Verdad Silenciosa

La Revelación Inesperada

Lucía avanzaba lentamente entre la penumbra del bosque, luchando contra el dolor punzante en su tobillo y la abrumadora confusión que llenaba su mente. Cada paso que daba parecía un eco de la incertidumbre que la envolvía. La aparición de esa entidad, la advertencia en su mente, todo formaba parte de una red de misterios que apenas comenzaba a desentrañar. Ahora, más que nunca, entendía que estaba atrapada en un juego mucho más grande de lo que había imaginado.

El frío de la noche comenzaba a calarle los huesos, y la humedad del suelo hacía que su ropa se pegara a su cuerpo. A pesar del miedo, la fatiga la invadía. Sentía que cada músculo en su cuerpo pedía un descanso, pero sabía que no podía detenerse. No ahora. Aún era vulnerable, y quienquiera que hubiera estado siguiéndola podría regresar en cualquier momento.

Tras unos minutos de caminata, Lucía divisó una pequeña carretera a lo lejos. Aliviada de haber salido del bosque, se apresuró hacia el camino, cojeando, pero decidida a encontrar alguna señal de vida o ayuda. El silencio del entorno era casi sofocante, solo interrumpido por el viento que susurraba entre los árboles, pero el hecho de estar fuera del bosque la reconfortaba, aunque fuera mínimamente.

A medida que se acercaba al asfalto, notó un pequeño refugio de autobuses al borde del camino. Era viejo, oxidado y parecía haber sido abandonado hace mucho tiempo, pero al menos le ofrecía un lugar donde sentarse y pensar. Cojeó hasta el refugio y se dejó caer en el banco de metal. El alivio en su tobillo fue inmediato, aunque sabía que el dolor no desaparecería del todo.

Sacó su teléfono del bolsillo, recordando que lo había apagado después del mensaje de su madre. Dudó antes de encenderlo. El miedo a que alguien la rastreara mediante el dispositivo la hizo vacilar, pero la necesidad de conectarse con algo familiar, aunque fuera por un momento, fue más fuerte. Cuando finalmente lo encendió, la pantalla se iluminó con varias notificaciones, pero una en particular llamó su atención.

Un nuevo mensaje.

No era de su madre esta vez. El remitente no tenía un nombre, solo un número desconocido. Lucía sintió un escalofrío mientras abría el mensaje.

"Sabemos lo que has encontrado. No estás sola. Elige bien a quién confías."

El mensaje no contenía más detalles, pero la simple idea de que alguien más, además del intruso y de la entidad, supiera lo que estaba pasando la llenaba de una inquietud aún mayor. ¿Quién era esa persona? ¿Estaba de su lado, o era parte del mismo entramado oscuro que parecía rodearla desde todas las direcciones?

Lucía miró a su alrededor, asegurándose de que no hubiera nadie en la carretera. El lugar seguía tan desolado como antes. Mientras intentaba procesar el significado del mensaje, otra notificación apareció en la pantalla, esta vez una llamada entrante. El mismo número desconocido.

Se quedó congelada, sin saber si debía responder. Cada segundo que el teléfono vibraba en su mano aumentaba su tensión. Finalmente, en un impulso, deslizó el dedo para contestar.

- ¿Hola? -preguntó, su voz entrecortada.

Hubo un silencio breve al otro lado de la línea, seguido de una voz profunda y distorsionada.

-No confíes en ellos. Ya te están vigilando.

Lucía sintió que el mundo se cerraba a su alrededor.

- ¿Quién eres? -logró preguntar, aunque la respuesta parecía imposible de obtener.

-No es importante quién soy. Lo importante es que si quieres sobrevivir, necesitas encontrar a la Doctora Valera. Ella sabe lo que realmente está pasando.

El nombre no le resultaba familiar, pero algo en la urgencia de la voz le hizo prestar atención.

- ¿La doctora? -Lucía repetía, tratando de entender. El miedo la invadía, pero necesitaba respuestas-. ¿Quién es ella? ¿Cómo la encuentro?

La voz distorsionada hizo una pausa, como si estuviera calculando qué más decir.

-Está más cerca de lo que crees. Ella te ayudará a desenmarañar lo que han hecho contigo. Tienes que moverte rápido. No estás a salvo. Ni aquí, ni en ningún lugar donde ellos te alcancen.

Antes de que Lucía pudiera hacer más preguntas, la llamada se cortó abruptamente, dejándola en la oscuridad, sola con sus pensamientos. Durante varios segundos, se quedó mirando el teléfono, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. La Doctora Valera... ¿quién era esa mujer y por qué debía buscarla? ¿Podía confiar en esa voz o era otro intento de manipulación?

Lucía sabía que el tiempo no estaba de su lado. Algo, o alguien, la había empujado hacia una dirección peligrosa desde el principio, y ahora más que nunca necesitaba respuestas. No podía permitirse el lujo de dudar. Había demasiadas fuerzas en juego, y ya no estaba segura de quién era el verdadero enemigo.

Tomando una decisión, se levantó del banco. El dolor en su tobillo seguía presente, pero la determinación comenzaba a sobreponerse a la fatiga. Si esa Doctora Valera tenía las respuestas que buscaba, debía encontrarla, y rápido. Pero antes de moverse, necesitaba más información. Debía descubrir cómo y dónde podía empezar a buscar a esta misteriosa doctora.

Consultó su teléfono una vez más, buscando rastros o conexiones. Su primer instinto fue buscar en internet. Tecleó el nombre "Doctora Valera" en el navegador, pero los resultados que aparecieron fueron vagos, nada relacionado con el Proyecto Epsilon o con algo fuera de lo común. Había algunas referencias a doctores con ese apellido en campos completamente ajenos, pero ninguna parecía encajar con lo que estaba buscando.




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