Lillyanna
Eran las 6:55 de la tarde y Allison no había llegado.
¿Estará bien?
Debía estarlo.
—Tranquila, seguro sólo se retrasó un poco, de todos modos aún no son las siete— Aiden llevaba un rato tratando de convencerme de ello pero mis nervios no me permitían estar tranquila.
Asiento para no se empiece a preocupar él también.
Escucho unas risas en la cocina y de inmediato sé que mi madre y Rebecca la madre adoptiva de Aiden se están divirtiendo bastante, ya sea contando alguna anécdota vergonzosa de alguno de nosotros o de sus esposos. Mi padre y Josh el padre adoptivo de Aiden están en la sala viendo un partido de básquet que sé que no les durará mucho ya que estamos a punto de empezar a cenar.
Aiden y yo nos encontrabamos en el comedor terminando de poner la mesa y en eso escucho que tocan la puerta.
Porque el timbre está de lujo.
—Yo voy— le digo con una sonrisa tranquilizadora.
Él asiente y sigue acomodando la mesa. Cuando ya estoy frente a la puerta arreglo mi vestido, uno que mi madre compró exclusivamente para mis 18. Amaba el rojo excepto en las uñas, ahí prefería un color beige.
Abro la puerta y mis ojos se encuentran con las azuladas esferas de mi amiga y solté un suspiro al verla— pensé que no ibas a venir o que te había pasado algo malo.
Ella frunce el ceño y me mira de arriba abajo y señala tras de ella— pe-pero no es-estabas...— miro detrás de ella sin entender y en eso veo que se acerca el grano en el culo de Ethan.
—Oh, mira a quién tenemos aquí, pensé que tu orgullo no te dejaría venir— enarqué una ceja y lo miré burlona. Cuando lo fui a invitar me dijo que no iba a fiestas infantiles mientras en su rostro se enganchó una jodida -y sexy- sonrisa burlona, por lo tanto le dije que lo necesitaba porque ya no habían más payasos, necesitaba uno y él era la mejor opción.
Tenían que ver su cara.
— Sé que si no venía, las personas no tendrían algo lindo que ver—. Sonrió arrogante.
Le sonreí falsamente y fijé mi mirada en Allison que por poco y creía que había desaparecido.
Me hice a un lado con una linda sonrisa en el rostro para decirles:— son bienvenidos, entren—. Ethan dejó pasar a Allison primero, y cuando estaba a punto de entrar le susurré:— menos tú cara de culo.
Él giró lentamente su cabeza, por poco pensaba que era la niña del exorcista. Me dió una sonrisa falsa para terminar de entrar a la casa; rodeé los ojos, di un paso atrás y tiré la puerta para dirigirme al comedor dónde estaban Allison y Aiden derrochando amor.
Tanta dulzura me dará diabetes.
— Pareces gente niñata— dirijo mi mirada hasta donde proviene la voz de Ethan y lo veo recostado en una esquina.
— Tú ni bien vestido se te quita lo pendejo. ¿Jamás dejarás de ser un grano en el trasero?— hice un puchero fingiendo estar triste.
Él ladeó su sonrisa— siempre y cuando sea tu trasero, jamás me cansaré de serlo— me guiña un ojo y cuando estoy a punto de decir algo entra mi madre y Rebecca por el umbral de la cocina anunciando que la cena está lista.
Él sonríe burlón y yo le dedico la sonrisa más falsa que le he dado a alguien en mis dieciocho años de vida.
—Bien chicos, vamos a sentarnos y antes que nada, agradecer por los alimentos— miro de reojo a Ethan el cuál está en la silla que estaba delante de mí, y éste se estaba aguantando la risa a causa de lo que mi madre dijo.
¿Que le pasa a éste pendejo?
Mi madre inicia la oración mientras los demás les seguimos pero en instantes abro los ojos a causa de que siento la mirada de Ethan en mí, lo miré fijamente sin ningún rastro de diversión.
—Amén—. Escuché decir a todos y también lo hice, al mismo tiempo que apartaba mi mirada de la de Ethan.
El comedor se fundió en un cómodo silencio, pero eso no duró mucho a causa de la pregunta de Ethan— ¿tienes novio, Lillyanna?— me mantuve en silencio mientras cortaba la carne para luego llevarme un pedazo a la boca y levantar mi mirada hacia él. Miré mi plato unos instantes para acomodar los cubiertos y fijé nuevamente mi mirada en él.
—¿A qué viene la pregunta?
—Simple curiosidad— respondió mientras en sus labios se posaba una leve sonrisa.
— La curiosidad mató a ratón— Respondí mirándole a los ojos.
—Pero al menos murió sabiendo.
Todos parecían estar atentos a nuestra guerra de miradas porque el comedor se hundió en un terrible silencio, ni siquiera se escuchaba el sonido de los tenedores chocando con la vajilla.
—¿Y tú, Ethan? ¿Tienes novia?
Ethan miró unos segundos hacia Allison, quien le había hecho la pregunta y luego de unos segundos volvió a sonreír.
—No Allison, no tengo novia— mientras volvía su mirada hacia mí para terminar de hablar— al menos no por ahora.
Iba a decirle una grosería pero inmediatamente mi madre me interrumpió cambiando de tema.
— Y dinos Allison, ¿qué planes tienes ya que terminaste tus estudios secundarios?— y con eso cambió totalmente el ambiente. Empezaron a hablar sobre a qué Universidad pretendían ir, qué querían estudiar, mientras yo seguía comiendo y de vez en cuando mirando de soslayo a Ethan.
Jodido grano en el trasero me he ganado yo.
Así transcurrió la cena hasta que en eso de las nueve de la noche se fueron todos excepto Allison, que se quedó ayudándome a limpiar el comedor mientras mi madre lavaba alguna de las vajillas.
—¿Pasa algo entre Ethan y tú?— preguntó mientras terminaba de recoger los cubiertos.
La miré unos segundos y luego seguí apilando los platos.
—No, ¿por qué la pregunta?
Ella me miró unos intantes y luego negó con la cabeza mientras sonreía.
— Es que parece que están divorciados, con dos hijos y que él no te da absolutamente nada para la manutención— rió por lo bajo para no llamar la atención de mis padres.
— Es sólo que no nos llevamos muy bien, Ally, nada más.
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Editado: 11.06.2020