Capítulo 4. Falsa Verdad, Mentira Real

N/A: Este es el ultimo capítulo que tengo para subir a día de hoy. Deseo aclarar que esto no implica sea la ‹‹edición final››, es decir; aún pueden existir algunas modificaciones en cuestión de ortogafía, rerdacción y contextualización, no en así de la trama.

¿Por qué hago esto con ésta historia? Mi intención es conocer la opinión y atender a las sugerencias que pudieran compartirme, puesto que soy consciente de mis limitaciones para la escritura y deseo mejorar o bien, cambiar del formato ‹‹Novela›› a los ‹‹Relatos Cortos››, o bien, ‹‹cuento››. No porque me falte amor a la escritura y redacción, sino porque para mi es más importante poder compartir este universo y a estos personas que ya llevan poco más de 11 años guardados que satisfacer mis propias vanidades de escritora (aficionada).

Y bueno, si no lo hice con TENEBRAE es debido a que ―a diferencia de ésta― se encuentra prácticamente terminada y VERUM FALSUM sigue en proceso de redactarse en papel (Word :P), pues la historia y trama (al igual que todas las que complementan 9N.H) tiene 10 años en espera. 

Disculpen la carta esta y bueno, de antemano gracias por su tiempo y todo comentario u opinión es muy bien recibido.

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Capítulo 4. Falsa Verdad, Mentira Real

Otra semana se le escurrió entre los dedos y pese a que su madre le levantó el castigo un poco antes, llegado el fin de semana decidió quedarse en casa, cosa que pareció complacer a sus padres.

     El último adelanto de su trabajo de investigación recibió buenas notas del profesor Vykster, por lo que tenía el fin de semana libre ―aunque sus padres le recomendaron hacer un repaso de las lecciones     ― y prefirió pasarlo solo que llamar a sus amigos.

     Caminaba por las calles sin objetivo por el simple hecho de hacerlo. Durante toda la semana las palabras de Usagi le retumbaron en la cabeza, incluso llego a tener pesadillas en las que era un niño pequeño y lloraba por no ser abandonado.

     Se preguntaba si a eso se refería Usagi cuando decía que estaba vacío por dentro; ¿él era infeliz porque se sentía abandonado? ¿Cómo podría saberlo ella si ni él se había dado cuenta? Y más importante, ¿era eso? Es decir, desde que recordaba sus padres jamás lo dejaron solo; siempre estuvieron ahí, pese a que trabajaban como dementes, no tenía quejas de ellos. No podía reclamarles nada.

     Estaba llegando a la esquina que daba a la plaza de las fuentes, desde que salió de casa pensó que ese lugar seria agradable para intentar aclarar su mente; sonido de agua cayendo y el reflejo del cálido sol sobre la fría superficie liquida.

     Siempre tuvo una fascinación inexplicable por observar las cosas, no que le interesara algo en particular. La mera observación generaba en el un estado de tranquilidad poco claro pero sumamente reconfortante. Algo así como un susurro en sus oídos, venido de ninguna parte.

     Dobló una esquina deteniéndose en el acto.

     Justo frente a él distinguía a Lerng; el chico rubio de ojos negros que en ese momento se entretenía con su teléfono móvil y por la bolsa a un lado de él debía estar en medio de un encargo, pues tampoco se veían sus amigos por ahí.

     La primera intención de Ryu fue evadirlo, pero ni bien apunto los pies otro camino. Retomó el camino original, ahora con un objetivo.

     ― ¡Hey, Lerg! ―lo saludó, y él mismo estaba tan extrañado por hablarle de la nada que no le sorprendió la expresión mostrada por el rubio en su rostro.

     El otro muchacho rodó los ojos; y tomando la bolsa que estaba a sus pies y se dispuso retirarse ignorando a Ryu.

     ― ¡Oye! ―lo llamó nuevamente, cosa que hizo a Lerng reducir la intensidad de sus pasos pero no detenerse―. ¿Podemos hablar?

     Con la mueca de desconcierto aún más acentuada, ambos chicos se dirigieron al parque del otro lado de la calle. Más por hacer tiempo que por querer buscar un lugar cómodo para conversar. Algo por lo que ninguno estaba deseoso.