Viriginia Colt, investigadora privada

Crucial

Hay situaciones que te impactan en la vida, momentos que te marcan para siempre y determinan lo que eres. No importa la edad, no importa la condición. Si la experiencia se presenta, solo debes vivirla y sabes que después de aquello ya nada será igual.

Este es el caso de Virginia, quien, de niña, vive una experiencia que cambia su vida para siempre y la aleja de dos de sus seres queridos.

Eso la vuelve fría, obsesiva y con una sed de justicia y venganza.

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“La vida me enseñó que cuando tienes que cerrar una etapa debes volver sobre el principio de la misma y así todo tendrá el final esperado”.

Virginia.

Su voz rompió el silencio.

—¡Tú mataste a mi tío Francis!

—Sí, lo hice —le gritó—. Y disfruté mucho de hacerlo.

—¡Nunca te lo perdonaré!

Le rayó el rostro con la lata y de él emanó sangre, entonces comenzó a golpearlo y él a recibir sus golpes, pero parecía que no le hacía nada.

—¡Mataste a esa niña!

—Sí, y lo volvería a hacer.

El sujeto le dio un solo golpe que la envió contra la furgoneta.

—Eres una imbécil, intocable y un cuerno —escupía sangre en el suelo.

Virginia, aturdida, se rehizo y le preguntó.

—¿Intocable?

—Eso decía él, a ella no hay que tocarla, ella es de nuestra sangre —sonrió con malignidad—, pero yo no te veo como mi sangre.

—Así que él te mandaba.

—Él me enseñó todo lo que sé sobre cazar.

Intentó reír, aunque al hacerlo le dolió todo su cuerpo.

—¿Cazar niñas pequeñas? ¡Qué grande te crees!

—Presas… —Se iba acercando.

Virginia lo esperó con los puños cerrados, iba a dar pelea, su última pelea, y esperaba ganar la batalla.




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