¿volver al pasado? Honor o amor, los vestigios del Corazón

P1. Cap 7. El cuervo y la esmeralda

P1. Capítulo 7

El cuervo y la esmeralda

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La elegante mansión de la familia Walton era motivo de envidia para aquellos cuyo camino se vio envuelto entre esos suntuosos muros de hormigón. Sus áreas abiertas adornadas por el delicado entorno natural se elevaban junto a la impoluta construcción blanca donde la servidumbre no era más relevante que aquellos sofisticados jarrones y ornamentos importados que adoraban su interior.

No obstante, por más hermoso que pudo haber sido la apariencia de este hogar, la pesaba energía que lo embargaba lo convertía más bien en un refinado reclusorio. Pero ¿qué se podría esperar de un gran nido de cuervos cuyos avariciosos corazones no habían dudado de eliminar aquellas pequeñas piedras que se atravesaba en su camino a la perfección? Lo cierto era que en su autoproclamada escalera al éxito esta familia se había ensuciado las manos en más de una ocasión. Y muy probablemente si Ean era imprudente con Nicolás iba a volver a pasar.

Ean se encontraba caminando con paso seguro a través del pasillo, siendo seguido por el eco de sus pisadas que revelsban su posición. Ese día él se encontraba ahí para encargar a su padre, o eso pensaba él, verdaderamente lo único que quería era aplazar cualquier intento de matrimonio para así poder disfrutar enteramente de su nuevo entretenimiento secreto.

El gran entusiasmo que estaba experimentando Ean era extraño de ver en una persona tan egolatra como él. Este nuevo oasis que había descubierto no lo iba a dejar ir tan fácil, ya le había pedido a su asistente que desarrollara el plan para su siguiente cita, por lo que lo único que faltaba era convencer a su padre de un falso enamoramiento, después de todo el viejo aún creía en el amor. Al detenerse al final del pasillo da dos golpes con su nudillo sobre la puerta que conectaba con el estudio de su padre.

Ean - padre, voy a pasar - dijo anunciando su llegada para posteriormente abrir la puerta sin esperar respuesta alguna

Sr. Walton - ¿quién te dio permiso de entrar? Desaparece de mi vista - comentó sin apartar la mirada del papel que estaba leyendo

Ean - padre, hoy no he venido a pelear, solamente deseo pedirle un favor

Sr. Walton - ¿no sabes cumplir con tu palabra y aun así tienes la desfachadéz de venir hasta mi casa a pedirme un favor? Lárgate de aquí antes que te desconozca como hijo

Ean - sé que estás molesto, reconozco que no he actuado de la manera correcta; sin embargo, vengo aquí a negociar.

Esas últimas palabras captaron por completo la atención del gran monarca de los negocios, haciéndolo por fin despegar la vista del informe que estaba leyendo

Sr. Walton - te escucho

Ean - la razón por la que rechacé a la señorita Lucía la última vez que me organizaste una cita a ciegas es porque no puedo aceptar estar con ella, deseo pedirte suspender la búsqueda de una esposa por un tiempo limitado, lo que quiero es poder estar con alguien a quien realmente amo; deseo ser capaz de encontrar a mi esposa por mi propia cuenta, al igual que tu lo hiciste con mi madre - la espléndida actuación de Ean se veía tal cual un joven caprichoso y enamorado, quien buscaba la comprensión de su padre, la cual parecía estar obteniendo resultados positivos - si no lo consigo una vez pasado el tiempo aceptaré a cualquier mujer que padre crea conveniente para preservar el apellido de la familia.

Sr. Walton - de acuerdo - dijo tras unos momentos de deliberación - tienes un plazo de 5 años para encontrar a tu pareja, si no lo consigues en ese tiempo me obedecerás sin queja alguna ¿entendido?

Ean - muchas gracias padre, no lo defraudaré

Sr. Walton - bien, ahora sal de aquí, necesito terminar mi trabajo.

Acto seguido y de forma diligente Ean acato la indicación de su padre y cerrando la puerta salió de esa madriguera, había conseguido su objetivo y ahora todo seguía de acuerdo a su plan.

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Antes que cualquiera pudiera notarlo el implacable tiempo parecía correr cada vez más acelerado, ya la semana se había pasado en un parpadeo. Al día siguiente iban a tener su segunda cita y Nicolás no podía ocultar su emoción; él había salido a buscar el presente perfecto, pues quería demostrar lo agradecido que se sentía con Ean y expresar su creciente interés en él.

En otras palabras, el incauto Nicolás había tomado la apresurada decisión de darle rienda suelta a sus sentimientos y permitirse enamorarse de este apuesto y atento chico que había llegado de imprevisto a su vida. En su mente imaginaba interminables escenas donde ambos compartían un ameno tiempo de cálidos momentos juntos y guiado por ese sueño permitió dejar que todo fluyera, deporsí, ¿no había cosas que estaban destinadas a ser? Y muy probablemente su amor era una de ellas. Solo le restaba esperar y ver que le deparaba el futuro.

Mientras caminaba observó una pulsera de cuero negra con detalles morados acompañada por acabados alusivos al leopardo, tenía la fuerza la confianza y la seguridad que le transmitía Ean. Aunque pequeño Nicolás lo consideró el regalo perfecto

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"Deseo tomar tu mano y caminar juntos hasta nuestro atardecer, frente al mar de un corazón embargado por el deseo de amarte"

~Nicolás Lien
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