Vínculo Eterno.

Capítulo 3. Parte 1

Capítulo titulado

⛧ EL MANUSCRITO ⛧

 

Se acababa de cumplir una semana desde mi primer día de clases y de la fiesta de la brumoria, una semana que ya no había vuelto a ver a Xander. Recuerdo que al día siguiente le pregunté a Sia si sabía si había vuelto a desaparecer alguien, por el tema de los gritos de la chica del bosque. Ella me respondió que no había oído nada y que de haber desaparecido alguien más, ya todo el mundo lo sabría. Pero entonces, ¿quién había gritado aquella noche? ¿A quién escuché? ¿Qué había sido de aquella chica? Lo más escalofriante fue que cuando le hablé a Sia sobre una tal Sarah de nuestra clase, y le pregunté de quién se trataba, ella me dijo que no había ninguna Sarah en clase. Y los mensajes, desaparecidos de mi móvil.

Cada noche me senté en el alféizar de la ventana esperando a que Xander apareciera, pero nunca lo hizo. Me centré en la promesa que le hice de ayudarlo, pero no sabía por dónde comenzar así que comenzaron a pasar los días y ya llevaba una semana sin saber que hacer.

Estaba sentada en el césped del instituto, compartiendo un tranquilo momento de desayuno con Sia. Mientras mordisqueaba mi sándwich y disfrutaba del cálido sol de la mañana, nuestras conversaciones giraban en torno al chico que había llamado la atención de Sia en la fiesta de la Brumoria.

El día estaba soleado, pero de repente, todo a mi alrededor comenzó a distorsionarse. Las conversaciones y risas de mis compañeros de clase se desvanecieron en un zumbido distante, y una extraña sensación de desapego se apoderó de mí. Fue entonces cuando sucedió. El mundo que me rodeaba se volvió borroso y oscuro, y me sentí transportada a un lugar completamente diferente.

Me encontraba en un bosque sombrío y misterioso, similar al que rodeaba el instituto, pero tenía una atmósfera antigua y cargada de secretos. La luz se filtraba a través de las hojas de los árboles de una manera peculiar, y las sombras parecían cobrar vida propia. Un escalofrío recorrió mi espalda mientras caminaba más adentro en esta visión desconcertante, consciente de que estaba en un lugar que no era real.

Fue entonces cuando lo vi, un símbolo enigmático tallado en la corteza de un árbol. Emitía un resplandor tenue, como si estuviera tratando de comunicarse conmigo. Las líneas y curvas del símbolo parecían tener un significado profundo y ancestral. Me sentí atraída hacia él, como si estuviera destinada a encontrarlo en este lugar. A pesar de que sabía que esto no podía ser real, que debía ser una especie de visión o alucinación, no pude evitar sentir una intensa curiosidad y una sensación de que este símbolo tenía un propósito importante. Era como si el mundo real y el mundo de las leyendas se estuvieran entrelazando de alguna manera misteriosa.

La visión comenzó a desvanecerse lentamente, y me encontré de nuevo en el césped del instituto, con Sia mirándome con despreocupación, ajena a lo que yo acababa de vivir. No sabía cómo explicar lo que acababa de experimentar, pero estaba segura de que este símbolo y mis visiones estaban relacionados con el enigma que envolvía a Xander y las leyendas que rodeaban nuestro pueblo.

—... Así que tú me dirás. —terminó de decir Sia a mi lado.

Sia me miró, esperando una respuesta que no podía darle en ese momento. Aún sentía la extraña sensación de la visión aferrándose a mí como un eco lejano. Sin embargo, antes de que pudiera reunir mis pensamientos para responder, Sia continuó con un suspiro.

—¿No has escuchado nada de lo que te he dicho? —arqueó las cejas—. He dicho que mi hermano no para de preguntarme por ti.

Sus palabras me sacaron de mis pensamientos sobre la visión. Me sentí un poco desconcertada porque Gabriel apenas me había dirigido la palabra en toda la semana.

—¿Tu hermano? ¿Qué quiere saber de mí? —pregunté con curiosidad.

Sia sonrió de manera traviesa antes de responder.

—Quiere saber si te gustaría ir a la fiesta que está organizando la semana que viene. Parece que le gustas un poco demasiado. Yo diría que incluso se ha obsesionado.

Mis mejillas se ruborizaron ante la idea de que alguien estuviera pensando en mí, especialmente el hermano de Sia. Era evidente que el chico era guapo, eso saltaba a la vista.

—¿Cuál es el motivo de la fiesta? —pregunté, quitándole importancia a lo demás.

—Gabriel no tiene que tener ningún motivo para celebrar una fiesta. La hace y punto. Y quiere que vengas.

Miré hacia otro lado, casualmente justo donde se encontraba Gabriel con sus amigos. Cuando nuestras miradas se conectaron, la apartó rápidamente. Parecía impaciente por algo. ¿Tal vez esperando la respuesta a la pregunta que me hacía su hermana?

—No sé. ¿Qué día es la fiesta?

—Aún no lo sabe, pero quiero que sepas que si te niegas va a hacer todo lo posible para convencerte a que asistas —me mordí el carrillo, pensativa—. Mi hermano es así, consigue siempre lo que se mete entre ceja y ceja.

—¿Y soy yo? —ella sonrió afirmándomelo.

Volví a mirar hacia Gabriel. No pude evitar pensar que era el tipo de chico simpático a quien todos amaban, era una persona que repartía sonrisas y se la devolvían con facilidad. Era divertido, hacía reír a cualquiera que le hablase y eso me llamaba la atención. Pero... no creo que tuviese tiempo de ninguna relación amistosa-amorosa. Y tampoco quería que estuviera persiguiéndome todo el rato.

—Pues dile que me tira más el sexo femenino.

—¿Qué? —Sia abrió los ojos como platos—. ¿En serio?

—No —me reí con el ceño fruncido—. Es para que se olvide de mí.

—Si le digo a mi hermano que eres lesbiana, será peor. Te querrá convencer de que los tíos son mil veces mejores que las mujeres sólo y únicamente por tener pene.

Solté una carcajada. Estaba segura de que las mujeres con gustos femeninos estaban en contra de eso. Es más, podría asegurar que dirían que una mujer es tres mil veces mejor que un hombre.




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