Virginia Colt, Investigadora Privada

Cap. 13 El mundo de Greg

“¿Qué determina que se acaben los sueños? Parece que la vida tiene trazado el camino de una persona, largo o corto, eso se vería viviendo”

Virginia lloraba tomando la mano de Paul, que se quejaba:

—Rayos… Duele.

—Lo siento, no pude cuidarte.

—Virginia… Fuiste mi única amiga en la vida… Ahora puedo ver a Grace… A tu tío y a una hermosa niña junto a ellos.

—Nooo… No me dejes.

—Sé que lo encontrarás y los vengarás, estaré a tu lado… Para…—tosió—ayudarte… siempre.

Dan se abría paso en medio de la gente y vio a la ambulancia llevándose a un chico maltrecho:

—Jim, dime, ¿qué pasó aquí?

—Lo siento Estévez, tu hija los hizo puré a todos, hay un chico malherido.

Entonces la vio sosteniendo la mano de Paul y fue a ella:

—Virginia…

—Se muere, papá, Paul se muere…

—Vamos Paul, lucha, lucha—decía él.

Él intentaba mantenerse despierto y un paramédico lo revisó:

—Pulso bajo, vamos, vamos.

Lo estabilizaban y se lo llevaban, su padre la vio toda sucia de sangre y la cubrió con su chaqueta, entonces la llevaron a declarar a la jefatura.

 

La noticia corrió por todos lados y Ronda escuchaba a Mercy narrarles los por menores, claro a su modo.

Dicen que ella se volvió loca y comenzó a pegarle a todos, entonces Paul intentó detenerla y entonces ella le clavó un puñal.

—No te creo…

Esa chica se chifló, tal vez hasta drogada estaba.

Ronda había escuchado tantas versiones de ese asunto, pero la de Mercy era la más impactante y la que ella divulgaría en redes.

Entonces hizo un en vivo desde su computador y comenzó a narrar la historia de la chica drogadicta y loca.

“Atacó a todos drogada, hasta su mejor amigo”

 

Gregory Tanner miraba él en vivo de esa chica y se sorprendió y cuando vio el lugar de donde era la transmisión tragó grueso: Era el sitio donde el año que venía su padre y su familia se mudarían a vivir.

Si su familia se daba cuenta de que San Paul no era el paraíso que ellos pensaban, tendrían que cambiar de planes y él hacerse una nueva idea del ambiente elegido.

Miro a su gato Amburgueso, recostado en su cama, muy a sus anchas, era muy mono Amburgueso, gordo, color ceniza, con orejas en su punta de color blanco y las patitas con toque blanco.

—Si mi padre se entera de esto, cambiará de sitio de residencia y ya me había hecho a la idea de vivir en San Paul.

El gato comenzó a lamerse sin dar cuenta de lo que su dueño decía y entonces se levantó y decidió hacer un en vivo por internet, preparó el escenario y Amborgueso se levantó interesado.

Le gustaba salir en los videos de su amo, cuando vio acomodar el escenario ya estaba a su lado:

—Te preocupaste Amborgueso, eso es bueno.

El gato solo deseaba salir en video y que le dijeran lo lindo y bello que era. Su dueño le colocó un chalequito e inició un programa nuevo del Mundo Greg.

—Aquí, desde el lugar más caliente de mi corazón, les envío besos a las nenas que me ven y comentan y un superpuño a los chicos que me siguen, como siempre Amburgueso está junto a mí.

El gato comenzó a sobarse a las piernas de su amo:

—Hermoso, saluda a todos.

Lo cargo y el gato miraba fijamente a la cámara.

—Este enlace que hago es para compartir mi absoluta oposición a todo tipo de violencia entre jóvenes, como pasó hace poco en San Paul, chicos recuerden amo la paz y si amas la paz… Manito arriba.

La sonrisa del apuesto chico de ojos grises quedó congelada y Ronda suspiró:

—Es tan lindo, quiero un novio así de apuesto como Greg.

 

 

Nidia se enteró de lo pasado y fue a ver a su hija al hospital en donde le vendaban las manos y al ver a su esposo preocupado se acercó alarmada.

—Dan, dime ¿qué pasó?

—Nidia, unos tipos molestaron a Virginia y a su amigo, el chico está luchando por su vida.

—¿Y Virginia?

—La atienden en este momento.

—¿La golpearon?

—No… Es decir ella… Qué te puedo decir, está mejor que los otros chicos.

Vio salir al doctor:

—¿Cómo está Virginia?

—Le dimos un sedante para el dolor, pero está bien, le tomamos radiografías en sus manos y no tiene fracturas.

Nidia preguntó:

—¿Por qué hicieron eso?—miró a su esposo—díganme.




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