Victoria no quiere casarse

PARTE 13

ANDREW

Siento la boca reseca, el cuerpo como pegajoso.

—¡Carajo! — Grito y termino en el suelo, porque alguien se atrevió a abrir las cortinas y dejar que las luces del sol sobre mis ojos. Algunos recuerdos vienen a mi cabeza, que empiezan a martillar.

—¿Ya se despertó la bella durmiente?

Ese sonido, esa chillona y estridente voz, esperen un momento. ¿porque la imagen de su boca cerca de la mía viene a mi cabeza? Es imposible, a mí esa tipa no me gusta, además de que ella es.

—Puedes decirme, ¿qué diablos pasó? Y ¿dónde estoy?

—Encima que la hago de buena samaritana, que ando recogiendo borrachos en la calle, me gritas y exiges, yo si soy gente no como otros, mira en la cocina hay un café cargado y tu ropa está limpia, a penas termines puedes irte, por cierto, como soy demasiado buena, hasta te puedo dejar darte una ducha, solo disculpe su majestad la pequeñez de mi recinto, no es una ducha española como su señoría merece.

Ella no entiende, ni entenderá, todos me dieron la espalda, desde que supieron que mi familia me había dejado a mi suerte, simplemente los que se decían ser mis amigos, desaparecieron, uno a uno, me fue cerrando la puerta en las narices, he tenido que dormir en lugares que me da escalofríos recordar, tener un baño decente es lo menos que me importaba, tenía que cuidarme hasta de las ratas, ni que decir el lugar donde vivo ahora, una real pocilga, observo la habitación donde estoy, no es un palacio, pero parece decente, no veo grandes grietas en las paredes o el papel tapiz despintado, el piso parece recién cambiado, es parque, no es del mejor material, pero es decente.

—Gracias, supongo —le digo de mala gana, pero mis ojos, no dejan de mirar su boca, sus labios, son tan. Niego con la cabeza y miro hacia abajo, escucho que cierran la puerta y siento un alivio, como si estar solos en una habitación hiciera que las paredes se achicaran y sintiera que el aire quemara.

—Gracias.

—Por segunda vez en el día, me dices, gracias, van a llover algodones de azúcar esta noche. —No le respondo y bebo el café que me había ofrecido, ¡Rayos! Sabe delicioso, pero no digo nada, no quiere que se le suben los humos.

A lo lejos veo juguetes de niño, cosas infantiles, arqueo un poco las cejas, tenía hijos y no tenía idea, ¿esposo? Lo dudo, ningún hombre en su sano juicio dejaría que su mujer trajera a otro a casa y que durmiera en su cama.

—Es de mi sobrina, ellas viven conmigo, están de viaje. Mi mejor amiga, que es como mi hermana, ella se ganó un ascenso y decidió salir de vacaciones con ella. Cosas de madre e hija, no me les uní porque no podía, pero pronto lo haré. Hoy en la noche las alcanzaré, amo nadar.

No sé porque la imaginé, en traje de baño, uno blanco, bajo el sol, esas caderas que se maneja, solo las he visto en su traje y no lo niego, he alucinado, como ahora, esos enormes pechos. ¡Reacciona, Andrew! Es la asistente de tu hermana, no está ella a tu nivel, además ella es con su color de piel.

—Sé ve un lugar decente, supongo que ser asistente de mi hermana te deja pagar un lugar así.

—La verdad, este lugar es un palacio, a comparación con el primer departamento donde vivíamos, el jefe de mi amiga, tiene un programa donde la renta es mínima para madres solteras así que aprovechamos, tiene cuatro habitaciones, tres de ellos tienen su propio baño, además de esta cocina toda equipada, hasta un pequeño balcón como en las películas gringas.

Pienso, renta mínima, cuarto extra, una idea loca viene a mi cabeza y yo la niego, es imposible y sería la peor decisión que pudiera tomar.

—Ayer tomé demasiado y hay cosas que no recuerdo, ¿hice algo? Tal vez no sé, alguna estupidez.

—Sí, intentaste besarme y me acorralaste sobre la pared.

—¿Qué hice qué? —le dije, atragantándome con el café. Luego la veo carcajearse, siento alivio, debe ser una maldita broma de su parte, no estoy de humor para sus chistes.

—Nada, como crees, solo vomitaste sobre mi ropa, cuando tropezaste y me empujaste sobre la pared. Tranquilo, rencorosa, no soy; por cierto, mi traje quedó arruinado, así que te mandaré la boleta de la compra que haré y no te saldrá nada barata.

Ella habla y yo solo miro su boca, ella dice una cosa y yo solo pienso en su boca y como si quisiera devorarla.

—Sé que soy guapa y exuberante, pero si me miras tanto, me vas a gastar.

—Ya quisieras.

UNA HORA DESPUÉS.

Ingreso a mi habitación, este agujero de ratón, las sirenas, las peleas de los dé al frente, es cada día más insoportable, pero debo ahorrar todo lo que pueda, necesito un día demostrarle a mi padre y hermana, que puedo ser alguien sin su apoyo, me canse que me dieran la espalda, de que mi minimicen, voy a hacer que los que estaban cuando estaba arriba, me terminen buscando y suplicando unirse a mi proyecto, esta vez no haré las cosas a lo loco, siento como una urgencia de querer plasmar mis ideas, ese impulso, rápidamente saco mi cuaderno de dibujo y empiezo a plasmar las cosas que vienen a mi mente, tal vez no termine la universidad, pero algunas lecciones quedan“Victoria¨s” no sé por qué su nombre siento que quedaría bien en mi sueño, se supone que me cae mal, como pata en el hígado, sin embargo, no la dejo de pensar.



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En el texto hay: comedia, venganza, amor

Editado: 05.08.2024

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