Vientos de Pasión - Versión española

Episode 24

El Duque dejó el despacho y se dirigió al salón donde Lilian acostumbraba pasar las mañanas. La encontró sentada junto a la ventana, sus dedos jugando distraídamente con un bordado que había comenzado. Clara, sentada a cierta distancia, se levantó cuando él entró, tensa.

—Lilian, necesito hablar contigo.

Ella alzó la mirada, enderezándose en la silla, aunque sus dedos seguían sujetando el bordado.

—¿Sobre qué? —preguntó—. ¿No hemos tenido ya suficientes conversaciones?

—Lilian, no pongas a prueba mi paciencia —respondió el Duque, acercándose—. Lady Penélope, tu tía y madrina, ha organizado un baile en Londres. Y tú tendrás que ir, y no solo como mi hija, sino como futura Lady Whitaker.

Lilian frunció el ceño, dejando el bordado sobre la mesa.

—Entonces, además de anunciar mi compromiso sin mi consentimiento, ¿ahora usa esto como excusa para exhibirme como un trofeo?

—No hables de manera tan dramática —reprendió el Duque, con severidad—. Tu presencia es necesaria. Este baile reforzará la posición de nuestra familia y consolidará tu futura unión.

Antes de que Lilian pudiera responder, Whitaker entró sin ser anunciado, como si el lugar le perteneciera.

—Espero no estar interrumpiendo —dijo, con un leve saludo hacia Lilian—. Vine a confirmar los preparativos para nuestro viaje.

Lilian se levantó de la silla con un movimiento elegante.

—Mi madrina seguramente se sentirá satisfecha de saber que su atención al detalle es ejemplar, Lord Whitaker.

—Ejemplar es precisamente lo que espero que sea nuestra presentación en Londres, Lady Lilian. Después de todo, es una oportunidad para reforzar lo que todos ya saben, que la futura Lady Whitaker está a la altura del papel que le corresponde.

—El papel que me corresponde —repitió Lilian, con un tono que parecía ligero, pero lleno de ironía—. Creo que usted tiene expectativas muy claras respecto a eso.

El Duque intervino antes de que la conversación pudiera avanzar más.

—Lilian, este viaje es más que una simple cortesía. Es una representación de la unión entre nuestras familias y del lugar que ocuparás. Quiero que estés a la altura de la ocasión.

—Como siempre lo estoy, padre —respondió Lilian, volviéndose hacia él—. Después de todo, la perfección es lo que se espera de una Cavendish.

Whitaker rió por lo bajo, el tono cargado de encanto.

—Y nunca se me pasó por la cabeza que fuera diferente. Lady Lilian ha demostrado ser todo lo que se podría esperar de una futura esposa... y más.

Clara, que presenciaba el intercambio en silencio, dio un pequeño paso atrás, sus ojos castaños llenos de preocupación, aunque su rostro permanecía neutro. La tensión en el aire era sutil.

—Espero que el viaje a Londres esté siendo planeado con el mismo rigor —comentó Whitaker, volviéndose hacia el Duque con una sonrisa pulida—. Lady Penélope es conocida por su atención a los detalles. Estoy seguro de que será un evento memorable para todos los involucrados.

El Duque respondió con un leve asentimiento, sin percibir la tensión subyacente.

—Lilian estará preparada. Ella sabe que representa el nombre de nuestra familia.

Whitaker lanzó una mirada a Lilian, que fingió no notarla.

—No esperaría menos de alguien con su linaje.

El Duque asintió, satisfecho.

—Muy bien. Lilian, asegúrate de que todo lo que necesitas esté listo para mañana.

—Sí, padre —respondió Lilian, con voz controlada y sin emoción.

Whitaker se inclinó ligeramente, en un gesto respetuoso.

—Lady Lilian.

Y, con una última sonrisa, se marchó tranquilamente.

El Duque hizo un movimiento para salir, lanzando una breve mirada a Lilian antes de dirigirse a la puerta. Sin embargo, antes de cruzar el umbral, se volvió hacia ella:

—Espero que sepas comportarte, Lilian. No quiero ser avergonzado delante de la corte.

Lilian asintió lentamente, sintiendo la mirada de su padre como una cadena invisible apretándose a su alrededor. Él no esperó respuesta, porque ya daba por sentada su obediencia. Clara desvió la mirada al suelo, intentando contener la silenciosa indignación que sentía. Sin más palabras, el Duque salió.

Clara se acercó a Lilian, preocupada:

—¿Estás bien?

Lilian soltó un pequeño suspiro.

—Estoy. Solo tengo que acostumbrarme a la idea de que ese hombre va a ser mi marido —dijo, desviando la mirada, su tono seco enmascarando la creciente ansiedad.




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