Kevin estaba de pie junto a la ventana, con los ojos atravesando la oscuridad como si tratara de encontrar alguna respuesta en las lejanas luces de la ciudad. La silueta de Howard House parecía una casa encantada abandonada en la noche, la única fuente de luz en la vacía sala de conferencias reflejándose en su rostro, atrapado en sus pensamientos. Los dedos rozaron el alféizar de la ventana, el tipo de aburrimiento que parecía disolver algo que pesaba sobre su mente.
──Lo estás haciendo bien. La voz de Kevin era grave, como un pensamiento surgido al azar en su mente, sin intención de ofrecer consuelo a nadie en absoluto.
Leah se quedó allí, observándole en silencio. Su calma exterior se había vuelto del revés. Lo sabía, Kevin por fin empezaba a confiar en ella, no sólo por su profesionalidad, sino por su independencia, su resistencia... por fin veía algo en ella en lo que valía la pena confiar. Pero ella había decidido dejar de ser el peón dócil y obediente.
Respiró hondo y se colocó detrás de él, con voz tranquila──.
──Pero no puedo seguir aquí sentada esperándote.
Kevin giró la cabeza y enarcó las cejas, con los ojos llenos de confusión──.
──¿Qué estás diciendo?
──Quieres tener el control, lo entiendo. Pero yo ya no quiero depender de ti. Su tono era tan ligero que uno no podía evitar preguntarse si la había oído mal, pero en sus ojos, Kevin detectó un atisbo de determinación que no pudo ignorar.
Las cejas de Kevin se tensaron ligeramente mientras se erguía y la miraba fijamente. Era como si intentara encontrar algo en sus ojos, pero no encontró nada ──.
──¿Qué vas a hacer?
Leah no contestó, simplemente se acercó en silencio a la mesa y empezó a buscar entre un montón de papeles. No evitó su mirada, pero su decisión ya había echado raíces en su mente: iba a seguir su propio camino, tanto si él lo entendía como si no.
Tras unos segundos de silencio, Kevin habló con un tono teñido de represión.
──¿Crees que no confío en ti?
──Confías en mí, pero quieres controlarme más. Dijo despreocupadamente, con un deje de provocación en el tono ──.
──Siempre crees que necesito tu protección, pero en realidad no la necesito en absoluto.
Los dedos de Kevin temblaron ligeramente y se quedó inmóvil unos segundos, como si quisiera replicar, pero no le salió nada. Un malestar inexplicable surgió de repente en él, como si algo se hubiera apoderado de él. Se inclinó más hacia Leah y le susurró...
──Puedes cuidar de ti misma, pero esta situación es demasiado complicada ahora mismo para que yo te arriesgue.
Leah levantó la cabeza y le miró directamente a los ojos. Podía sentir esa complejidad en sus ojos: se preocupaba por ella, quería protegerla, incluso controlarla, pero tenía claro que no quería volver a ser el peón al que tendieran una trampa.
Hizo una breve pausa y dijo en voz baja──.
──Ya sé la verdad, Kevin. Tu madre, su muerte ...... no fue sencilla.
El rostro de Kevin se tornó irónico al instante, y el ritmo de su corazón pareció acelerarse unos latidos. Agarró a Leah por los hombros, con voz urgente──.
──¿Qué sabes? Leah, dime, ¿qué ha pasado?
──Aún estoy investigando, Leah evitó suavemente su mano, aún sin revelar mucho──.
──Pero por las pistas disponibles, no se trata simplemente de la sucesión familiar. Alguien ...... lo está manipulando todo entre bastidores.
Los ojos de Kevin se volvieron aún más sombríos, sabía que Leah no era alguien que se limitara a adivinar, sobre todo porque este asunto tenía que ver con la causa de la muerte de su madre. Aunque sus palabras eran ligeras, él podía sentir el peso de ellas. Los nervios se tensaron al instante como si fueran una bomba de relojería.
De repente, el teléfono móvil de Leah vibró y ella miró hacia abajo, mostrando en la pantalla un número desconocido. Su ceño se frunció mientras un atisbo de inquietud recorría su mente.
──No deberías continuar con la investigación. La voz al otro lado de la línea era grave y áspera, como una amenaza surgida de las sombras──.
──Detente o pagarás por tu ignorancia.
A Leah le dio un vuelco el corazón y apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que colgaran la llamada. Agarró el teléfono con fuerza, con los dedos blancos.
Kevin notó el cambio en ella y se acercó unos pasos, con un tono más urgente.
──¿Quién ha llamado?
──Alguien me avisó ──respondió Leah con calma, pero su tono contenía una tensión inconfundible──.
──Dijeron que me metería en problemas si seguía investigando.
Una mirada sombría parpadeó en los ojos de Kevin ──.
──Dime, ¿qué has investigado?
Leah negó con la cabeza.
──No, Kevin. Ahora mismo no puedo decirte gran cosa. Tengo que averiguarlo por mí misma.
Su tono era firme, como si dijera ──Sin interferir.
Kevin permaneció unos segundos en silencio. Comprendía la insistencia de Leah, pero por dentro estaba lleno de preocupación y miedo. Finalmente no dijo ni una palabra más, sino que se limitó a mirarla en silencio con ojos complicados.
──Si decides seguir por este camino ──la voz de Kevin era grave, pero con una firmeza innegable──.
──Te protegeré, necesites o no mi ayuda.
Leah levantó la vista, su mirada se encontró con la de él, tantas emociones complejas en sus ojos que no contestó, sólo se dio la vuelta para marcharse.
──Kevin, se detuvo en el umbral de la puerta y le devolvió la mirada──.
──Puede que estemos luchando contra algo más profundo que la familia.
Sin esperar más su respuesta, salió de la habitación sin dudarlo, dejando a Kevin allí de pie, con los ojos cada vez más oscuros.
Kevin permaneció largo rato frente a la ventana. Las fluctuaciones en su interior arreciaban como un tsunami, y sabía que Leah estaba a punto de enfrentarse a una tormenta de la que no había vuelta atrás, y que él, pasara lo que pasara, no sería capaz de mantenerla completamente a su lado. Ciertos secretos, ciertas crisis, se habían acercado, y su futuro hacía tiempo que había dejado de ser sólo una disputa familiar.
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Editado: 20.01.2025