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Los días que había pasado con Edwina en Wanaka le habían ayudado a mantenerse distraída y a levantar el ánimo luego de todas esas noticias y cambios drásticos que habían pasado en menos de una semana. Pero ya había llegado el momento de volver a la realidad y a las tareas cotidianas.

Sin embargo, había algo que seguía dándole vueltas en la cabeza: la conversación que había tenido con Howard McIntyre. Era verdad lo que le había dicho, ella había venido por Ian, había decidido adelantar sus prácticas por sugerencia de él. Pero, ¿qué había ahí que ella deveras quisiera hacer y que no hubiera estado basado en alguien? ¿Había algo que ella de verdad quisiera hacer ahí, para ella misma? La respuesta fue “No”, o al menos no en ese momento ni en esas condiciones.

Decidió no tomar ninguna decisión hasta no tener la mente más clara e intentó continuar su vida normalmente. El lunes la esperaba con nuevas tareas en la escuela, preparación para pruebas y un nuevo comienzo en su trabajo como practicante.

Luego de ir a clases en la universidad, se dirigió a las oficinas del Ministerio de Cultura, esperando que el ánimo no se le fuera al suelo sabiendo que Daniel no estaría ahí esperándola.

En cuanto Will la vio llegar, le indicó que fuera a la oficina de Jeffrey, donde él ya la esperaba. Will ya había sido inormado de las tareas que llevaría a cabo en ausencia de Daniel, y también le habían informado oficialmente que transferirían a Jessica a algún departamento distinto. El pobre Will tuvo que disimular lo mejor posible que él ya sabía sobre todo ese cambio para no delatar a Daniel.

—¿Qué tal tus vacaciones?—preguntó Jeffrey a Jessica una vez que llegó a su oficina.

—Necesarias, aunque no estuve ociosa—dijo Jessica.

—Me da gusto que las hayas aprovechado tus días libres—dijo Jeffrey —. Como sabrás, he enviado a Daniel a atender algunos asuntos fuera de Nueva Zelanda ahora que el proyecto de la exposicón ya concluyó y todo quedó en manos del equipo de Te Papa. Will estará asumiendo las tareas de Daniel entre tanto él regresa. En cuanto a ti, y pensando en que puedas concluir tu periodo de prácticas con nosotros, decidí asignarte al equipo de Eddie Mears. El es otro de nuestros gerentes de proyectos, aunque él está más al reporteo, inventarios y revisión de otro tipo de proyectos culturales—explicó Jeffrey.

—Bien, entonces iré a presentarme con Eddie Mears y a ponerme a la orden—dijo Jessica, asumiendo su deber.

—Me parece bien—dijo Jeffrey sonriendo —. Ten en cuenta, Jessica, que oficialmente tú sigues bajo mi autoridad. Este es un ajuste temporal y en apoyo a Eddie. Si necesitas algo o surge algún inconveniente, cualquier cosa que requieras, sabes que puedes venir conmigo.

Jessica asintió y sonrió, y se dirigió de inmediato a buscar la oficina de Eddie Mears. No le tomó mucho encontrarla y cuando llegó, encontró la puerta abierta y adentro un hombre de una curiosa cara: era alargada y pálida, y los ojos un tanto saltones parecían estar al mismo tiempo adormilados y la boca muy pequeña y delgada.

—Buenas tardes, ¿señor Mears? Soy Jessica Albarrán— dijo ella al tocar la puerta para anunciarse —. Soy del equipo de Jeffrey Cole y de Daniel Bentley. Me indicó Jeff que me presentara aquí, para ayudar en su departamento.

—Ah, si, es usted. Pase—dijo Eddie sin entusiasmo y casi con fastidio. Se puso de pie y entonces le indicó a Jessica que lo siguiera.

—¿Jeff o Daniel le dieron alguna información sobre lo que hacemos en este departamento?—preguntó mientras caminaba rápidamente, pero sin voltear a ver en ningún momento a su nueva practicante.

—No, no me mencionaron nada—respondió Jessica un tanto apenada.

El hombre no dijo nada y aunque Jessica no podía ver su rostro, alcanzó a escuchar una especie de bufido de inconformidad y se imaginó que iría  

—Pues verá, Señorita Albarrán—dijo con un tono de evidente molestia—. Aquí, en el Programa Internacional de Diplomacia Cultural, nos encargamos de ayudar a establecer y mantener la presencia cultural de Nueva Zelanda en regiones o países clave en el extranjero para impulsar el perfil y los intereses económicos, comerciales, turísticos, diplomáticos y culturales de nuestro país.  De nosotros depende que no solo se dé a conocer la historia y cultura de Nueva Zelanda, sino de conservar, preservar y mantener en las mejores condiciones los objetos físicos e intangibles del patrimonio de nuestro país. ¿Comprende la importancia de nuestro trabajo?

Jessica asintió, sin embargo al escuchar toda aquella explicación no pudo evitar sentirse un tanto amedrentada. Esto era definitivamente otro mundo al . Eddie notó de inmediato el nerviosismo de su practicante; estaba asustada e incluso distraída, lo cual empezaba a irritarle. Seguramente le habían enviado a una de las niñas que sólo sabe preparar café, pensó. Sin embargo no era que Jessica no supiera hacer nada de eso, muchas de las tareas que Eddie le estaba mencionado ella ya había aprendido a realizarlas cuando estaba con Daniel. Era la forma en la que el hombre le estaba presentando todo el panorama lo que la había

—Le digo esto porque no quiero ofenderla— continuó diciendo con arrogancia Eddie, haciendo que Jessica volviera a la realidad—, pero hubiera preferido que me asignaran a alguien con más experiencia. Y no entiendo cómo es que tantas tareas tan importantes de la exposición en Te Papa le fueron delegadas a una practicante extranjera…—

Estas palabras, más que ofenderla hicieron que el aplomo de Jessica regresara.

—Perdón que lo interrumpa—dijo Jessica ante el asombro de Eddie —. Esta no es la primera vez que paso por una situación de emergencia. En meses pasados, Daniel Bentley, mi supervisor, se ausentó en varias ocasiones y yo estuve a cargo de las tareas pendientes y de dar seguimiento al avance del proyecto. Estoy segura de que puedo ser la asistente que usted necesita. Claro, si usted me ayuda a lograrlo.