Capítulo 10. Recuerdos, oportunidades, anhelos y rechazo

N/A: Sin laptop para escribir por algunos días…

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Capítulo 10. Recuerdos, oportunidades, anhelos y rechazo

Después de que Yomi se fuera, los chicos tomaron un taxi tras percatarse Hitomi que iba tarde para entregar su reporte en el Hospital. Ryu agradeció la decisión de no ir caminando pues el paquete que la chica había comprado era sumamente pesado y tras un par de minutos ya sentía los brazos acalambrados.

El edificio del Hospital dejo a Ryu con la boca abierta —lo cual Cho no desaprovecho para hacer sonar sus dientes al cerrarle la boca, burlándose de él—. El lugar era un edificio blanco y enorme, con una explanada al costado tan monstruosamente amplia que Ryu creyó que jamás llegaría.

— No creo que sea cómodo para los pacientes.

— Aquí instalan unidades móviles cuando la capacidad del hospital es superada —le explico Hitomi—. Pero descuida, esta entrada es para los departamentos de investigación. El ala médica está del otro lado.

Con los ojos como platos Ryu le dio otro gran vistazo al edificio, sin ganas de dar un rodeo para comprobar o refutar que tan «cómoda» era la otra entrada.

Cho y Ryu se quedaron esperando en la recepción, que si bien no era una sala de espera para pacientes y acompañantes, si había un olor a desinfectante en el ambiente imposible de ocultar.

Hitomi mostró un pase e ingresó por una puerta electrónica.

Pasados unos diez minutos de esperar en aquellos incomodos asientos Ryu no tuvo que proponerle a Cho ir a otro lugar —aún tenía hambre— cuando Hitomi ya estaba de regreso acompañada por Tetsuru y otra mujer de edad adulta.

El joven iba con una bata de laboratorio al igual que la mujer, ambos lucían complacidos, aunque la chica llevaba aun expresión de resignación, sin dejar de lado su mirada y sonrisa amable.

— Disfruta las vacaciones —le decía la mujer—. Ya habrá tiempo para que estés encerrada en los talleres.

— Gracias, señora Qurtz.

Tetsuru saludo a los chicos sentados al otro lado de la sala antes de colocar una expresión seria mientras regresaba con su colega de mayor edad a paso acelerado y hablando seriamente.

— Eso fue rápido —dijo Ryu una vez que Hitomi los alcanzo.

— Sólo entregue un informe del estabilizador que me ayudaste a cargar —comentaba ella para después sonreía soltando un suspiro de resignación—. Air vino y se fue hace una hora.

— ¿No iban a venir juntos?

— Íbamos a vernos para comparar un transistor de frecuencia, pero me dijeron que no lo tenían aun, así que creo que decidió venir al hospital antes…

— ¿Sin avisarte?... ¡Auch! —exclamó indignado, y por su poco tacto recibió un disimulado golpecito por parte de Cho aunque lo tomó tan de sorpresa que no pudo evitar quejarse—. Lo siento, quiero decir.

— Me envió un mensaje, eso fue un rato antes de encontrarme con Yomi. Como pensé que era Air me sorprendí mucho…

— ¡Espera!

Ambas chicas se detuvieron de golpe mientras el chico se revolvía el cabello.

— ¿Qué sucedes? —le preguntó Cho preocupada.

— ¿Estuviste cargando esa cosa toda la mañana?

Cho rodó los ojos mientras que su amiga reía ante la expresión estupefacta de Ryu. A quien le punzaban los brazos de sólo imaginarse llevando a cuestas el pesado trozo de metal por diez minutos más.

Pasaba ya de medio día, por lo que Cho les propuso regresar al departamento para comer con los demás. Ryu estaba tan hambriento que no se opuso, inclusive agradeció poder saltar la escenita de «donde tú quieras» para elegir un lugar para comer.

Debido a la hora la ciudad estaba un tanto menos concurrida mientras avanzaban por las calles en otro taxi, y les costó conseguir uno; pues en realidad no parecía que fuera pasar ninguno mientras ellos esperaban. Hitomi se quejó de lo caro era en comparación a tomar el subterráneo, pero como eso implicaba caminar varias cuadras y Cho estaba muy hambrienta —lo cual secundó Ryu— terminaron por elegir el transporte menos convencional de Las Cataratas.