Leah volvió a hojear el pesado testamento. Una y otra vez. Cada vez que lo volteaba, algo le parecía mal. ¿Cuántas veces le había dado la vuelta? ¿Diez? ¿Veinte? En cualquier caso, siempre había algo que le parecía mal, como si le faltara una pieza de un rompecabezas, y por mucho que la uniera no lo arreglaría.
──Kevin Howard, Heredero ...... Susurró, con los ojos pegados a la primera página, calculando mentalmente. Otra vez esas dos palabras: heredero. Leah frunció el ceño y golpeó inconscientemente el escritorio con las yemas de los dedos. Pero no le sirvió de mucho. Cada vez leía más.
Un artículo en particular dejaba claro que Kevin tenía que vivir con un «socio de confianza» durante cinco años antes de poder heredar el control total de la empresa familiar Howard. Vaya, esta madre piensa claramente que «socio de confianza» es una prueba de la fidelidad de Kevin. ¿Crees que es una simple cláusula matrimonial? Te equivocas, el significado oculto de esta cláusula es: «¡Vamos, Kevin, demuestra que puedes traicionarte por completo y defender los intereses de la familia!».
Leah hizo una pausa. Tenía que continuar, no podía dejarse llevar por esas emociones. Entonces vio el acuerdo suplementario en la última página y bajó la mirada, prácticamente riendo a carcajadas. ¿Existía realmente este tipo de operación?
──Si se produce una ruptura de la confianza durante el periodo de convivencia con la esposa, el testamento queda automáticamente anulado.
Los latidos de su corazón se aceleraron al instante y las puntas de sus dedos se pusieron rígidas. ¿Una ruptura de la confianza? Esta letra pequeña era como un cuchillo colgando de lo alto que podía caer en cualquier momento. Leah sintió que un repentino escalofrío le recorría la espalda: no sólo estaba poniendo a prueba a Kevin, supuso, la estaba poniendo a prueba a ella.
Respiró hondo y cerró los ojos, tratando de calmarse. Definitivamente, el testamento de la madre de Kevin era mucho más complicado y estaba más cargado de crisis de lo que ella pensaba.
En ese momento, se oyó un ruido en la puerta. Leah levantó la cabeza y vio a Kevin en el umbral, con una mirada fría. No había sonrisa ni saludo, sólo esa profunda sensación de opresión.
──¿Qué has encontrado? Habló con un tono tranquilo y poco natural, como si ocultara algo.
Leah le entregó el suplemento, la mano le temblaba ligeramente, pero hizo todo lo posible por reprimir sus emociones, sus ojos inequívocamente decididos. No había vuelta atrás para ella.
──He encontrado el secreto del testamento de tu madre. Su voz se mantuvo calmada, pero el sabor provocativo no podía ocultarse.
Kevin miró el expediente y frunció ligeramente el ceño. Leah vio claramente el destello de emoción en sus ojos, la complejidad que no podía captarse. ¿Ira? ¿Decepción? ¿O algún tipo de impotencia tácita?
En lugar de reaccionar inmediatamente, levantó la cabeza con calma y miró directamente a Leah.
──¿Realmente pretendes descubrir esto? Su tono era grave, con una evidente amenaza.
Leah guardó silencio durante unos segundos, con el corazón fluctuando. Sabía que había llegado al borde del abismo. Sin dudarlo más, respondió:
──Tu madre obviamente sabía que alguien cavaría tan hondo como yo. Lo que no esperaba era que este testamento tuviera tantas cláusulas desconocidas.
Sin responder, Kevin se volvió hacia la ventana. De espaldas a Leah, su voz sonaba aún más cansada:
──Puedes elegir irte, Leah. Sé que no te resultará fácil, sobre todo porque nunca has confiado en mí.
De repente, el corazón de Leah se agarrotó con fuerza; las palabras le atravesaron el corazón como un cuchillo. ¿Confiar? Nunca había confiado en él. Esa sensación de estar siempre a la defensiva se había convertido en un hábito para ella, incluso más natural que respirar. Pero ...... seguía sin atreverse a rebelarse contra él, e incluso confiaba en él más de lo que jamás había imaginado.
Reprimió la vibración de su corazón y le respondió fríamente:
──¿De verdad crees que me iré?
Kevin no respondió, se limitó a permanecer en silencio, la soledad de su espalda le hizo sentir una opresión inexplicable. Tenía claro que ya no podía controlar la situación.
Respiró hondo, se obligó a calmarse, recuperó la voluntad y dijo débilmente:
──Pase lo que pase, no me dejaré ir fácilmente. Al darse la vuelta, le dirigió fríamente una mirada: ──Continuaré investigando hasta que todo salga a la luz.
Kevin no miró hacia atrás, sus ojos seguían fijos en el otro extremo de la ventana, como si ya estuviera atado por algún tipo de destino.
A Leah se le encogió el corazón. Sabía que se había visto arrastrada a una situación mucho más complicada de lo que jamás había imaginado, que cada paso era como pisar un campo de minas y que ella, hacía tiempo, había sido incapaz de salir de él.
Caminó lentamente hasta la mesa y guardó el testamento en el cajón. El peso de aquel documento era mucho mayor de lo que había sentido nunca.
Al otro lado de la puerta, Kevin aún no se había marchado.
Leah se detuvo unos segundos y finalmente no dijo nada, se dio la vuelta y salió del despacho. Sabía que no había vuelta atrás.
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Editado: 13.01.2025