Volverás a ser mía

7

—¿Qué piensas de ir a mi apartamento a hablar? —pregunta Kiram mientras despeja su cuello para dejar algunos besos. Necesitaba tanto su olor, ella es todo para él. Esta consciente que debe demostrarle lo mucho que la ama, con actos y no con palabras. Diliana a pesar de todo es una mujer muy sensible, pero no es tonta.

—Bueno —contesta envuelta entre sus brazos.  Era como si nunca se hubieran separado, su corazón late por él cómo el primer día en que se dio cuenta que lo amaba.

Llegaron al apartamento dónde subieron abrazados, en el momento que entraron, Diliana sintió como el recuerdo de aquella noche se hizo presente en su mente y en su corazón. Tomó asiento en la sala mientras Kiram busca una botella de vino. Pone dos copas en la mesa del centro, abre la botella para llenar las copas. Le ofrece una y toma asiento a su lado abrazándola fuerte, no quería perder un minuto lejos de ella. Había pasado demasiado años sin poder inhalar su aroma.

— Kir, hay un tema importante que tenemos que tratar. — toma la palabra Diliana.

— Dime mi reina. — le exhorta a hablar llevando la copa llena de vino a sus labios.

— ¿Que va a pasar de hoy en adelante con nosotros? ¿Cómo nos vamos a ver? No quiero que piensen, que me he interpuesto en tu relación, en tu matrimonio. —se expresa llena de miedos.

— Mi amor, nunca pienses eso. Mi relación con Kesha ha estado muerta desde que empezó. Nunca la he tocado desde que nos casamos.  —dice poniendo su copa en la mesa para luego mirarla a los ojos—. Yo me casé con ella obligado por mi padre. La última noche que pasamos juntos, esa en que ambos nos entregamos por última vez. ¿No sé si la recuerdas? —Diliana asiente, ¿Cómo ella olvidaría esa tarde? Sí fue la que le cambió su vida para siempre—. Ella y sus padres llegaron diciendo que estaba embarazada y mi padre sin preguntar me obligó a convertirla mi esposa. — ella sabe cuán difícil era el difunto padre de Kiram. Además de que siempre la rechazó por su estatus económico. Diliana no era pobre, pero su familia no era tan rica como Kiram.

— Explícate Kiram, creo que no estoy entendiendo. ¿Estuviste con ella estando conmigo? — preguntó mirando su expresión. Kiram lleva su manos a su cabeza, no sabía cómo iba a responder a esa pregunta y mucho menos como lo tomará.  No está preparado para volverla a perder.

— Según Charlie, sí — dice mientras baja su mirada — Yo no lo recuerdo, te lo juro. Ni la reconocía. Él me contó que fue una noche que salimos a una de las tantas fiestas a las que íbamos de la universidad. Supuestamente, bebí sin medida y me la llevé a un hotel. Aún no lo puedo creer, ya que no tengo ningún recuerdo de esa noche y no acostumbraba a beber hasta perder la conciencia. Solo recuerdo que le contaba a Charlie los planes que tenía contigo, que eras el amor de mi vida. Que estaba seguro de que tú eras mi amor eterno. Que te pediría matrimonio en cuanto terminaras los estudios. Luego ya no recuerdo nada.  

— Yo no supe eso. — todo lo que este le cuenta la toma de sorpresa.

— ¡Lo sé, amor! Ya no supe que paso después. Me desperté en un cuarto de hotel sólo y desnudo. Con dolor de cabeza, me bañé y me fui. Al mes ella aparece con sus padres alegando que estaba embarazada de mí. Y mi padre creyó en su palabra, sin dejarme alguna opción. —explica.

— ¡Oh, mi amor! No puedo creer que no hayas hecho nada, que solo seguiste las órdenes de tu papá, así sin más. —dice extrañada pues siempre Kiram había priorizado su relación.

—Lo intente. Me negué a casarme con ella, pero mi padre y el suyo dispusieron de todo, obligándome a aceptar. Propuse esperar a una prueba de paternidad, pero se opusieron rotundamente, y según ella yo no podía hacerla que pasaran por esa "humillación" dejándome solo un camino. — en la mirada de Kiram hubo un destello de tristeza, temía que ella fuera a dejarlo de nuevo. Temía lo peor, no deseaba volverla a perder.

— ¿Alguna vez la pudiste ver cómo tu esposa? —  Diliana pregunta a pesar de que seguramente no le gustaría la respuesta, pero quién era ella para juzgarlo. Ella se casó al igual que él, obligada por las circunstancias y no se arrepiente, pues fue feliz en lo que cabe. Daniel se esforzó por ser un buen esposo y la aceptó aun cuando sabía que amaba a otro. De seguro aun lo fuera si su esposo estuviera vivo. Diliana lo ve negar y su corazón volvió a latir.

— Nunca pude y por eso te odia sin conocerte. Yo la veía como la destrucción de mi felicidad, luego llegó el niño y éste llenó mi vida de paz. Lo pude ver crecer. Estuve en su vida en cada momento, pero a ella solo la pude apreciar cómo la madre de mi hijo. — suspira — Llegó el momento en el que ella empezó a salir con diferentes hombres. Yo lo supe siempre, pero no me molestaba. En fin, así era más fácil para mí. Yo solo vivía por mi hijo. Cuando mi hijo cumplió sus doce años le expliqué la situación y le pedí el divorcio a Kesha, pero ella se ha negado desde entonces.

— ¿Por qué que no lo hace, si no hay amor entre ustedes? —pregunta sin entender la actitud de la mujer que evidentemente le robó su felicidad y la de su familia.

Recordó el día que descubrió su embarazo. Su madre estaba a punto de un colapso, para ese entonces no era tan común ser una madre soltera y menos dentro de las clases sociales. No podía decir quién era el padre de su hijo, porque no conocía su paradero. Danny quien siempre le dejó claro que él la amaba, se ofreció a ser padre con la condición de que nadie supiera que Daniel no era su hijo biológico.

Una lágrima traicionera baja por su mejilla, ¿Cómo puede ocultarle a Kiram que Daniel es su hijo, si cuando lo vea se dará cuenta de la verdad, ya que a pesar de que su hijo no tiene tantos rasgos físicos parecidos a los de Kiram tiene sus misma mirada, su porte e inteligencia. Su color de piel es el de ella y sus facciones están combinadas entre los dos.

— Porque no quiere que sea feliz contigo. —simplifica, sacando a Diliana de sus pensamientos— Ella te piensa la responsable de que yo no la pudiera amar. Alejandro se dio cuenta de lo que pasaba y se fue a estudiar a un internado en Londres, quiere estudiar administración ya que será el heredero de todos mis bienes. —Diliana asiente. Ella no podría separarse de sus hijos. Es como mamá gallina, para estar completa Daniel y Fabio deben estar a su lado.




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