Virindia Homiterra: El Guía Del Futuro

10.

–¿Y cómo es tener un padre? –preguntó la Aurora curiosa a su espalda.

–¿De qué hablas? Tú tienes un padre –señaló extrañado Virindia.

–Hablo de uno de verdad, el destino sólo viene y me dice cosas para luego irse –la decepción se podía escuchar en la voz de la niña.

–Bueno, es tranquilizador saber que alguien te cuida –respondió Virindia y ambos guardaron silencio antes de que continuara–. Al menos el Destino te habla, la madre tierra sólo me responde de vez en cuando –murmuró con molestia Virindia.

–Supongo que después de todo no somos tan especiales para ellos –finalizó la Aurora y continuaron caminando en silencio.

–Puede que no, pero le debo todo a mi madre y estoy seguro de que le importo –concluyó volteándose a ver a la Aurora, Virindia creyó nunca haber visto unos ojos tan brillantes, tan profundos, como si la galaxia se abriese ante él en ellos, estaban tan llenos y tan vacíos al mismo tiempo que resultaban incómodos de ver.

Esos ojos que guardaban los secretos del universo, sabían más de lo que debían y callaban más de lo que querían.

–¿Por qué me sigues? –preguntó Virindia, dejando de caminar y acercándose a ella.

–¿Por qué le haces caso a una fuerza que te creó sin darte explicaciones, que te usa y no te da mayor recompensa que existir? –preguntó la niña–. No sé a ti, pero a mí no me gusta mi destino. Es inútil intentar cambiarlo, pero es frustrante ser un espectador, quizás por eso nos crearon, para que miremos de más cerca, para robarnos nuestros ojos.

–¿Qué quieres decir?

–Somos únicamente el instinto egoísta de nuestros creadores de no desaparecer, de dejar de ser espectadores, acaso tu madre hace algo además de hablar, porque mi padre solo me pide que mienta una y otra vez, solo soy su pequeña paloma mensajera, usada cuando lo necesita –exclamó con frustración la niña.

–No puedes atreverte a decirles egoístas, ellos nos dieron todo, lo que pisas fue creado por ellos, lo que piensas es gracias a ellos, lo que comes te lo dieron ellos, hasta tus inseguridades son fruto de su ingenio.

–Eres, ante todo, terriblemente ingenuo Homiterra –señaló la Aurora mientras continuaba caminando.

–¿Y tú lo sabes todo? –preguntó molesto Virindia.

–No, probablemente ni siquiera nuestros padres sepan todo, pero sé más que tú… sin duda –respondió entre risas burlonas.

Virindia decidió ignorar las falacias dichas por su nueva compañera.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.