Vuelve a mi

Capítulo 1: Autómata

Observé mi reflejo en el espejo y lo que vi me dio pena. Estaba echa una mierda, con unas gran ojeras y mi piel pálida y demacrada. Me toqué mis labios resecos y agrietados y la imagen que vi no me gustó nada. Pero ya no quedaba nada por hacer, ya no. Mi pelo rizado, antes tan pulcramente cuidado parecía un nido de pajaros. Me fijé en mis ojos marrones y la imagen que recibí me destrozó por completo. Mi mirada reflejaba tristeza y un gran vacío que nadie sería capaz de rellenar.
Suspiré y me fijé en la hora, si seguía así llegaría tarde a mi trabajo y no me lo podía permitir. Me duché rápidamente, sin observar mi cuerpo. Sabía que había perdido peso y que mantenía preocupados a todos, pero estaba intentando salir adelante con los pocos pedazos que quedaba de mi.

Llevaba varios días sin dormir propiamente, cada vez que intentaba cerrar los ojos los recuerdos me acechaban y las pesadillas volvían a mi. No me sucedía esto desde hacía muchísimo tiempo y estaba comenzando a resquebrajarme más de lo normal. No estaba descansado y mi cuerpo me lo estaba confirmando. Desayuné un café con poco azúcar y una tostada de mantequilla, saqué a Anu y corriendo cogí el transporte para mi trabajo.
Ya en el autobús me puse mis auriculares y comencé a mirar por la ventana, sin darme cuenta que me volví a fijar en mi aspecto. La imagen que me reflejaba, era una chica joven de 24 años, pero sin ninguna ilusión. Sin ninguna meta, ni ninguna ambición. Me había dejado perder. Sabía que tenía que parar de autosabotearme, pero hoy era unos de esos días en los que no quería ni podía. Estaba a gusto en mi propio infierno. 
Cuando vi que llegué a mi destino salí corriendo del bus y me dispuse a entrar al pequeño restaurante en el que trabajaba de camarera junto a dos chicas más.
Cuando Luca se fue, entré en un estado de shock que dejé de ir al trabajo y a las clases. No quería salir de mi departamento pensando que en cualquier momento él regresaría, pero no fue así. Finalmente me despidieron y tuve que dejar la carrera ya que no me lo podía costear.
Hana me esperaba en el mostrador sonriente mientras sonaba una canción de Dua Lipa a todo volumen, aún no habíamos abierto el restaurante por lo que nos lo podíamos permitir.

-Hoy te veo un poco mejor Rizos.- Dijo Hana guiñándome un ojo. Yo reí  por el mote que me había puesto. 
-Si tú lo dices...-Suspiré y comencé a ponerme el delantal.-Llevo sin dormir bien desde hace más de un mes. Últimamente no consigo coger el sueño.- Ella me miró preocupada y tocó mi brazo, en señal de apoyo. 
-Otra vez las pesadillas? - 

-Sí, no consigo deshacerme de ellas, me persiguen a todas horas, en todo momento, como si fuese un fantasma.-Susurré para que solo ella me pudiese escuchar.

-Bueno no pasa nada  Hana, debemos abrir esto si no queremos que Ed se enfade con nosotras y nos grite holgazanas. - Imité la voz de Ed, que era un poco aguda. Le guiñé un ojo y comencé a abrir la puerta principal para  que comenzasen a venir los clientes.

Hana era mi mejor amiga desde hacía tres años, cuando la conocí en este lugar. Rápidamente conectamos aunque ella fuese menor que yo por un año. Era bastante madura para su edad, pero las circunstancias la hizo ser así. Yo la entendía, es por eso que nos llevábamos tan bien. Las dos habíamos sufrido. Era de orígenes árabe, pero vivía en Londres porque huyó de su familia. Querían imponerle una vida que ella no quería. Tenía el pelo negro, bastante   largo y ondulado. Sus ojos eran de un color verde mezclado con motitas caramelo. Su rostro siempre se me había hecho familiar pero no sabía de donde. Quizás algún compañero de la carrera o alguien que había conocido hacía mucho tiempo.

Cuando terminamos nuestro turno. Hana me esperaba en la puerta del restaurante.
-Hoy ha sido un día agotador, hemos tenido que atender a muchísima gente. - Refunfuñó Hana como siempre. Yo le sonreí y negué con la cabeza. 
 

-Es la misma gente con la que lidiamos, no seas una dramática y exagerada. - Le di un pequeño empujón y le saque la lengua en señal de burla. Ella me miró con mala cara y bufó como si fuese un gato. 
 

-Hoy es sábado, podríamos ir a algún pub, disfrutar de la noche, conocer a algún chico. - Me sonrió de forma sugerente. Yo rodé los ojos. Volvía al mismo tema. 
 

-Sabes que no me apetece ir a ningún pub Hana. Esos sitios no están hechos para mi. No me gusta que haya tanta gente y tengamos que tocarnos. - De solo pensar en tanto hombres en un mismo sitio, me entraba un pánico que era imposible de controlar. Les tenía pánico, no quería que se me acercaran. 
 

-De verdad que no entiendo esa negación y a salir a conocer gente nueva. Chicos nuevos. Tu ex fue un cabrón y debes olvidarlo Kat.-Me dijo un poco molesta. Le había contado un poco de mi vida, obviando muchos detalles. Solamente le conté lo que me había sucedido con Luca, como lo conocí y por cuanto tiempo estuve con él. No le conté lo que me sucedió hace ya ocho años. De hecho nadie sabe de la violación múltiple que sufrí. De sólo volver a pensarlo se me puso mal cuerpo. Solo quise volver a mi refugio y esconderme en la cama, con mi perro y no salir de ahí jamás. 
 

-Nunca lo entenderías Hana, no te preocupes. Disfruta de tu sábado noche, yo me voy a ir a mi casa. Estoy muy cansada.-Le di un beso y me dispuse a marchar sin dejar que me pudiera contestar o intentar convencerme de ir a algún pub con tantos chicos. Me volví a estremecer y  sentí como si me estuvieran observando. 
 

"s tu imaginación Kat. No pueden hacerte daño. Estás lejos de casa. Ellos no están aquí."

Comencé a andar a paso más rápido con ganas de ir a mi casa y no salir de ahí. Me estaba dando la paranoia y no podía seguir así. Por suerte  el bus llegó rápido y me pude montar.

Cuando bajé del bus, volví a sentirme observada y un pánico recorrió toda mi espina dorsal. Agarré fuertemente mi mochila y comencé a correr. Menos mal que mi casa estaba a la vuelta de la esquina. 
Cuando llegué al portal, suspiré cansada de estar corriendo. El corazón me latía a mil. Hacía tiempo que no hacía ejercicio. Subí corriendo  al ascensor y fue cuando pude relajarme completamente. Estaba a salvo. Cuando llegué a mi planta estaba todo en penumbra y me di cuenta que había  una persona  al lado de mi puerta. Comencé a sudar y pensé lo peor. Venían a por mi, de nuevo.



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En el texto hay: amor-odio, amor, traicion celos

Editado: 27.09.2024

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