Vientos de Pasión - Versión española

Episode 29

Poco después, Lilian llegó acompañada de Clara. Iba vestida de forma sencilla pero elegante, con un vestido azul oscuro que resaltaba sus ojos verdes. En cuanto entró, Lady Penélope se levantó para recibirla con una cálida sonrisa.

"Lilian, querida, qué alegría verte. Tenemos visitas muy especiales esta tarde."

Lilian, al ver a Gabriel, se detuvo un instante, sintiendo cómo el calor subía a su rostro de forma casi incontrolable. La última vez que habían estado tan cerca, él la había besado. El pensamiento, que había intentado enterrar, regresó con fuerza. La incomodidad se instaló antes de que pudiera disiparla. Rápidamente se recompuso, esforzándose por controlar el tono de su voz.

"¿Gabriel? No sabía que estabas en Londres."

Gabriel se levantó, inclinándose ligeramente en un saludo.
"Lilian. Qué grata sorpresa."

Clara permaneció en silencio, moviéndose discretamente para volver a llenar las tazas. Damien la siguió con la mirada, intrigado. Cuando ella se inclinó para ajustar la bandeja, el pequeño medallón que colgaba de su cuello brilló bajo la luz de la sala.

Damien frunció levemente el ceño, sin poder apartar los ojos del medallón de Clara. Había algo en esa pieza que le resultaba extrañamente familiar. No era solo la inscripción o el brillo desgastado por el tiempo, era una sensación, un recuerdo vago, como un susurro procedente de un rincón lejano de su memoria.

"¿Dónde he visto esto antes?" —murmuró para sí mismo, tamborileando los dedos sobre el brazo del sillón. La respuesta estaba ahí, al alcance de su mano, pero envuelta en una espesa niebla.

Clara, ajena a la intensa mirada de Damien, volvió su atención hacia Lilian. Pero Damien continuó observándola, la mandíbula tensa. Aquella joya no era trivial. Y por alguna razón, sentía que descubrir su origen podría cambiar más de lo que estaba dispuesto a admitir.

Lady Penélope centró entonces su atención en Lilian:
"Entonces, querida, ¿ya conoces al Conde Sinclair?"

Lilian dudó, su sonrisa vaciló ligeramente antes de responder.
"Sí, madrina. Gabriel es nuestro vecino. Nosotros... crecimos juntos."

Lady Penélope entrecerró los ojos, captando más de lo que Lilian quería decir.
"¿Crecieron juntos? Curioso cómo algunos lazos sobreviven al tiempo… y a veces, incluso al silencio."
Luego miró a Gabriel:
"¿Así que usted es el hijo de Samantha Sinclair?"

"Sí, lo soy" —respondió Gabriel con calma.

Lady Penélope dejó su taza con un gesto elegante, sin apartar la mirada de Gabriel, analizando cada matiz de su comportamiento.
"Recuerdo a su madre, Samantha. Era una mujer extraordinaria, con una elegancia natural y un corazón generoso. Una gran pérdida para todos."

Gabriel desvió la mirada, pero el leve apretón de sus dedos en la taza traicionó su emoción.
"Gracias, milady. Mi madre fue, en efecto, una mujer extraordinaria."

Lady Penélope inclinó ligeramente la cabeza, como si dudara antes de continuar.
"También sé lo que ocurrió, Gabriel. Cómo se vio obligado a abandonarlo todo. Su padre era… complicado. No puedo imaginar que fuera fácil para usted."

Gabriel levantó la vista, sus ojos azules llenos de intensidad.
"La vida rara vez es fácil, Lady Penélope. Pero de un modo u otro, he encontrado mi camino."

Lady Penélope esbozó una pequeña sonrisa, mostrando comprensión.
"Y hay cosas que deben afrontarse, sin importar el precio. Espero que sepa en lo que se está metiendo, joven. Esta sociedad no es amable con quienes intentan sacudir sus cimientos."

Gabriel le devolvió la sonrisa.
"Soy plenamente consciente de ello, milady."

Lady Penélope se recostó en su sillón, lanzando una breve mirada a Lilian, que permanecía en silencio, las manos delicadamente apoyadas en su regazo.

"Bien, Gabriel. Si es tan decidido como lo era su madre, tal vez tenga una oportunidad. Pero le advierto, el camino no será fácil."

Gabriel permaneció en silencio por un momento, observando cómo Lady Penélope miraba a Lilian con una protección casi maternal. Ese gesto le hizo comprender que no estaba solo en su objetivo de proteger a Lilian. Allí tenía una poderosa aliada.

Damien, por su parte, parecía ajeno al intercambio de miradas. El medallón de Clara seguía ocupando sus pensamientos, pero se mantuvo discreto, permitiendo que la conversación fluyera.

El ambiente se relajó ligeramente y la conversación se tornó en un equilibrio entre ligereza y una sutil tensión. Gabriel, con su tono habitual de seducción discreta, aprovechaba cada ocasión para provocar a Lilian, mientras Damien intercalaba comentarios ingeniosos que arrancaban pequeñas sonrisas a los presentes.

"Lady Penélope" —comenzó Gabriel, dejando su taza con elegancia— "debo decir que rara vez se encuentra un ambiente tan acogedor en Londres. Es un placer estar aquí."

"Me alegra que se sienta así" —respondió Lady Penélope con una sonrisa algo maliciosa—. "Espero que la presencia de Lilian haga la visita aún más interesante."

Lilian levantó la mirada hacia Gabriel, el brillo irónico en sus ojos dejaba entrever lo que vendría.
"Estoy segura de que Gabriel tiene muchas historias fascinantes que contar. Siempre ha tenido el talento de transformar lo ordinario en extraordinario."

Gabriel inclinó ligeramente la cabeza, una sonrisa dibujándose en sus labios.
"Y Lady Lilian siempre ha tenido el talento de encontrar ironía en todo. Una cualidad rara y, diría, encantadora."

Lady Penélope observó el intercambio con atención, notando las pequeñas señales que ambos intentaban disimular. Aprovechando la dinámica, se enderezó y anunció:
"Ahora que están todos en Londres, no pueden faltar al baile que ofreceré en unos días. Será una excelente oportunidad para renovar viejas amistades y crear nuevas alianzas."

Gabriel asintió cortésmente.
"Será un honor asistir, Lady Penélope."




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