Vuelve a mi

Capítulo 5: Nuevo destino, viejos recuerdos

Alguien me estaba moviendo delicadamente y comencé a desperezarme. Me había quedado dormida en el avión. Me resultó extraño sabiendo que mi sueño era una mierda. Había veces que tenía que tomarme alguna pastilla para conciliarlo. Mi cuerpo estaba recuperando todas las horas que no había podido dormir. Y lo agradecía, ahora mismo no parecía tan insana.

—Señorita ya llegamos. Me gustaría comentarle algo—, dijo Khaled—Realmente yo no soy el director del orfanato sino un empleado más. Cuando deje sus maletas y su perro en su casa la estaré esperando en el jardín que hay en el orfanato y la guiaré hasta el director—,  yo asenti dudosa.

Nos dispusimos a bajar y unos señores nos saludaron. Yo solo meneé mi cabeza en señal de saludo.

El avión aterrizó en una especie de helipuerto, miré a los alrededores y vi las dunas del desierto. Hacía bastante calor por lo que empecé a sudar. A unos cuantos metros vi un gran edificio rojo con varias plantas. Parecía muy rústico. Sin embargo a los lados se encontraban dos grandes bloques de pisos modernos, con unos grandes ventanales que los cubría por completo. Contrastaba con lo moderno y lo viejo. Y a la vez era hermoso. Intuí que el gran edifico era el orfanato mientras que el resto se trataban de oficinas. Miré asombrada todo. Destilaba riqueza por todas partes.

El orfanato y los edificios  se encontraba a las  afueras de la ciudad según me había comentado Khaled por lo que hoy no podría visitarla. Khaled me dijo que el director iba a explicarme cómo iba a funcionar todo y cómo podía moverme por aquí.
Me di cuenta que estábamos en una especie de propiedad privada ya que a lo lejos se divisaba unas rejas por lo que no entendí como podía estar un orfanato ahí.

—Los señores Zizi son muy generosos con la ciudad. Construyeron este orfanato para que los niños sin  recursos, sin padres y a los que abandonan tuvieran una vida mejor. Esto pertenece todo a la familia. Además esos edificios son las oficinas oficiales de los señores—, dijo Khaled, yo lo miré sorprendida.

—¿Es que acaso tienen más negocios?—. Él me miró asombrado.

—¿No conoce a los señores Zizi?—.

—No, la verdad es que no. Pero luego buscaré detenidamente no te preocupes Khaled. ¿Te puedo tutear? —. Él me sonrió y asintió.

—Tienen varios negocios. Una cadena hotelera, y varias agencias de turismo y ocio por esta zona. Además de este orfanato—.

—¿Son ricos, no?—. Sabía que había dicho una estupidez. Sólo había que ver en el avión que hacía apenas unos segundos había estado.

—Exacto. Ellos controlan la ciudad. Pero son buenos señores—. Dijo Khaled con orgullo.

—No lo dudo...—. Hice una pequeña mueca. Realmente me costaba creer lo que decía Khaled. Podía ser perfectamente su perro faldero y decir maravilla de ellos. Pero hasta que yo no los conociese no podría decir si eran buenos o no.

Un hombre se interpuso entre nosotros por lo que tuvimos que parar bruscamente. Me miró de pies a cabezas y un escalofrío me recorrió completamente. Hubo algo en su mirada que me perturbó.

—Buenos días  señor Zizi—. Dijo Khaled sonriente.

Miré sorprendida hacia el hombre. Él era el Director y no es que luciese muy mayor. Quizás tendría como máximo cincuenta y para su edad era bastante atractivo. Su rostro se me hizo familiar pero no le di mayor importancia. Tenía el pelo canoso y una mandíbula cuadrada. Sus ojos eran de un marrón verdoso, muy penetrante. Además era bastante alto, quizás 1,85.

—Buenas Khaled—se dieron un apretón de manos y me miró, — ¿Ella es la nueva trabajadora? —, una sonrisa un poco extraña apareció en su rostro. Y la sentí demasiada falsa.

—Buenas, ¿señorita Fernández no?—, me tendió su mano y yo haciendo de tripas corazón accedí a dársela.

El agarre  de manos duró para mi gusto demasiado. Además me dio un apretón muy fuerte. Lo miré sorprendida y él solo me sonrió de esa manera tan falsa. ¿Pero qué diablos le sucedía?

—Señor Zizi nos estábamos dirigiendo hacia al despacho, ¿no hay ningún problema?—. Dijo Khaled.

Se miraban entre ellos como si me estuviesen ocultando algo. El aura en el que nos adentramos en cuánto vino el Señor Zizi se puso pesado y me estaba empezando a desagradar. No entendía que es lo que estaba sucediendo. Y tampoco me lo explicarían.

—Claro Khaled podéis ir para allá. Os estaré esperando con ganas —, El señor Zizi volvió a mirarme de arriba a abajo y en su rostro se dibujó una mueca de asco. No entendía, ¿qué había hecho mal?

Se giró sin siquiera despedirse y vi como iba directo hacia los edificios. Que hombre más maleducado.

Miré a Khaled esperando una explicación sin embargo me desvió la mirada y comenzó a caminar hacia el edificio rústico.
Mi cabeza no paraba de dar vueltas sobre este encuentro. Había sido una bienvenida tan fría y tan desagradable. El señor Zizi no me daba buena espina y de solo pensar que tendría que estar con él en una habitación, a solas, hacía que todo mi cuerpo temblase. Me daba pánico.

Cuando llegamos al orfanato no pude evitar abrir mi boca. Era simplemente hermoso. En el centro de este se encontraba un patio abierto y que lo decoraba con una gran fuente llena de agua. Alrededor se encontraba unos pasillos que dirigían hacia las clases, según me estaba explicando Khaled. En la segunda planta se encontraban las habitaciones de los niños junto a la sala de profesores. En la parte trasera del orfanato estaba la cocina, junto al comedor. Y tras unas grandes puertas se encontraba el jardín donde jugaban los niños. Estaba todo muy bien equipado y se notaba que habían invertido tiempo y dinero para que los niños estuviesen cómodos.

Tras un breve recorrido por el orfanato Khaled me llevó hacia otra área más alejada del orfanato. Estaba lleno de césped y no parecía que estuviésemos en el desierto, si no fuese por las maravillosas dunas rojizas que se veían a lo lejos. Vi que nos estábamos acercando a una zona donde habían pequeñas casitas y entendí que una de ellas sería mi nuevo hogar. No pude evitar emocionarme.



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En el texto hay: amor-odio, amor, traicion celos

Editado: 27.09.2024

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