Viajes interminables

Viaje I

Las personas a menudo piensan que soy serio, inseguro y reservado.
Las personas a menudo piensan que soy divertido, seguro de sí mismo y con una manera admirable de expresarse.
Soy una paradoja, un laberinto sin paredes.
Soy lo que ellos quieren ver, soy lo que quiero ser
¿Me permitiré ser quién realmente soy o me limitaré a una máscara de eufemismos y mentiras?.
Escondiendo bajo una sonrisa miles de palabras que se refugian en mi boca, escondidas del monstruo del qué dirán.
¡Pues no existe temor más grande que ser rechazado por sí mismo!
Rechazado por ideas tan absurdas que toman sentido. 
Congelado bajo una montaña de silencio. 
Encadenado a la estupidez y la ignorancia.
Miro vagamente a mi alrededor, solo veo el frío y su ártico.
Desierto pálido, mar de tempestades. 
Encerrado en mi mente, queriendo ser libre. 
Ella me regala una mirada piadosa, sus labios me dedican unas palabras:
-Estás encerrado en esta jaula aún con la puerta abierta. ¿Esperas que alguien venga por nosotros?. 
Mis ojos se quiebran, las lágrimas se desbordan inundando mi corazón.
Después de cortar el nudo en mi garganta, me ánimo a responderle:
-Amada mía, las palabras no hacen justicia a tu majestuosidad, tus imperfecciones te hicieron perfecta, profeta de los necios, perdición de los sabios. Estoy aquí sin poder ver la puerta. ¡Sácame de aquí y seamos felices juntos!. 
Su mirada llena de vida murió, sus labios empezaron a pudrirse, su pelo se cayó revelando su verdadera forma. 
La forma del miedo, el continuo rechazo. 
En ese instante supe que tuve la puerta frente a mí todo este tiempo, pero el miedo no me dejó verla.

 



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En el texto hay: relatos cortos

Editado: 26.08.2019

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