Los dos continuaron caminando, mientras el ambiente volvía poco a poco a un tono más relajado en dirección al comedor, donde la cena estaba a punto de comenzar.
Lilian y su padre habían regresado a su posición inicial, continuando con la recepción de los invitados que iban llegando. La leve tensión en el aire parecía inevitable, pero ella se esforzaba por concentrarse en los rostros frente a sí. Poco después, las puertas de la entrada se abrieron nuevamente, revelando a Lord Sebastian Whitaker. El Marqués entró con su habitual confianza y una sonrisa cortés.
"Lord Whitaker", dijo el Duque, con una sonrisa que, para Lilian, parecía más triunfante que cordial.
"Es un honor tenerlo con nosotros esta noche. Espero que el viaje haya sido agradable."
Whitaker inclinó ligeramente la cabeza, posando los ojos por unos segundos en Lilian antes de responder.
"Siempre, Su Excelencia. Un destino tan distinguido hace que cualquier viaje valga la pena."
El Marqués se volvió hacia Lilian, que parecía tranquila, aunque su mano descansaba discretamente sobre el brazo de la silla, con los dedos ligeramente curvados.
"Lady Lilian", dijo él, dando un paso hacia ella e inclinando la cabeza en señal de saludo.
"Siempre es un placer volver a verla. Está bellísima esta noche."
Lilian forzó una sonrisa educada y respondió con la voz impecablemente controlada:
"Lord Whitaker, me alegra que haya podido asistir. Mi padre estará complacido de tenerlo aquí."
El Duque, claramente satisfecho con la interacción, invitó a Whitaker a entrar, indicando el lugar reservado para él junto a Lilian en la mesa.
"Por favor, Lord Whitaker, tome asiento. Estoy seguro de que su presencia será apreciada por todos los presentes."
Mientras Whitaker se dirigía al salón donde se reunían los invitados, Lilian respiró hondo, intentando ignorar la sensación de pánico que la embargaba. Su padre le lanzó una mirada de aprobación, sin notar su incomodidad.
Mientras tanto, Gabriel y Damien seguían hacia el comedor, donde los sirvientes se movían rápidamente, ajustando los últimos detalles. El suave resplandor de las velas se reflejaba en los arreglos florales dispuestos con esmero sobre la mesa, creando un ambiente de refinamiento. El aroma delicado de los platos recién preparados comenzaba a extenderse por el aire, anunciando que la cena estaba por servirse.
Damien echó un nuevo vistazo alrededor, admirando el ambiente.
"Debo admitirlo, Gabriel. El Duque sabe cómo impresionar. Casi me hace sentir mal por mi propia hospitalidad."
Gabriel sonrió con ironía.
"La cuestión no es solo lo que se ve, Damien. Es lo que se esconde detrás del espectáculo."
El tono era tranquilo, pero la insinuación, clara, mientras ambos avanzaban hacia la mesa elegantemente dispuesta.
Los invitados comenzaron a ocupar sus lugares, y Lilian se sentó en la cabecera junto a su padre, el rostro sereno mientras saludaba a las figuras más importantes de la sala. Gabriel fue conducido a un lugar destacado cerca del Duque, claramente reservado para el homenajeado de la noche, mientras Damien tomaba asiento a su lado, su sonrisa relajada en claro contraste con la formalidad del ambiente.
Al otro lado de la mesa, en una posición cuidadosamente escogida, se encontraba Lord Sebastian Whitaker. El Marqués mantenía una postura impecable, su mirada astuta analizando cada detalle. A pesar de la sonrisa cortés que nunca abandonaba su rostro, había algo en él que inquietaba profundamente a Lilian, llevándola a evitar el contacto visual con él siempre que podía.
Con todos los invitados sentados, el Duque se levantó, golpeando suavemente su copa de cristal para llamar la atención. El sonido resonó por la sala, y un silencio expectante se apoderó de los presentes.
"Damas y caballeros", comenzó el Duque, con un tono que mezclaba autoridad y orgullo,
"esta noche celebro dos ocasiones muy especiales. En primer lugar, tengo el honor de recibir al Conde Sinclair, un hombre cuyo servicio a la Corona es ampliamente reconocido."
Alzó su copa en dirección a Gabriel, lanzándole una mirada disimulada.
"Conde, es un privilegio tenerlo entre nosotros. Que esta noche marque el inicio de un regreso memorable."
Los invitados alzaron sus copas al unísono, acompañados de murmullos de aprobación. Gabriel se inclinó ligeramente.
"Estoy profundamente agradecido por esta cálida recepción, Su Excelencia, y por todos los presentes. Es un honor estar aquí y compartir esta noche con vosotros."
El Duque asintió satisfecho antes de continuar.
"Y además, tengo otra noticia que deseo compartir con todos ustedes. Es con gran alegría que anuncio el compromiso de mi hija, Lady Lilian Cavendish, con nuestro distinguido Marqués Sebastian Whitaker. Que esta unión traiga honor y prosperidad a nuestras familias."
La sala estalló en aplausos educados. Lilian apenas los escuchó. La sangre rugía en sus oídos, apagando el sonido de las copas entrechocando y los susurros de felicitación. Sus dedos se cerraron con fuerza alrededor del tallo de su copa de vino, el cristal presionando contra su piel. Una grieta se formó, casi imperceptible, pero la sintió. Una línea frágil a punto de romperse.
Del otro lado de la mesa, Gabriel permanecía rígido, la mandíbula apretada. Las manos cerradas en puños bajo la mesa. Sus ojos encontraron los de ella.