Encuentros en los Bordes

Emily, una chica de 22 años, se muda a su nuevo apartamento, buscando un nuevo comienzo después de una serie de dificultades en su vida. Mientras desempaca sus cosas, se siente abrumada por la soledad y la sensación de estar perdida en un lugar desconocido.
  
  -¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Realmente puedo empezar de nuevo?- se pregunta para sí misma mientras coloca libros en una estantería vacía.
  
  Decide salir al balcón para tomar aire fresco y contemplar la ciudad. Mira alrededor, buscando algún indicio de vida en el edificio frente al suyo.
  
  Al otro lado, en el balcón del edificio frente al suyo, Lysandro está fumando un cigarrillo y observando el bullicio de la calle. Su mirada se cruza con la de Emily y por un momento, hay una chispa de reconocimiento en sus ojos. Sin embargo, ambos apartan la mirada rápidamente, cada uno perdido en sus propios pensamientos.
  
  -¿Quién es él? Parece tan… misterioso,- reflexiona Emily, sintiendo una inexplicable curiosidad por su nuevo vecino.
  
  -No importa, debería enfocarme en terminar de desempacar, y luego encontrar un trabajo-
  
  Emily decide salir a explorar la ciudad en busca de un trabajo que le ayude a establecerse en su nuevo hogar. Camina por las calles observando los edificios altos y las tiendas bulliciosas con curiosidad.
  
  Después de entregar varios currículums y recorrer varias cuadras, se encuentra frente a un pequeño café con un cartel pequeño que dice “Se busca personal”. Siente un impulso repentino y decide entrar para preguntar por el trabajo.
  
     -No se si este sea mi trabajo soñado, pero si quiero mantener mi apartamento tendré que aceptarlo-
  
  Dentro del café, el aroma al café recién hecho y 
  el murmullo de los clientes la hacen sentirse acogida. Se acerca al mostrador, con seguridad, y pregunta por el empleo. El dueño del café, un hombre amable con una sonrisa cálida, le ofrece una entrevista de inmediato.
  
        -¿Tienes experiencia cómo camarera?- pregunta el dueño del café 
        -No mucha, pero estoy dispuesta a aprender- dijo Emily con mucha determinación.
        -Muy bien, nos falta personal, y se ve que tú tienes muchas ganas de conseguir el empleo-
        -¡Sí! así es, me seria de mucha ayuda conseguir el empleo!-
        -Genial, entonces estás contratada!-
        -Muchas gracias señor, juro que no lo defraudaré!-
  
  El dueño del café le da el empleo y Emily acepta con gratitud. Está emocionada por la oportunidad de trabajar y la gente nueva que conocerá en su nueva ciudad. 
  
  Más tarde, después de su primer día de trabajo, Emily regresa a su apartamento, sintiéndose cansada pero feliz. Se sienta en su balcón para descansar y disfrutar del aire fresco de la noche.
  
  Es entonces cuando se escucha la melodía suave de una guitarra proveniente del balcón de enfrente. Se queda escuchando dejándose envolver por la música suave que flota en el aire nocturno. Cierra los ojos y deja que la melodía la lleve a un lugar de tranquilidad y serenidad.
  
  Mientras escucha, su mente se vuelve hacia su vida en la ciudad, llena de nuevas posibilidades y desafíos. Se pregunta qué le deparará el futuro y si este nuevo comienzo será realmente lo que necesita para encontrar la felicidad y la paz que tanto anhela.
  
  De repente, la música se detiene y Emily abre los ojos, sorprendida por el silencio repentino. Se queda allí por un momento, escuchando el zumbido de la ciudad a su alrededor y preguntándose si volverá a escuchar la música de su misterioso vecino.
  
  Decide retirarse a su apartamento, pero la melodía de la guitarra sigue resonando en su mente mientras se prepara para dormir. Se acuesta en su cama, sintiendo una sensación de calma y curiosidad por lo que el mañana traerá.
  
  Así, en medio de la tranquilidad de la noche, Emily se sumerge en un mar de pensamientos y emociones, listos para enfrentar los desafíos y las aventuras que le esperan en su nueva vida en la ciudad.