Victoria no quiere casarse

PARTE 15

—Sí, y no, querida jefa—. Trato de responder, esperando que no note lo nerviosa que me siento, o sea, es mi jefa, además de la hermana del sujeto con quien me está involucrando.

—Cuéntame cómo es eso, mientras bebo mi café, Cómo diría mi nana, el chisme está bueno.

—jefa, por favor, no es para tanto, su hermano estaba ebrio, solo se tropezó con mi cara, no fue un beso por así decirlo.

—Pero sus bocas chocaron, es lo que yo vi, no fue un ósculo, pero tu boca y su boca, ya, pues, es como contar uno más uno.

Diosito, que me trague la tierra y me mande a Marte, solo fueron microsegundos en que me deje llevar de alguna manera, aunque parezca curioso, nunca había dado un beso, tengo más de veinte años y solo quise saber cómo era, no es lo mismo que cuando era una joven y practicaba con mi mano o besaba los carteles de algún cantante de moda.

—jefa, me va a disculpar, pero no me lo tome a mal, solo fue algo sin importancia, un acto involuntario. Jamás me gustaría su hermano, al contrario, hasta me dio cosa, todo ebrio y eso, me sentí hasta acosada, podría demandarlo, ¿sabía? Mejor olvide lo que vio y haga como que nunca pasó, él no lo recuerda y mejor así.

Cuando le dije eso último, mi querida jefa agrando los ojos y casi escupe el café tan rico que le traje.

—No desperdicie de esa forma el café.

—Mi hermano es un idiota, pero me agradarías como cuñadita—si supiera que casi lo soy, cuando me pare en ese altar y Salí corriendo, ni loca, señores, que me internen y me pongan cien camisas de fuerza.

—Que Dios no la oiga, como diría mi abuela, Jesús, María y José— Me persigno, como si me hubiera estado echando la maldición, la dejo sola y, cuando abro la puerta, puedo verlo ahí, como bobo, recibiendo regaños de parte de Mary, la encargada de limpieza.

—¿Qué le hiciste a mis herramientas? No funcionan y además te gastaste lo que yo uso en un mes, la de contabilidad me va a decir mi vida como pueden poner a un bueno para nada en el área de limpieza, pensé que estaba dejando a alguien capacitado, solo mírate, que ¿tenías miedo que se te rompan las uñas? —no puede creerlo hasta pena me dio el pobre, que estaba con los brazos cruzados, se nota que está conteniendo la rabia, tiene los puños cerrados, si las miradas mataran espera me está mirando a mí ¿o me parece? Este loco, mejor yo sigo en lo mío.

No lo volví a ver en toda lo que resta del día y es lo que más agradezco, entonces recibo un mensaje de Virginia, que el abogado había ido a visitarla y tenía que irse con urgencia a vivir a esa casa grande, no me dio tiempo ni de despedirme de mi princesa, aunque dice que la traerá mañana a recogerme a la oficina, ahora no tiene que trabajar y el tiempo le sobra, como el cuento de una princesa enjaulada en el palacio, palacio, pero de terror, mira que vivir con ese par de cacatúas pobre el finadito, lo que habrá sufrido.

Cuando llego a casa, la siento triste, si su risa, su aroma aún sigue aquí, pero no sé cómo haré para estar sin mi princesita, su muñeca favorita la dejo, no creo que pueda dormir hoy sin ella, mejor voy a dejarla, pero hasta llegar allá no voy a poder regresar, le mandaré un mensaje a Virginia que mañana se la llevo.

Me doy un baño y uso las burbujas de mi princesita, ahora estoy tan remojada que mis pezones parecen pasitas añejas, no estoy acostumbrada a vivir sola, se siente extraño, una sensación incómoda, pero la mayoría de personas pueden estar rodeadas de otros y sentirse aún más solas que yo, que no tengo ni perro que me ladre, suspiro como colegiala y me levanto me doy un pequeño rápido baño para quitar la espuma y tomo una toalla y en ese me doy cuenta por el silencio que no hay nadie y si quiero puedo andar desnuda, nadie gritará “tapate” “cúbrete” i

Limpio la humedad del espejo y me observo, soy guapa, inteligente, trabajadora, cuenta bueno chistes y aun así no encuentro a alguien que valga la pena, debería hacer como en los libros que lee mi mejor amiga, emborracharme en algún bar lejos de aquí y entregarme al primero que me guiñe el ojo, sé que soy virgen y todo, pero ya me siento como vieja, que se me va el tren, eso que no tengo ni veinticinco y me siento así, vamos Victoria, nada de deprimirse, Virginia tiene la culpa, quien la mando a casarse sin saberlo con un viejito moribundo. Me ha dejado sola, triste y desamparada.

A la mañana siguiente, otra vez esa sensación, es que muchas veces a estas horas mi princesita me despertaba a besos, y lo que yo correspondí con cosquillas hasta hacerla llorar de la risa. Mi niña hermosa, le voy a mandar un mensaje a mi amiga, para ver cómo le fue.

Las horas pasan lentas y yo me siento como cansada, no dormí bien, ¿qué voy a hacer? Parece que era muy dependiente de ellas, emocionalmente hablando, las extraño demasiado hasta que estoy chillando.

—Necesito hablar con mi hermana.

Lo veo ahí parado, ni cuenta me di cuando apareció, pero qué majadero, parece un fantasma, ni lo oí venir.

—Pareces niño chiquito ¿Cómo se piden las cosas? —Hace una mueca y dobla la boca, seguro querrá maldecirme hasta cuando respiro, pero sabe que no puede, debe ser también difícil para él, siendo un riquillo venido a menos, recibir órdenes de alguien que seguramente él considera inferior, bueno, pues, quien lo mando a ser tan inmaduro e idiota que perdió todo por creerse la última inca cola del desierto y que las personas siempre perdonarían sus metidas de pata.



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En el texto hay: comedia, venganza, amor

Editado: 05.08.2024

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