Virgen Embarazada

Capítulo 4.

 

Capítulo 4


Liam


Levanté el rostro luego de haber tomado una decisión quizás algo impulsiva de mi parte cuando me doy cuenta de que Miley está observándome. Aunque no sé dónde salió lo que pasó después.


—No vuelvas a asustarme así, Miley. — dije mientras tomaba su mano con una delicadeza que no había visto antes en mí.


—¿Qué me pasó Liam? — preguntó al tiempo que la ayudaba a sentarse en la cama.


—¿Quieres la versión larga o la corta? — cuestione sólo para alivianar un poco las cosas entre nosotros.


—La versión larga, creo que tengo tiempo para escucharla ¿Verdad? — murmuró con una pequeña sonrisa.


—Bien, te desmayaste en las escaleras, tenías fiebre así que te los chicos y yo te trasladamos aquí. — dije tratando de omitir la otra parte de la conversación.


—¿Y qué dijo el doctor? ¿Por qué me desmaye? — preguntó.


—Por deshidratación y también dijo que....bueno... —¿Qué rayos me pasa? No puedo terminar una oración coherente, pero vamos, cualquiera en mi lugar estaría igual o peor que yo.


Apenas conozco a esta chica, ¿Cómo se supone que voy a decirle que todos saben algo tan personal? Eso es algo muy privado.


¿Y qué tal si se lo toma mal? No conozco ninguna de sus reacciones y eso es frustrante.


—Una enfermera divulgo todo tu expediente médico y ahora está en redes sociales. — Solté mirándola a los ojos.

—¿A que te refieres con todo el historial? — Cuestiono intentando sonreír, pero fallando terriblemente en el intento.

—Me refiero a…absolutamente todo.

El silencio se apodero de la habitación por unos largos minutos.

Una parte de mi esperaba que se pusiera histérica, que pidiera ver qué demonios estaba pasando en las redes o que llorara desconsoladamente. Pero nada de eso paso. Después de un largo rato, se limitó a preguntar:

—¿Viste lo que se divulgo?

Su mirada carente de emociones me impacto, así que tuve que carraspear mi garganta antes de responder:

—Solo tengo la información que me dio el doctor. No he querido revisar nada de eso, prefiero saberlo de ti y no por especulaciones de alguien más.


Se limito a asentir con la cabeza y procedió a perderse en su mundo. Me senté a un lado de la camilla y tomé una de sus manos.


—¿Qué pasó? — pregunte con suavidad, puede que la mayoría del tiempo me comportará como idiota, pero eso no quiere decir que lo sea.


—Intente suicidarme. — dijo mirándome como si estuviera hablando del clima.


—¿Por qué intentaste algo así? ¿Estas loca?


—Según la psicóloga, no. — Respondió divertida.


—¿Por qué lo hiciste? Tu familia tiene dinero, eres hija única ¿Qué te llevó a intentar algo así? — pregunté un poco consternado y curioso. Sin embargo, antes de que ella respondiera la puerta fue abierta de manera brusca.


Ambos miramos en esa dirección sólo para ver a la madre de Miley que se acercaba a nosotros y parecía furiosa. De seguro intentará matarme por lo que le pasó a su hija. Sin embargo, las palabras que salieron de su boca me sorprendieron bastante.


—¿Para qué me llamaste? — cuestionó mirando a Miley furiosa. 


¿Qué rayos...?


—Yo no te llamé, lo juro. — dijo mirándola algo asustada, pero ¿Por qué?


—Yo fui quien la llamó señora. ─ Intervine sin saber muy bien cómo actuar ante ella.


—¿Por qué esta aquí? —  dijo mirándome expectante e ignorando completamente a Miley.


—No tomó muy bien la separación y apenas probo bocado en la semana, esta deshidratada. — Respondí aparentemente firme, aunque estaba nervioso y agradecí al cielo porque esto último no se filtrara en mi voz.


—A ella siempre le ha gustado hacer este tipo de estupideces e involucrarnos en shows mediáticos que ensucian nuestra imagen. —Murmuró despectivamente, a lo que Miley respondió algo molesta:


—A ti siempre te ha gustado ignorarme.


—No tengo porque prestarte atención. —Dijo su madre con indiferencia.


—Claro que sí. —Exclamó Miley esta vez algo dolida.


—Dame una razón. ─ Ordeno retadora.


—Soy tu hija. — resaltó lo obvio.


—Eso quisieras. — ¿A qué se supone que se refería con eso?


—Lo soy. — dijo Miley ya algo insegura.


—¿Estas segura de eso? — dijo su madre mirándola con diversión. ¿A que está jugando esta señora?


—No me habrías soportado toda la vida si no lo fuera. — murmuró Miley con una sonrisa algo... forzada.


—Lo hice porque me obligaron. — comentó la mujer importándole poco la tristeza de Miley.


—¿Quién te obligo? — preguntó desconfiada.


—Tu padre. —murmuró serio, entonces ¿Era verdad?


—Eso es una mentira. Mi padre nunca me ha prestado atención en absolutamente nada. — dijo tratando de ocultar el dolor en su voz.


—¿Y por qué crees que es así? — ante la pregunta Miley guardó silencio y casi creí poder escuchar como giraban los engranes de su cabeza buscando una respuesta. Al verla de esa forma, su madre sonrió de forma maliciosa.


—Si tú no eres mi madre, entonces...¿Quién es?— cuestionó Miley mirándola seria, esto es un problema de familia, o lo que sean ellas dos, entonces ¿Qué hago yo aquí?

 

 

 

Miley

 

—Una vil zorra con la que me engaño tu padre...— al escuchar esa oración sentí el aire escapar de mis pulmones.


—¡¿Que?!— grité.




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