Vínculos Peligrosos

La heredera

Luego de la muerte de Fabiano, Gino continuó en la presidencia de la empresa, habían otros aspirantes a suplirlo pero consideró que era su deber seguir, por lo menos hasta encontrar al indicado.

El cambio en él fue drástico, por todo lo sucedido se volvió más callado, únicamente se mostraba alegre  en compañía de sus nietas, sobre todo con Ciara, que se mantenía muy apegada a él.

En sus ratos a solas pensaba sobre el futuro de las niñas y las imaginaba una al lado de la otra en la empresa, apoyándose, como hermanas tan unidas que son, estaría contento de marcharse de este mundo dejando toda esta responsabilidad en sus manos, aunque es algo que le parecía arriesgado. Pero si quería esto debía inculcarle todo lo necesario desde su niñez, Jeanne se interesaba en los negocios, aparte de ser de las más inteligentes y hábiles estudiantes, era evidente que aspiraría a un alto cargo.

Por su parte Ciara aunque sufrió mucho nunca dejó de sonreír, recuerda las palabras de su padre.

— no importa cuan triste estés hija, debes recordar los buenos momentos y sonreír, tu sonrisa es hermosa, como el sol y ante él no hay tristeza. Nunca, nunca lo olvides ¿me lo prometes?.

Ella recordó eso el día de su sepultura y prometió que jamás lo olvidaría. De su cuello colgaba un cadenita con un medallón que al abrirse contenía los retratos de Fabiano y Marina, su madre, la cual murió estando ella de meses.

Transcurrieron tres años y ella lo recuerda claramente, con su abuelo es casi inseparable, lo acompaña a la empresa siempre que puede, lo que más le gusta visitar es el área de producción; mirar todo el proceso por el que pasan los ingredientes hasta el embotellamiento y etiquetado. 

En un recorrido con Gino.

— hay un paso muy pero muy importante para obtener el sabor único y especial en la salsa que debes saber Ciara — le comenta él con alegría, como si estuviera acompañado de algún buen amigo.

— ¿cual es abuelo? — pregunta como siempre, con mucho interés.

— ¡ah!… es el ingrediente secreto, sin él solo sería una salsa normal, pero con solo un poco es suficiente para que cuando la pruebes haya una fiesta en tu boca, esa es la razón por la que te gusta tanto y así también a muchísimas personas.

A ella le pareció gracioso — abuelo pero ¿cual es el ingrediente secreto? ¡dime! — hizo la pregunta esperada.

- oh no, eso no es posible querida o al menos no por ahora, solo pocas personas - incluido yo - la conocemos, esto es porque hay que cuidarla, ¿me entiendes?, además por algo le dicen "ingrediente secreto".

— si abuelo, ¿pero de quien debemos cuidarla? — dijo, y luego para ser más especifica — ¿de los Romagnolli?.

Gino se detuvo y tardó en responder, no esperaba oír ese apellido y menos de ella, eso le trajo a la mente el recuerdo de Roberto Romagnolli.

— no hija, ellos ya se enteraron… hace mucho tiempo, antes que nacieras, pero eso es parte del pasado.

— oh… ¡pues yo la protegeré también, así como tu lo haces abuelo! — exclamó la niña, con un brillo en su mirada con el que se identificó.

— ¿que quieres decir con eso, quieres llegar a ser presidente de tooodo esto?, porque solo el presidente sabe como se elabora el ingrediente secreto.

— ¡yo seré presidente!, abuelo — dijo sin titubear — llegaré a ser como mi papá y como tú, cuidaré muy bien de todo.

Él no lo reflejaba pero estaba impresionado como esta niña de apenas ocho años se comprometía con tal firmeza. ¿Veía en ella una futura líder?. Para él la persona que ocuparía el máximo cargo debía saber de todo un poco, así lo escuchó de su abuelo cuando era un niño, un jefe no tenía por que estar metido todo el tiempo en su oficina, todo lo contrario si hacía falta ensuciarse las manos había que hacerlo. El escudo de un líder es la humildad con sus empleados, porque el trabajo debe hacerse bien, si alguno lo hacía mal no era motivo de despido por el contrario de enseñanza.

Entre estas y muchas otras se adquieren con la experiencia, la pequeña Ciara tiene las bases, el deseo de proteger este bien de la familia. Gino sueña con al menos poder verla ese día, su nieta Ciara presidente de la empresa Toro Rosso, aún falta mucho para eso y aunque es un hombre fuerte no sabe si le alcanzará la vida.

Más tarde en su oficina, escribe con un bolígrafo que una vez cesadas sus labores definitivas, ya sea por retiro o la muerte, dejaba como heredera principal a Ciara Marchesse y tomara cargo de la presidencia al haber cumplido la edad de 21 años. Por su parte Jeanne Marchesse al cumplir la mayoría de edad (21) sería presidente hasta que su hermana menor cumpliera la edad antes descrita, luego pasaría a ser vicepresidente.

Luego de escribir esta nota entró su abogado, previamente lo había mandado a llamar.

— buenas tardes Sr. Marchesse, aquí estoy — dijo el hombre que ha sido su abogado de confianza por más de 30 años.

— por favor, tome asiento Sr. Monterolla — dijo Gino estrechando su mano.

Tan pronto se sentó le entregó la hoja con lo escrito.

— he decidido Sr. Monterolla hacer mi testamento y allí está, hágame el favor y lo redacta mejor con las demás especificaciones que le diré más adelante pero la petición principal es esa, es muy clara como puede ver.

El abogado Monterolla asintió con la cabeza luego de haber leído  — comprendo señor así lo haré.

Se pusieron de pie y Gino lo acompañó hasta la puerta, antes de irse le dio la mano y cambió un poco su forma de dirigirse a él.

— esto es muy importante para mi Giovani — dijo Gino — probablemente la decisión más osada que he tomado, confiaré en ti como siempre lo he hecho — mirando a sus ojos fijamente.

— se a lo que te refieres Gino, yo cuidaré que se cumpla esta voluntad — dijo tomándolo del hombro y luego se retiró de allí.



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En el texto hay: traicion, amor, venganza

Editado: 13.06.2020

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