P1. Capítulo 10
Dominó
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Si bien la señorita Lucía tenía más de una razón para guardarle rencor a aquello que le había quitado la oportunidad de reforzar la soberanía y el renombre de su familia, haciéndola pasar por una humillación y una sensación de ridículo que de tan solo recordarlo le hacía hervir la sangre.
Lo cierto era que la imprudencia, egoísmo y altanería de Ean habían inconscientemente empujado a su ahora amante hacia una atención poco grata de una chica deseosa por una sed de venganza. Cuyo principal fin era el de dañar a Ean, poco le importara lo que pasara con aquel "desubicado" que por ahora lo acompañaba.
La verdad entre más lo pensaba más asco le generaba; por poco se llega a convertir en una esposa de tapadera, quien sabía cuantas enfermedades tenía aquel sujeto que se se hacía pasar por alguien tan moralmente superior.
En eso una peligrosa idea interrumpió sus pensamientos ¿Y si ella empezara a regar aquel rumor? Después de todo y dada su posición, su familia sería la primera en reprochar tal deshonroso comportamiento, sencillamente el encargado por preservar el legado familiar no podía ser gay. ¡Era una idea brillante!. ¡Podría voltear la historia a su gusto! Fue ella la que rechazó al joven Walton para preservar su honor sobre aquel degenerado..... Pero había algo que le incomodaba, si bien ella venía de una familia cuyo perfil era bueno y tenía ciertos beneficios, no era tan ilustre como la de la casa Walton y ellos podrían responder fácilmente a sus provocaciones con la carta de la "loca despechada"; era muy riesgoso y peor aún, se jugaba su reputación. Pero que pasaría si el ataque iba dirigido hacia aquel "ofrecido" que lo acompañaba, dudaba que fuera más que aquella simple y mortal alma que desgraciadamente se había atrevido a poner sus sucias garras en lo que estaba destinado ser para ella. Lucía había tomado una decisión y ya no había vuelta atrás.
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Mientras tanto, nicolás se encontraba limpiando y empacando sus cosas en el taller de arte, había terminado su clase y pronto se iba a reunir con sus amigos.
Tres semanas habían pasado y Nicolás Lien sentía que vivía en un sueño, hasta el momento todo con Ean estaba yendo de maravilla, si bien no habían podido verse tan seguido desde aquel día por la ajustada agenda de Ean, Nicolás trataba de mantener la comunicación, por lo que conversaban cada que podían.
Sabía que que Ean era un hombre muy ocupado; por lo que se convencía a si mismo (mientras justificaba la tardanza de hasta 3 días en contestar un solo mensaje) con que no podía ser desinterés, Ean lo amaba, él simplemente sino deseaba contestarle correctamente, cosa que Nicolás sumisamente lo aceptaba y tomaba como "normal"
Esto lo hacía sentir un vacío en su interior que poco a poco lo iba deprimiendo, sin embargo, solo era necesario recordar aquellos fugaces encuentros con su novio para enternecer su abandonado corazón. Los besos eran algo que no hacían más que mejorar, en las pocas veces que se pudieron reencontrar los besos se habían vuelto un poco más intensos, le asustaba pero a la vez le honraba el sentirse deseado por alquilen como Ean. Al recordar aquellas escenas su corazón empezaba a latir cada vez con más fuerza, como si lo estuviera llamando con desesperación. Todo su ser ansiaba aquel momento en el que el mundo se detenía y todo lo demás dejaba de importar.
Su mente ahora no dejaba de redirigirlo hacia el pensamiento de Ean y el deseo de recibir un solo mensaje suyo no hacía más que aumentar, quería escuchar su voz, tomar su mano, rodearlo entre sus brazos y undir su cabeza entre aquel amplio mar que conformaba su pecho.
No obstante, Nicolás consideraba que debía de controlarse un poco, no podía pensar en aquellas escenas mientras recogía y limpiaba los materiales de la clase que acababa de dar. Sin embargo se encontraba tan encimismado que no notó a Juliet (directora del lugar en donde se impartía el taller) entrar por la puerta, haciéndolo pegar un gran brinco en cuanto escucho su voz
Juliet - veo que ya acabaste
Nicolás - no me asustes así! - dijo entre risas después de pegar un brinco tras aquella inesperada intromisión - así es, ya me voy a casa
La sonrisa de Nicolás era algo que no se podía esconder y su jefa lo notó. "Nicolás es un chico muy tierno, es imposible no querer molestarlo" pensó.
Juliet - ¿y esa sonrisa? Te veo muy feliz, acaso te ha pasado algo bueno últimamente?
Nicolás - a mi?! Pues no sé que decirte, pero creo que ya todo por fin se va acoplando
Juliet - eso es bueno. Hoy vas para el barrio 21? He estado colaborando con una amiga para un negocio y hoy quedamos para ir a ver un local, como tengo que pasar por ahí y te puedo dejar cerca
Nicolás - ¿¡en serio!? Que lastima, justamente hoy tengo planeado salir a comer algo con unos amigos, será para la próxima.
Juliet - no te preocupes - su conversación se vio interrumpida por una llamada entrante - Oh parece que mi amiga llegó antes! nos vemos.
Nicolás había terminado de organizar sus cosas y con el salbeque al hombro termino de salir del aula. Hoy se iba a ver con sus amigos tras un largo tiempo, tal vez podría comentar un poco con Kevin sobre su nuevo noviazgo y pedirle algunos consejos, pues sabía que este último ya había tenido sus experiencias.
No obstante, al salir fue visto por Lucía, la amiga que la señorita Juliet estaba esperando, en ese momento ella se quedó boquiabierta, y controlando fuertemente su impulso de encararlo y gritar a los cuatro vientos lo "ofrecido y descarado" que era ese hombre, se abstuvo de decir ni una sola palabra, no podía creer su buena suerte, ahora estaba un paso más cerca de su presa.
Nicolás se dirigió a la cafetería donde trabajaba Kevin para recogerlo y poder irse al encuentro con John; estaba haciendo buen clima, donde la suave brisa generaba una sensación agradable en el ambiente. Al llegar se encontró a Kevin hablando con otro hombre, este era más alto que Nicolás, su cabello era pelirrojo y llevaba un abrigo que se notaba costoso."Kevin al notar el ruido en la puerta voltea a verme y me sonríe de forma amigable"