Volverás a ser mía

13

Entraron a la cabaña, por dentro tiene un lado rústico, pero con un toque de elegancia. En la parte atrás pasa un hermoso lago, es un lugar muy acogedor. Caminan conociendo el espacio, van a subir a segundo piso, cuando escuchan a sus hijos llegar corriendo a ellos.

- ¡Mamá! – gritan Daniel y Fabio al ver a su madre.

-Hola, chicos ¿Cómo pasaron el camino? – pregunta la mujer dejando un beso en sus mejillas.

- ¡Bien, mami! Alejandro fue con el chofer por nosotros y primero pasamos a comer. – dice emocionado Fabio.

- ¡Qué bueno! Bien, déjenme acomodarme y bajo para que me cuenten.

   Kiram y Diliana subieron a la habitación que compartirán. Era la primera vez que duermen juntos en la misma casa, con todos sus hijos. La habitación era espaciosa, contaba con su propio baño y un jacuzzi. Ya habían enviado la ropa con una de las empleadas, ya la había acomodado. Buscaron ropa en el armario y van directo a quitarse la pesadez de un día de trabajo. Diliana llena la tina poniendo un poco de aceite de lavanda para relajarse. Ella es la primera en entrar, luego le hace espacio a Kiram para que se acomode detrás de ella.

- ¿Cómodo, amor? – pregunta mientras pone su cabeza en el pecho de su hombre.

-No como quisiera – la toma de la cintura pegándola a su cuerpo, haciéndola consiente de sus emociones.

     Un susurro tímido sale de sus labios. Kiram besa su cuello y baja por la espalda haciéndola suspirar con cada uno de sus besos mojados. Diliana voltea quedando ahorcada, sube su manos a su cabello y le da un beso suave. Un beso que les subió la temperatura de poquito hasta intensifícalo. Se separamos al quedarse sin aliento. Baja sus labio por el cuello llegando al valle de sus senos, haciendo lo que mejor sabe hacer. Se sentían en el espacio. Solo Kiram sabía cómo extasiarla con sólo un beso. Sus cuerpos ya se hacían uno con cada entrega. Sus almas unidas por el amor que se profesan mientras alcanzan el máximo de los placeres. Salieron de la tina como pudieron y se adentraron en la regadera para darse un relajador baño, Kiram pasó jabón por su cuerpo mientras Diliana hacia lo mismo con el de él. Se pertenecen, son un solo ser.

- ¡Te amo mi reina! — le besa bajo la lluvia artificial mientras se enjuaga.

-También te amo vida. -no se cansan de profesarse su amor pro todos esos años en lo que no pudieron decirlo.  

-Este fin de semana lo vamos a pasar muy bien. Acompañados de nuestros hijos. – la abraza con fuerzas, para luego salir de la ducha.

-Sí, será uno sin preocupaciones, sin celular. Los vamos a guardar en la gaveta para dedicarnos todo el tiempo a nosotros. – Kiram le pasa la toalla.

-Muy bien, desconectarnos de todos. – concluye el hombre.

   Se vistieron con ropa cómoda, ya era de tarde así que se pusieron unas pijamas cómodas y calentitas ya que hacía un poco de frío. Bajaron a la sala de estar donde se encontraban los adolescentes y pasaron el resto de tarde/noche entre risas y juegos de mesa. La tecnología había quedado en la ciudad. No Internet, no celulares. Solo ellos como familia. Entrada la noche y asaron malvaviscos. Contaron historias tanto de terror como cómicas.

Ya cansados todos subieron a sus habitaciones. Diliana se puso una babydoll para impresionar a Kiram, quería que la viera hermosa, así que en lo que él se dio un ligero baño ella puso color a sus labios del color de su vestimenta, rojo pasión. Soltó su cabello y lo acomodo para que se viera sensual. Cuando Kiram sale del baño la encuentra acostada en su cama esperando por su hombre. Él la mira como un lobo hambriento y se acomoda junto a ella, pasando sus dedos delicadamente por su piel.

-No sabes cuanto había soñado con este momento. — dice besando su hombro.

-Me siento tan feliz. He pasado un hermoso día gracias a ti. – él le besa su cuello.

-Si tú eres feliz yo también lo soy. – su voz era más ronca, llena de lujuria y deseos.

- ¡Oh, amor! – musita Diliana mientras siente los labios de su hombre sobre piel.

-Dili, me gustaría que nos casemos y tengamos un hijo -se sincera el hombre que desde que se reencontraron no ha usado ningun tipo de protección, pero no ni así su amor ha quedado embarazado, ese era el momento para conseguir procrear otro hijo. Diliana palidece al escucharlo.

-Kiram, tenemos que hablar. -se sienta en la cama- Yo… -suspira, era mejor decirlo de sopetón.

- ¿Tú? -la incita a hablar.

-Bueno, yo, cuando tuve a Fabio pedí que me operaran para no tener mas hijos, como mi medico era amigo de Daniel y mío aceptó a operarme joven. -El mundo de Kiran dio vuelta, En ese momento agradeció la vida de Daniel, quien sería el único fruto de su amor, pues él no expondría a su esposa a otra operación para tener hijos,. Eso era largo y tedioso. No lo hará cuando ella ya estaba curada del procedimiento.

Kiram no contesto nada, solo la beso con tanta intensidad que Diliana olvido por completo el tema haciendo el amor hasta que sus cuerpos no resistieron más.

 El sábado llegó con un hermoso sol dándole en el rostro haciendo que despertaran temprano. Diliana va a levantarse, pero siente que la tienen abrazada fuerte a un caliente pecho. Lo siente respirar tranquilo y deja un beso en su pecho. Trata de levantarse sin despertarlo, pero es inútil. Mientras más lo intentaba más la aferraba a él.

-No te vas a levantar aún. — le dice cuando trata de persuadirlo. Le da un beso que le hizo perder el control de su cuerpo. Después de ese delicioso mañanero decidieron bajar a desayunar con los chico.

-Mami tienes que ir a comprar para esta noche. Tenemos la revancha de Alejandro contra Daniel en ajedrez. — dice Fabio con entusiasmo.

-No estoy seguro de que vayas sola cariño — dice Kiram poco convencido.

-No te preocupes por mí, amor. Voy a estar bien. Que me puede pasar en un lugar tan alejado. — dice tranquila.

Cuando terminaron de desayunar, sube a buscar su bolso, toma las llaves y sale. Toma el carro de Kiram y empieza el viaje para el supermercado. Había visto uno a unos dos kilómetros de la cabaña. Va cantando mientras conduce, mira por el retrovisor que un BMW negro viene a toda prisa pasando por su lado, se pone en medio haciendo que tenga que frenar bruscamente. Bajan dos hombres encapuchados con armas largas. La sacan del auto montándola en el BMW y dejando todas sus cosas en el auto de Kiram, en medio de la nada. Diliana siente que le ponen un metal frío que no tardó en saber que eran esposas y una capucha para que no pueda ver. Le ponen el cinturón y siente como el auto comienza a moverse.




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