El último mensaje

Otra noche en que no podía conciliar el sueño. Otra vez sin dormir revisando el feed de mis redes viendo las perfectas vidas de mis conocidos, y yo en soledad con mi celular. La lluvia golpeaba suavemente la ventana, y el reloj marcaba las 3:00 am. Estaba absorta en mis pensamientos mientras pasaba una historia tras otra de mis ¨amigos¨ cuando me llegó un mensaje de un número desconocido.

| Desconocido: ¿Te gustaría ver la foto que he tomado de ti?

Fruncí el ceño, confundida. Sin pensarlo mucho, respondí.

| Clara: ¿Quién eres? ¿Qué foto?

Pocos segundos después, llegó un nuevo mensaje, acompañado de una imagen. Mi respiración se cortó al verla: era una foto mía, tomada desde fuera de su ventana. Llevaba el mismo pijama con el que estaba ahora, acostada en la cama, mirando mi celular.

—¿Qué carajos...? —murmuré, sentándome de golpe.

Corrí hacia la ventana y miré afuera. La calle estaba vacía, no había nada ni nadie, solo el sonido de la lluvia que rompía el silencio. Cerré las cortinas apresuradamente y volví a mi celular, mis manos estaban temblando.

| Clara: ¿Quién eres? ¡Esto no es gracioso!

| Desconocido: Eso no importa. Pero me gusta cómo luces con ese pijama azul.

El celular se me resbaló de las manos automáticamente. El nudo en mi garganta crecía mientras sentía un frío recorrer mi espalda hasta los pies.

Estaba sola, no sabía que hacer. Intenté llamar a la policía, pero la línea no se conectaba. Probé con mis padres y con mi mejor amiga, pero nada, no hubo respuesta. Cada intento fallido me hacía sentir más aislado.

Otro mensaje llegó.

| Desconocido: Cierra la puerta, Clara.

Miré hacia la entrada de mi cuarto. Estaba abierta. ¿Siempre estuvo abierta? Con movimientos rápidos, corrí hacia la puerta y la cerré con seguro.

—Esto no está pasando —murmuré, abrazándome a mí misma.

El teléfono vibró de nuevo.

| Desconocido: ¿Crees que un seguro me va a detener?

Mire la pantalla con los ojos desorbitados. Las luces de la habitación parpadearon brevemente, sumiéndose en una sombra intermitente que me hizo sentir que alguien estaba justo detrás de mí.

—¡Basta! —grité, lanzando el celular contra la pared.

| Desconocido : No deberías hacer eso.

Por inercia, retrocedí hasta el rincón más alejado de la habitación. Pronto se escucha un ruido suave, como un susurro, proveniente del pasillo. No quería abrir la puerta, pero algo en mi interior gritaba que debía hacerlo.

—Es solo mi imaginación... solo mi imaginación... —me repetía como un mantra.

Finalmente, me armé de valor y abrí la puerta de un tirón. El pasillo estaba vacío. Sin embargo, al girarme para cerrar, noté algo en el espejo de cuerpo completo que tenía en la habitación frente a la cama.

La figura de una mujer oscura, casi translúcida, estaba parada detrás de mí, inmóvil, con la cabeza ladeada y los ojos vacíos. Mi instinto me hizo girar sobre mis talones, pero no había nadie detrás.

Volví a mirar el espejo. La figura seguía allí. Ahora sonriendo.

—Esto no puede estar pasando... —susurré, con lágrimas surcando mi rostro.

El teléfono vibró de nuevo. Lentamente, lo levante del suelo, ignorando la pantalla rota, para leer el último mensaje.

| Desconocido: La luz no te salvará. Estoy dentro.

El teléfono se apagó definitivamente, dejándome en completa oscuridad. De repente, la figura en el espejo comenzó a moverse por su cuenta, avanzando hacia mí.

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Cuando Clara no respondió los mensajes de su madre al día siguiente, la policía fue llamada a investigar. Encontraron su habitación en desorden: la ventana rota, el espejo hecho añicos y el móvil con la pantalla completamente negra.

Sin embargo, no había rastros de Clara. Solo un mensaje en la pared, escrito con lo que parecía ser polvo carbonizado:

A veces, lo que temas es exactamente lo que buscas...

El caso fue archivado como una persona " desaparecida ", pero quienes entraron a la habitación después juraban escuchar el eco de un teléfono vibrando ... aunque la habitación estaba completamente vacía.