dijo colocando en alto la carta de Jason – ahora será peor – y la rompió en mil pedazos.

Por más que Jason intentara quitarle la carta, el otro niño Blossom lo mantenía fuertemente agarrado para evitar que se acercara a su hermano, soltándolo solo cuando este libero al aire como si fuese nieve los trozos de la carta, para después salir corriendo del lugar rumbo a su casa riendo a carcajadas. Al perder de vista a los niños Blossom, todos voltearon a ver acusadoramente a su padre. ¿Por qué no hizo nada? Solo para ver que este sonreía de oreja a oreja viendo el espectáculo.

- Ustedes se lo buscaron – dijo este mientras se retiraba a paso lento del tumulto de gente enojada.

Al final de la noche, todos retornaron silenciosos y cabizbajos a sus casas, el plan había fallado, y además había empeorado las cosas. Pero para Jason, no era el fin. Él tenía esperanzas de que el Krampus de verdad existiera, alguien tenía que castigar a los Blossom por todas las travesuras que han hecho. Lo deseo tanto, desde el fondo de su corazón, que en ese instante el frio se intensifico. Iba a empezar una tormenta.

Esa madrugada, los niños Blossom no podían dormir, de verdad los había asustado esa historia, solo se habían hecho los fuertes delante de todos, aunque no mentían en lo que habían dicho, todo iba a empeorar. Lo que no se imaginaban era que iba a empeorar para ellos.




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