—Tranquilo hermano, solo son rasguños—
—Lo siento—
—No, no te disculpes, fue mi culpa por haber derramado la comida—
—No fue tu culpa—
—Además no me dolió mucho—
—Uhm, Toma—
—Oh, dulces—
—Si, se que mamá no te deja comerlos, así que no dejes que te vea ¿de acuerdo?—
—¡Gracias hermanito—
****
Despertó inmediatamente, con la respiración agitada.
—Tranquilo, todo está bien ahora—
El doctor trató de calmarlo, haciendo que se volviera a recostar.
—¿En donde estoy?—
—No te podrías decir exactamente, el joven vendrá pronto a verlo, deberías descansar—
Se había dado cuenta de que traía otra ropa.
—¿De quien es esta ropa?—
—Es la del joven, cuando te encontró, tu ropa estaba llena de sangre.—
Levanto un poco su camisa, vio su cuerpo todo vendado.
Al verlo dio un fuerte suspiro.
Le dio una hoja.
—¿Que es esto?—
Le pregunto.
—Compra ese medicamentos para calmar el dolor, además te recomiendo que te alimentes bien.—
Con decir eso se marchó del cuarto.
—Debería hacerlo—
Murmuró, pasaron algunos minutos, nadie llegaba.
—"Tal vez debería irme"—
Trato de levantarse con cuidado.
Ya casi cerca de la puerta, alguien había entrado.
Yata levanto la mirada, vio a un chico de cabellos negros y ojos cafés.
—No se supone que deberías estar descansando—
Lo miro algo confuso.
—Creo que ya descanse suficiente, debería irme.—
—Si eso quieres, antes de irte hay alguien que quiere verte—
—¿Alguien?—
—Si, sígueme—
La casa era muy elegante y linda.
Entraron a una habitación, adentro se encontraban otros dos chicos.
Uno de ellos se encontraba sentado en una silla.
Un chico de cabello azul y ojos del mismo color.
A su lado estaba un chico de cabello plateado, y ojos de color amarillos.
Lo observaron al entrar.
En frente de ellos, había una camilla, alguien pareciera estar en ella.
El se acercó, a la camilla, era la chica de ayer, estaba conectada a varios aparatos.
Una joven de cabello azul.
—Tu la salvaste ayer ¿verdad?, muchas gracias—
Hablo el peli azul.
—Mi hermana, ahora esta muy delicada de salud, pero esta viva, no se como agradecerte—
—No hay necesidad de hacerlo, yo solo espero que se recupere—
—Esto, es lo mínimo que puedo hacer, para agradecerte—
El joven se levantó de su asiento y le entregó un sobre.
—Yo....—
—No lo rechaces por favor, es lo mínimo que puedo hacer por ti, gracias-
Se quedó callado, tampoco lo podía rechazarlo.
—Saito te llevará a tu casa, te agradezco, por lo que hiciste—
—No....—
Sintió un pequeño pinchazo en su brazo, su vista se comenzó a nublar.
—Llévalo a su casa—
—No te preocupes Biyeong....—
No pudo escuchar nada más.