Capítulo 13.
Miley
Tal como aseguro, Liam volvió a la habitación un buen rato después en pijama y con una bandeja en manos. En silencio dejo todo a un lado de la cama soltando un suspiro.
─Ally...
─¿Por qué me llamas así?─ Cuestione sin dejarlo terminar, no me había detenido a pensar en ello antes.
Pero justo ahora necesitaba ocupar mi mente en cualquier cosa que no implicara embarazos o nuestro terrorífico destino.
─Supongo que es un lindo apodo. ─ Se limitó a decir encogiéndose los hombros y tomando asiento a mi lado.
─ ¿Supones? ¿Ósea que no estás del todo seguro?
─No me había detenido a pensar en ello realmente. Pero siento que va contigo. ─ Respondió llevándose alguna fruta picada a la boca y pasándome el tazón con el resto.
─De hecho...sí. Es un lindo apodo. ─ Dije sin intentar siquiera probar la fruta y devolviendo el tazón a su dueño original.
─ ¿Como te sientes? ─Pregunto dejando el tazón sobre la mesita de noche.
─ ¿Física o mentalmente?
─Ambas. ─ Respondió luego de unos segundos de meditarlo, supongo.
Ahora todo lo que hacía era suponer.
─ ¿Que te digo? Siento el cuerpo alivianado, pero supongo que es por la anestesia. Además, tengo cierta incomodidad en mi zona baja...
─Bueno...supongo que es normal. Digo, dado el proceso que se llevó a cabo y eso. ─ Murmuro con evidente incomodidad.
Un silencio sepulcral ocupo la habitación por unos minutos. Y por un momento, lo agradecí. Pero pronto me vi buscando como mantener una conversación porque no me gustaba el rumbo que estaban tomando mis pensamientos.
─ ¿En qué piensas?
La pregunta lo descoloco por unos segundos, incluso tuve que repetirla porque el también parecía estar perdido en sus propios pensamientos.
─Talvez merezco todo lo que me está pasando. ─ Dijo con una mirada que yo conocía muy bien, pues yo también la portaba:
La culpa, la confusión y el miedo creando matices en su mirada azulada. Me sentí tan identificada en su mirada que fui incapaz de emitir alguna palabra, y ante mi silencio comenzó a explicarse o más bien...a desahogarse.
─Nunca he sido un buen hijo, tampoco un amigo envidiable. Ni siquiera valoro a las chicas con las que he estado. Y ¿qué decir de mi vida? Hace apenas un mes no tenía ni puta idea de qué hacer con ella y ahora algún malnacido me está manipulando.
Su voz sonó cargada de frustración. Y ya que él había sido sincero, decido que era también el momento de desahogarme por primera vez en mucho tiempo, porque tal vez esta oportunidad no se volvería a presentar con alguien que me entendiera tan bien como él.
─De ser así entonces yo también me lo merezco. Alejé a mi padre de mi a medida que fui creciendo. El suicidio rondo mi cabeza más veces de las que puedo recordar...
─No te atrevas a pensar en ello ahora. ─ Advirtió con cierto temor en su voz, y aunque quise sonreír por ello, no pude.
─Dame una buena razón para no hacerlo. ─ Objete sin detenerme, tal vez presionando más de lo que debería. Necesitaba sentir que era importante para al menos una persona en el mundo. Que yo le haría falta a alguien. No supe lo que realmente quería escuchar hasta que lo escuché de sus labios.
─Porque te necesito Ally, no lo soportaría sin ti.
Su respuesta vino acompañada de su mano sobre la mía y ese pequeño gesto logro calentar mi corazón.
─Eres más fuerte de lo que crees Liam. ─ Aseguré pasando una mano de manera suave sobre su mejilla, pude sentir los rastros de barba, lo que me hizo sonreír sin saber muy bien por qué.
─Eso es lo que creen todos. ─ Murmuro con apenas voz desviando la mirada por unos segundos, intente contradecirlo. Pero entonces recordé algo importante: yo no conocía a Liam, así que en realidad no sabía que tan fuerte podía llegar a ser emocionalmente. Después de todo, ocultar tus lagrimas siempre resultara más fácil que intentar porque estas triste.
Nos quedamos así, uno al lado del otro con las manos entrelazadas. Supongo que acompañándonos de manera silenciosa. Su mano era cálida, tan solo unos centímetros más grandes que la mía.
Contrario a lo que pensé, ese pequeño gesto logro tranquilizarme y ponerme ansiosa a la vez. Por lo que escasos segundos después sentí todo mi cuello caliente, al igual que los pómulos de mi rostro. Me sonroje sin poder evitarlo y no intente ocultarlo. Si él lo noto, fingió no hacerlo, pues pasamos un largo rato en aquella posición. Una eternidad después, dejo un pequeño beso en la mano que sostenía y abandono la cama.
Sentí un vacío al instante al igual que una sonrisa se asomó a mi rostro sin poder evitarlo. Es increíble el espiral de emociones que me hizo sentir ese pequeño gesto, es como si escuchara la voz de alguien luego de una eternidad de silencio. Y eso se sintió tan bien que silenciosamente me prometí repetirlo.
─ ¿Maratón de películas?
Su pregunto logro sacarme de mis pensamientos. No me di cuenta de que había encendido el plasma y se dirigía nuevamente hacia la cama.
─ ¡Claro! Yo escojo. ─ Respondí con algo de entusiasmo, acomodando los almohadones para quedar levemente alzada.
─Ninguna película rosa. ─ Advirtió Liam con la ceja arqueada.
─No quiero ver nada de terror. ─ Asegure sin importarme mucho lo de la "película rosa".
─ ¿Que tal...Garfield? ─ Cuestiono observando la lista de películas en la pantalla.
─Solo si tienes la parte dos. ─Respondí acomodándome a su lado.
Nos esperaba un muy largo camino, uno que prometía ser un desastre. Pero a pesar de todo, me reconfortaba tener compañía. Porque al menos no estaría sola esta vez y realmente esperaba no volver a estarlo nunca.